Cultura

“…César Vallejo como Paul Celan, dos poetas para mí fundamentales, hablaron de Extremadura en sus poemas”

Una entrevista al escritor español Mario Martín Guijón

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Mario Martín Guijón (Extremadura, 1979) es novelista, ensayista, poeta y profesor universitario. De su paso relámpago por nuestro país, rescatamos el siguiente diálogo, realizado por las calles del centro de Lima, después de encontrar algunas joyitas literarias.

Mario, estuviste en la Primavera Poética realizada en el Perú. Cuéntanos sobre tu experiencia en el Festival.

Fue una excelente experiencia poder conocer en persona y escuchar a poetas de toda Iberoamérica. Pero sobre todo lo fascinante para mí fue conocer Lima, esta metrópoli al lado del Pacífico. Desde España se tiende a amalgamar en “literatura hispanoamericana” sin tener en cuenta que cada país tiene una tradición diferenciada y, en el caso del Perú, obviamente muy rica. De los mejores ratos fueron los que pasé por Quilcas ojeando en esos puestos de libros con tu asesoramiento. Y los paseos por el Jirón de la Unión, desde la Plaza de San Martín a la Plaza de Armas, quedarán en mi memoria, pero claro, estuve menos de una semana y me quedo con ganas de conocer más.

Sabemos que tu obra se mueve en varios ejes. ¿Cómo se retroalimentan?

Antes pensaban que eran compartimentos estancos: mis ensayos se dedicaron sobre todo a rescatar escritores injustamente olvidados: José Herrera Petere, Máximo José Kahn, Albert Caraco, entre otros, muchos de ellos exiliados a raíz de la guerra civil española. buscaban en cierto modo “hacer justicia” y ser lo más objetivos posibles, aunque también siempre desde la amenidad. Mis obras narrativas, de ficción, me servían para “ser otro”: desde un fontanero turco en Berlín a un ingeniero forestal alemán en Extremadura, o hasta una vagabunda rumana en Fráncfort. Finalmente, mi poesía era el género realmente más íntimo, indagar sobre quién soy, por qué, para qué, forzando los límites del lenguaje. Cada vez más, sin embargo, he sentido la necesidad de abrir esas compuertas: La Pasión de Rafael Alconétar, que no es una novela sino un “novelaberinto”, es una obra tan narrativa como poética, pues sus protagonistas, que giran en torno a un maestro desaparecido, son todos letraheridos y a la búsqueda de un lenguaje propio. Y en lo que estoy ahora, además de con la poesía (los poemas llegan, en momentos especiales, casi fuera del tiempo y a la vez en un tiempo irrepetible) es con varios relatos que tienen como protagonistas a escritores reales, que viven experiencias que no tuvieron lugar, pero que habrían sido posibles.

Tu poemario Des en canto muestra una forma peculiar de usar los signos.

En mi poesía, los paréntesis, corchetes, cursivas, o la disposición de los espacios en blanco sirven para abrir posibilidades simultáneas de lectura. Cuando en un poema de ese libro aparece “es p(e/i)na / dorsal / (c)lavada en mi sangre”, hay varias lecturas posibles, pero todas son complementarias. Quiero aclarar que mi manera de escribir es totalmente instintiva y no calculada, escribo siempre en una especie de rapto que viene normalmente por una asociación determinada de unas pocas palabras relacionadas con un sentimiento. A posteriori, me he dado cuenta de que es una manera de luchar con una de las limitaciones del lenguaje, que es su carácter lineal: el lenguaje es diacrónico, una cosa después de la otra, pero nosotros no sentimos así: podemos sentir amor y rencor hacia una misma persona (en un poema, jugando con el francés, hablo de rencoeur, “coeur” es corazón en francés), podemos estar a la vez alegres y melancólicos. Mi poesía intenta reflejar eso.

Cuéntanos de tu tierra, Extremadura, la tradición literaria y cómo te conectas a ella.

En mi caso, creo, lo decisivo fue la experiencia de la vuelta. Extremadura ha sido durante mucho tiempo una tierra de emigración, es una región con un patrimonio histórico impresionante, pero sin grandes ciudades. Yo me crié en un pueblo, Villanueva de la Serena, y de adolescente leía vorazmente (era un rarito en eso, el sueño de mis compañeros de clase era ser disc-jockeys o tener una moto), pero más bien autores extranjeros: Dostoievski, Kafka, Poe, Camus, también Borges y Cortázar, en fin, hubo una época en que leía un libro por día. Estudié en Cáceres, pero después estuve de 2003 a 2009 años enseñando español en Francia, Alemania, República Checa, y creo que la experiencia de la extranjería es muchas veces necesaria. En Extremadura están mi familia y mis raíces, pero creo que un escritor puede encontrar sus afinidades electivas muy lejos de donde se crió. Curiosamente, tanto César Vallejo como Paul Celan, dos poetas para mí fundamentales, hablaron de Extremadura en sus poemas.    

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