Cada vez que se incendia nuestro patrimonio histórico, las autoridades solo aparecen para la foto. Tras el incendio de la Casa Marcionelli hacemos un repaso del patrimonio del centro histórico que ha sido devorado por el fuego y luego de ocho años continúan en cenizas.
En los últimos días, la noticia se ha centrado en el incendio que destruyó la Casa Marcionelli, ubicada en el jirón Carabaya en el centro histórico de Lima y que era considerada patrimonio cultural invaluable, por haberse cumplido un centenario de su edificación.
En esa línea, algunos políticos de todos los colores han salido a protestar por la defensa del patrimonio arquitectónico; sin embargo, ¿en Perú realmente, se defiende el Patrimonio Cultural material e inmaterial?
Empecemos por preguntarnos ¿Qué dicen las leyes en nuestro país?
El artículo 21º de la Constitución establece claramente que los patrimonios culturales de la nación están protegidos por el Estado; asimismo, la Ley General de Patrimonio Cultural de la Nación 28296 identifica, registra, declara, protege y conserva los patrimonios; e incluso, el Código Penal, en sus artículos 226º al 231º sanciona con pena de hasta 8 años de cárcel a los responsables de haber alterado o destruido los bienes culturales del Perú.
Sin embargo, a pesar que tenemos leyes por doquier, éstas no se cumplen y en especial en los temas relacionados a cultura; porque como es sabido el Ministerio de Cultura desde que inició sus operaciones hace más de 12 años, simplemente se convirtió en un holograma ubicado en la avenida Javier Prado.
Es por ello, que solamente en el centro histórico de Lima existen cientos de inmuebles con valor monumental; sin embargo, aún permanecen en abandono, y como muestra, mencionaremos algunos casos emblemáticos de patrimonios culturales inmuebles que han sido destruidos y que hasta hoy no se han recuperado:
Como el legendario café literario Palais Concert, ubicado en el jirón de La Unión, y que fue demolido parcialmente, para convertirse en una tienda por departamentos Ripley durante la gestión de la exalcaldesa Susana Villarán que otorgó licencia a la firma chilena para construir su almacén comercial, a pesar que fue declarada patrimonio cultural de la Nación.
Cómo olvidar el incendio de la casona ubicada en la Plaza Dos de Mayo, ocurrido el 16 de octubre de 2014. Esta belleza arquitectónica diseñada por el arquitecto francés Edmond Guillaume y el escultor Leon Cugnot fue construida durante el gobierno de Augusto B Leguía. Sin embargo, a pesar que la exministra de Cultura Diana Álvarez Calderón y la exalcaldesa Susana Villarán salieron ante los reflectores a señalar que sería recuperada, hasta el día de hoy este monumento histórico continúa siendo un escombro.
Posteriormente, fuimos testigos del incendio de la Casa Giacoletti, en la madrugada del 27 de octubre de 2018. Aquel hermoso edificio ubicado frente a la Plaza San Martín, y que fue diseñado por los hermanos Masperi de nacionalidad italiana, ardió en llamas y quedó reducida en cenizas. Y de igual modo el exalcalde de Lima Jorge Muñoz se comprometió a restaurarla, pero nunca cumplió la promesa y mucho menos la exministra de Cultura, Patricia Balbuena que estaba más enfrascada en darle ordenes de servicios a Richard Swing.
Finalmente, acaba de ser destruida en su totalidad la Casa Marcionelli por causa de un fortuito incendio durante la reciente asonada en el centro de Lima; y la ministra de Cultura Leslie Urteaga también salió ante los reflectores para dar un recorrido por la zona afectada del inmueble y posó ante las cámaras de los medios, para afirmar que luego de los resultados de las investigaciones trabajarán con la Municipalidad de Lima para las labores de restauración.
¿Realmente alguien cree en las autoridades? ¿Si tomamos en cuenta que ya fueron destruidos y abandonados a su suerte el Palais Concert, el edificio El Buque, la Casona de la Plaza Dos de Mayo y la Casa Giacoletti?