Críticos, desde ultratumba, o todavía en el más acá, ¿se preguntarán?: ¿y si cometimos un error, o una injusticia, y Zegarra no era… tan idiota como dijimos?
Yo me río CON Zegarra. No me río DE Zegarra. ¿Por qué habría de reírme de él? Y a veces sufro, pues sus películas son (no sufro al reconocerlo) ‘insufribles’. Pero si no tengo corazón para negar que… sus películas son: ¿Cuál es la palabra? (que el lector escoja la que le parezca mejor y llene la línea de puntos ……….), por supuesto, lo que quieran, no hay problema, pero el truco, lo que me interesa, es que son, además de todo lo que se pueda decir contra ellas… algo más. Y es un algo más que no es poco. Así que presten atención.
Hasta (o sobre todo) su manera de tomarse en serio (si eso es tomarse en serio) ¡y vaya si lo hace! no puede tomarse en serio (si eres serio.) Qué ‘respetabilidad’ podría obtenerse con esta película… Lo haya sabido o no, lo haya reconocido o no, le haya immportado o no, y le sale natural, ¡marca autoral!, es un autor paródico y autoparódico, su sentido del humor (grueso, ¿y por qué no?) es notable, y funciona (no digo que siempre). La burla DE TODO (involuntaria, y no) es grande; y provoca incluso la franca risotada. Un detallito: si no tiene nada que perder (‘pato feo’) goza de una envidiable libertad para hacer lo que se le antoje. Poseído kitsch & trash.
La desnudez con la que el director narciso deseoso de trascender, ser famoso, rico, importante, etc., adicto al autoelogio, desnuda deseos generales, no exclusivos. No es elegante atribuirle y de manera concentrada la estupidez fingiendo que no nos salpica a todos. Qué hace Zegarra al supuestamente contarnos su vida. Nos dice que sí tenía sentido, que él era un elegido, que siguió su vocación, que cumplió su misión, que fue discriminado, que tuvo enemigos, que supo al final imponerse, con la ayuda de Dios, que lo logró, que es alguien, que ha triunfado: esforzado final feliz pese a las vicisitudes.
¿Podemos creerlo? Podemos dudarlo. Pero algo logró. Exasperarnos, divertirnos, zambullirnos en su delirio. El del ego con su presunta grandeza. ¿No es más bien una crítica a toda una ideología, aunque esa no fuera la intención?
En un más allá con respecto al sentido burgués del ridículo, tiene la dignidad para enunciar verdades sobre nuestra propia ridiculez, por otra parte, tan humana. Y permítaseme: lo hace con estilo. Describe (horror) una mentalidad que sus ‘enemigos’ comparten. No importa que no lo reconozcan. Pato feo ha triunfado. Y se ríe DE ustedes, porque fue capaz de expresar un mundo propio, ‘de culto’.