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CÁTAC, UN ARCOÍRIS EN EL CIELO

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Cátac es un pueblito que está en Recuay a una hora de Huaraz, y cuyo nombre deriva del onomatopéyico “catac, catac” que es como suena el hielo cuando se rompe ante las pisadas, aunque otros dicen que proviene del quechua “Kataq” o “cargador” en alusión a los mineros nativos de la zona. Es también un nombre capicúa o palíndromo que se lee igual al revés o al derecho. Pero, sobre todo, es un lugar apacible donde los cuatro mil pobladores se conocen entre sí. Y, por eso, te saludan en las esquinas. No hay basura, las calles son limpias y son constantemente bañadas por la lluvia. En el día hay un sol abras(z)ador que te puede calentar el pellejo o broncearte a la medida como si estuvieras en Punta Sal.

Caminar por sus calles es como pasear por el paraíso, no hay ruidos, casi no hay autos, solo uno que otro turista, las vacas que retozan por algún lado de la calle o los mansos perros que persiguen oleteando a los extraños. En las mañanas, un huaynito te acompaña y es el camión de basura que, con esta música vernacular, avisa y pasa el “talán” a los vecinos. Sus calles están bien trazadas como si las hubieran recortado con una tijera, pues, claro, es un distrito joven recién creado en 1965, en el primer periodo de Fernando Belaúnde Terry.

Desde una de sus principales avenidas se divisa el gigantesco apu Huascarán. Y la naturaleza imponente que se junta con los otros nevados, principalmente el Pastoruri que es el único lugar donde se puede esquiar en todo el Perú. Tiene también fabulosas y míticas lagunas como la de Queracocha y un hermoso bosque de puyas de Raimondi, una extraña planta que florece una vez en toda su vida.

La amabilidad, el buen trato y, sobre todo, el afecto que este pueblo se tiene entre sí, se demuestra en cada lugar que uno visite, ya sean los restaurantes, las hosterías, las tiendas de artesanías o el mismo municipio, siempre abierto a quien lo necesite.

Como nota final diremos que Cátac es único. Aquí cuando algún vecino fallece, es el mismo alcalde quien, en un acto público, le da la despedida y el pésame a cada uno de los familiares, haciendo remembranza de todo lo bueno que el vecino hizo o aportó a Cátac. Esa es su tradición.

Esperamos volver pronto a Cátac.

PD1: Muchas gracias al alcalde José Maguiña Ortiz, al activista y escritor Fredy León Tuyas (FLT) y a Maríadelpilar Cárdenas Márquez, presidenta de la AEPA,  por la amable invitación al XXIV Encuentro de escritores y poetas de Áncash, Cátac 2018.

PD2: Esta pequeña reseña está dedicada a la memoria de Marcelo Tuyas, tío de FLT, quien falleció durante nuestra visita.

Foto de arcoíris en Cátac: Rudy Roland Espiritu Castillo

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