Opinión

«Carta a la OEA», por Tino Santander

Lee la columna de Tino Santander Joo.

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Escribe Tino Santander Joo

Señores representantes de la OEA, me dirijo a ustedes en nombre de millones de peruanos que no tenemos la oportunidad de ser escuchados por sus señorías que fungen de mediadores en esta sórdida disputa por el poder. En primer lugar, deben saber que la democracia y el Estado de derecho en el Perú, son una ficción. En nuestro país impera el régimen de la bancocracia (el gobierno de cuatro bancos) que han impuesto un sistema de esclavismo financiero que aterra y extorsiona a millones de peruanos.

Los bancos, son dueños de las AFPs, compañías de seguros, clínicas, laboratorios, farmacias, universidades, colegios, minas, centros comerciales, grifos; compran partidos políticos para que sus legisladores protejan sus utilidades, controlan los organismos reguladores (SBS), y han silenciado a la prensa tradicional limeña. El parlamento y el gobierno están subordinados a estos grupos de poder económico impidiendo la competencia y la democratización del crédito.

Los recursos naturales como el gas han sido entregados a empresas transnacionales con contratos leoninos y los peruanos pagamos el gas doméstico; los servicios de luz y telefonía más caros de Sudamérica. La infraestructura de salud y educación son pésimas. La agricultura está abandonada y las carreteras son un peligro para millones de ciudadanos. El narcotráfico, la minería ilegal, el contrabando, y el lavado de activos controlan gran parte del territorio nacional y sufragan a la clase política a través de empresas proveedoras del Estado.

Diez millones de peruanos no tienen agua ni desagüe, viven en desiertos y cerros de las principales ciudades, la desnutrición infantil crece alarmantemente, la pandemia del alcoholismo y drogadicción traen violencia familiar y degradación social. Millones de pequeñas empresas demandan al Estado rescate financiero para no quebrar. Exigen el mismo trato que tuvieron las grandes empresas y los ricos a través del programa reactiva en los gobiernos de Vizcarra y Sagasti. Estas empresas familiares dan empleo a más de ocho millones de peruanos. Ninguno de los politicastros con los que vosotros se van a reunir trataran estos temas.

Ustedes son más de lo mismo. Los consideramos enemigos del Perú. Estamos seguros de que el gobierno del “pueblo” y la oposición “democrática” utilizarán abstractos conceptos jurídicos para defender su cuota de poder. Tenemos un presidente en la cárcel por corrupto, otro en proceso de extradición; uno de ellos se suicidó; los demás están procesados por el caso lavajato. El expresidente Vizcarra, se vacunó a espaldas del país, mientras miles de peruanos morían en la pandemia por falta de oxígeno, de hospitales, de camas UCI; las farmacias del banco Interbank, vendían las medicinas mas caras del mundo e ingresar a una clínica costaba ciento cincuenta mil dólares. Han muerto más de trecientos cincuenta mil peruanos aproximadamente a pesar de las cifras oficiales del Estado corrupto.

Nada esperamos de ustedes, salvo la complicidad con los explotadores, con los corruptos disfrazados de políticos, con la fiscalía y el poder judicial que tienen pactos comerciales con los bancos investigados por lavado de activos para tener créditos preferenciales, como lo ha denunciado la prensa independiente. Estamos seguros de que su informe final será una quimera para justificar el statu quo. Mientras tanto, millones de peruanos estamos organizados en diversos colectivos sociales y políticos que exigen que se ¡vayan todos!

Los peruanos no tenemos otro camino que la insurgencia democrática; por nuestras venas corre la sangre de Túpac Amaru, Micaela Bastidas, Miguel Grau, Francisco Bolognesi, Andrés Avelino Cáceres, y tenemos el coraje de los comuneros que se enfrentaron al terror senderista, de los millones de mujeres que con su trabajo y sacrificio luchan por su familia.  Finalmente, Señores de la OEA, para la inmensa mayoría la clase política y sus aliados son contingentes.  

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