Por Edwin A. Vegas Gallo
En este tiempo que las universidades e institutos, publicitan sus carreras, buscando atraer a egresados de secundaria; hay una carrera que es la mejor pagada en Perú y no necesita de innovación educativa, ni de docentes con grado de doctor con publicaciones en revistas indizadas, ni mucho menos estudios de pre o post grado. Es la carrera de Congresista de la República.
Aquellos no se preparan en centros pre universitarios. Sólo tienen como requisito ser aduladores de los dueños de los partidos políticos o hacerse de un mecenas para comprar la curul, con posterior retribución.
En el colmo de la desfachatez, mientras al resto de peruanos se exige presentación de declaración jurada de ingreso anual de rentas, los ingresados en esa carrera tienen el privilegio de no declarar sus ingresos anuales.
Bueno fuera ese auto didactismo de la realidad nacional, permita la preparación de leyes eficientes y efectivas, con indicadores medibles, transparentes, previendo impactos hasta la sétima generación; lo cual por cierto no es así.
Estos “profesionales”, más se enfocan en su futuro, haciendo “leyes como traje de sastre a su medida”. Ejemplo la ley de retorno al Senado, en que para no tener competencia, exigen como requisito de ingreso “haber sido diputado o congresista” esgrimiendo además aumento de vacantes (curules), por el crecimiento poblacional y déficit de esos “profesionales”. Ni que decir de las seducciones remunerativas que se dan por mejorar su calidad legislativa.
