Cultura

Chabuca Granda desde La Habana en su centenario (1920-2020) por Julio Barco

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El estreno del homenaje Chabuca Granda desde La Habana es un justo merecimiento a una de nuestras más altas cantautoras.  Este no es un homenaje más  sino que se trata de un doble reconocimiento: por un lado, por los 100 años de Chabuca Granda, y, por otro, una afirmación de la unión del canto de Chabuca con los sones de Cuba. Este homenaje tiene a Helson Hernández como director y productor general, con invitados de México, como Paulina Izquierdo; de Perú, como Julie Freundt; de Cuba, como Lindiana Murphy, quienes por cierto unen sus talentos para interpretar  El Puente de los suspiros, uno de los temas más sentidos de todo el proyecto, y homenaje internacional a nuestra cantautora. Por otro lado, se suman muchos músicos cubanos, como María de Jesús, con su bella interpretación del tema Amor Viajero; también escuchamos el piano y la voz de Félix Bernal que interpreta magníficamente El Surco. Este tema, de lejos, es uno de los más hermosos de todo el proyecto. Cito algunas líneas de la canción:

En una hora triste quise cantar

Y dentro de mi canto quise gritar

Y dentro de mi grito quise llorar

Pero tan sólo canto para callar…[1]

Esta hermosa composición sintetiza en sí misma todo el voltaje lírico de Chabuca: metáforas como joyas rutilantes que — como el buen simbolismo egurianosugiere y no menciona directamente, y es, claro, una suerte de manifiesto del temple interno de su sensibilidad: una marea profundamente sanguínea donde el arte y la necesidad de cantar es vital como la vida misma.  En el sentido anteriormente calibrado, la idea de clarinar, —por ejemplo—, es decir, ese atrevimiento del que pretende hace de su voz una melodía y ritmo, pasión y belleza, es una afirmación a ese oscilar del canto, esa dubitación donde la  no solo representa la intimidad y subjetividad propias sino, como en el caso de Chabuca, se torna un registro coral, que se populariza y se canta o susurra como parte de la propia atmósfera. Así es el arte popular que brota de ciertos labios y luego purifica el aire se hace canto de generaciones, voz de multitud, la misma multitud que se encierra en el solitario oyente que goza de sus ritmos. Una voz canta y encanta a todas, aunque su perfume anónimo quede regado como jazmín nocturno.

Este último punto, coincide con una conversación que dio Chabuca donde explicaba, humildemente, que lo importante de su arte, era el tema de su arte, los personajes, la esencia, y no necesariamente ella. Sin embargo, sin ella, ese mosaico de posibilidades no se conocería ni llegaría a deleitarnos ni alcanzaría los niveles que solo su talento personal y su tesón podían alcanzar.

Volviendo al documental, también aparece el embajador de Perú en Cuba, Guido Toro, que ofrece una idea del trabajo de promoción cultural dedicado a difundir la música de Chabuca Granda. Desde otra orilla, Teresa Fuller, hija de Granda, aparece agradecimiento el homenaje y esperando que sea posible que se realice este año en Cuba. Así como Ricardo Palma, J. Gonzalo Rose, César Calvo, Sebastián Salazar Bondy o Julio Ramón Ribeyro, Chabuca Granda es motivo de pensar el canto que nace de intempestivo movimiento de las ciudades, de las odiseas y movimientos de sus personajes, de los sueños y amores que profesan propios como ajenos. Muchos de los que vivimos en Lima, la grisácea, de seguro pasamos siempre por la famosa Alameda Chabuca Granda e ignoramos la fina poesía de su arte y la autoría de sus ritmos. Esta es una gran oportunidad de darle una vuelta a ese pasado que, perpetuamente, se refresca y persiste como pozo en la mirada de los nuevos oyentes que disfrutan del tono sutil y apasionado de su música.  Pueden entrar directamente dando click en este link:


[1] https://www.youtube.com/watch?v=kJsw6j_2Z9I&t=115s

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