Opinión

Centro Cultural “El Averno”

Lee la columna de Rodolfo Ybarra

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Fundado contra viento y marea el 4 de diciembre de 1998, El Averno se apresta a celebrar sus bodas de plata, sus primeros 25 años de su descensus ad inferos. Sus creadores, “el Negro” Jorge Acosta y Leyla More, dieron un paso adelante en esta lucha contra el marasmo y el olvido cultural en Lima. Ahí se nuclearon bandas de rock urderground, poetas, artistas y dramaturgos antisistema o que no encontraban espacio en el circuito oficial siempre reacio a las nuevas tendencias.

Y ciertamente en sus inicios, este endemoniado local se convirtió en pieza fundamental en las noches artísticas de la Lima de inicios del dos mil, no solo por los habitúes parroquianos y visitantes de la noche, sino porque también la gentita de Barranco y Miraflores se tomaban su taxi para poder encontrar un cupo y poder respirar de estas emanaciones de azufre y lava rockanrolera y vernisagge.

Herbert Rodríguez como “director artístico” de El Averno empapeló todas sus paredes con periódicos viejos, carátulas de revistas, sillas viejas, maniquíes, miriñaques y piezas de arte que nos recordaba los decires del canon oficial como artesanía y cuya precaria perdurabilidad nos podría llevar a la duda (¿Qué es el arte?). Para él “la cultura que está en diálogo con la realidad y los temas importantes que [de] alguna manera los interpelan. En cambio, la cultura oficial elitista, está en las nubes y no toca temas de la realidad”.

Otros personajes como “el Maestro” Miyagui, “el Chato” Víctor, Aurelio de la Guerra, Julio Incrédulo, Antonio “Marrón” Zevallos”, Piero Bustos, William Soberón y muchos más punks, tawantinsuyanos, anarquistas, etc., fueron aliados naturales, gente que apostó por blindar artísticamente a este lar que muchas veces fue sujeto de vandalismo así como represión policial, aparte del municipal del cual nunca recibió apoyo solo negativas y, finalmente, los dejó fuera en su año catorce después de una cruenta lucha contra la patronal donde resistieron a capa y espada en su local-fortín-ave-nodriza del jirón Quilca.

Hoy el redivivo e inmortal nuevo Averno se ha trasladado al jirón Lampa 208, a un par de cuadras de palacio de Gobierno, tan cerca y tan lejos del poder. Y está celebrando su cuarto de siglo luchando contra el dios opresor del sistema y sus tenedores. Sin embargo, la poesía todavía resiste y se anuncia una muestra creadora titulada: “25 años, Muestra de Arte” y un fabuloso concierto este 4 de noviembre, día del levantamiento de Túpac Amaru. Están avisados.

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