Leyendo las páginas de Confesiones de un inquisidor (2021) de César Hildebrandt me pregunto cuántos periodistas de nuestro país tienen esa misma inclinación, esa cultura que no se limita a saber exclusivamente de política sino a conocer sobre versos, novelas, etcétera. Si bien, este libro de entrevistas, realizado por Rebeca Diz, repasa la faceta del reconocido periodista, rescatamos aquellos instantes reflexión sobre la poesía.
En tiempos donde no hay un interés palpable desde los medios oficiales de comunicación peruanos por la cultura letrada resulta refrescante escuchar a Hildebrandt opinando de Nicanor Parra, Vallejo, Neruda, Huidobro, entre otros autores. Autores como Federico More o Abraham Valdelomar le dieron al periodismo otros horizontes: motivos estéticos no solo informativos. Estamos frente a confesiones diversas: Neruda fue y es fundamental en mi vida. Descubrí un mundo, descubrí la ira con él. Descubrí las posibilidades de modificar el mundo.
En ese sentido, conoceremos la importancia de la poética en la vida del periodista. Es singular también saber que considera que la poesía es la gloria de la palabra, distinguiendo a la prosa como un viaje terrícola y a la poesía como propiciadora del vuelo. Al margen de que políticamente se considere un liberal democrático, o sea, ni extrema derecha ni izquierda comunista, resulta una voz oportuna para comprender que, en la misma mesa, hay necesidad de poesía y de ciencia, de historia y de filosofía. No olvidemos aquello que Engels aseveró sobre que aprendió más de economía leyendo a Balzac que a los propios economistas.
Belleza y ciencia no se disocian, conviven, se alimentan en un logos recíproco. Hay algunos que suponen que la poesía es solo ritmo y rima, cuando también es la construcción de un logos, de una mirada. Se sabe que Hildebrant debutó como poeta en sus años de universitario, entonces es una vena que viene desde sus primeros pasos. En ese sentido, se acerca a autores como Mariátegui, que no dejaron de lado lo literario. Y por esa lucidez, por esa fiebre, Hildebrandt me resulta loable y sui generis. Cito: «Los poetas son magos, son hechiceros (…) La poesía escoge y es mucho más un manantial que un río. Es la gloria de la palabra». Parafraseando al veterano periodista, afirmamos que resulta fatal la dictadura de la ignorancia.
(Columna publicada en Diario UNO)