El bajísimo promedio de lectura es uno de los grandes problemas que tenemos a nivel nacional. Según datos publicados por el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), el Perú es uno de los países que menos lee libros en América Latina; asimismo, hace algunos años un informe de la Dirección del Libro y la Lectura del Ministerio de Cultura daba a conocer que el peruano promedio solo lee el 0,86 % de un libro al año.
Ante estos datos preocupantes y desfavorables, son pocos los proyectos que se han creado con una intencionalidad seria para contrarrestar tales promedios. Se pueden señalar distintos factores que justifiquen nuestro gran déficit lector. Desde mi experiencia como docente de un colegio estatal y considerando el intercambio de información con los alumnos, uno de los principales factores que desmotiva el hábito lector consiste en que el precio de los libros resulta inaccesible para ellos, teniendo en cuenta que la mayoría proviene de familias con bajos recursos económicos. A esto hay que sumarle que son poquísimos los padres que fomentan la lectura al carecer de una biblioteca en el hogar. Quizás esto resulta polémico porque se podría insinuar que existen las bibliotecas públicas o la venta de libros “piratas” u originales de segunda mano que contrarresten lo ya mencionado; sin embargo, esto no oculta la gran distancia que existen entre las masas populares y el precio promedio de los libros originales.
Es por ello que, en el caso de la región La Libertad, el poeta, docente y narrador Carlos Santa María y “Triskel Editores” han emprendido un titánico y fructífero proyecto llamado “PLAN LECTOR POPULAR” que consiste en publicar las narraciones de distintos autores con el objetivo de masificar y descentralizar la narrativa liberteña a un precio que resulte accesible a los sectores populares. El proyecto está formado por 20 fascículos (de 20 páginas c/u que contiene distintos relatos de cada autor) y van acompañados con ilustraciones del artista Óscar Alarcón, lo cual hace mucho más agradable e interesante la lectura. Cabe mencionar que también está direccionada al sector educativo, pues las historias seleccionadas poseen los enfoques transversales que exige el MINEDU.
Este proyecto no solo resulta importante por el objetivo de recuperar un grupo lector masivo, sino también porque permite visibilizar a los autores de nuestra región, lo cual enriquece la literatura liberteña y nacional, motivando a que aparezcan otros proyectos de tal magnitud. Para finalizar hay que considerar que el “PLAN LECTOR POPULAR” sigue el legado que dejó el gran Manuel Scorza con la aparición de los famosos “Populibros peruanos” en los setenta.
Aquí una entrevista con Carlos Santa María, quien nos da a conocer algunos datos importantes respecto al “PLAN LECTOR POPULAR” y que ayudan a complementar la información expuesta.
¿Cómo nace la idea para emprender este proyecto?
Bueno, la idea nace como una suerte de complemento de un trabajo previo en el que reuní en dos volúmenes a 50 narradores de La Libertad bajo el título de “Cuento liberteño / Panorama actual 1 y 2”. Estos libros, aunque gozaron de muy buena acogida, nunca pudieron llegar al público que yo hubiese deseado; es decir, a ese para el cual adquirir un libro de 8 o 10 soles no siempre resulta posible. Esta imagen me quedó dando vueltas en la cabeza. Así que decidí crear un Plan Lector más al alcance del bolsillo; es decir, un proyecto realmente “popular” que, sin perder la calidad del producto, mostrase a los mejores escritores de nuestras 12 provincias, pero a un precio por muy debajo de lo habitual.
¿Cuáles han sido los criterios para la selección de los autores?
Creo que en toda selección el criterio principal es siempre el mismo; o sea, que el texto o aquello que optamos por seleccionar sea realmente bueno. En este caso, sin embargo, existía también la intención de dejar en claro que la literatura liberteña no estaba circunscrita solo a Trujillo. Planteado este parámetro, la colección debía abarcar autores de las 12 provincias de nuestra región. Además, por el público al cual iba dirigido, los relatos no debían ser demasiado extensos y, en la medida de lo posible, coincidir en su temática con los Enfoques Transversales que se manejan actualmente en los colegios nacionales.
Teniendo en cuenta que este proyecto está direccionado al sector educativo, ¿qué características consideras que tienen los cuentos seleccionados para motivar la lectura en los estudiantes?
Las estadísticas dicen que los alumnos cada vez leen menos. Y si continuamos haciendo lo mismo, lo más probable es que los resultados continúen también siendo los mismos. Por lógica entonces, había que intentar algo distinto; no bastaba con que las historias sean buenas, había además que hacerlas atractivas, darle a la obra el tratamiento de objeto que se merece, trabajarla hasta hacerla capaz de llamar visualmente la atención del estudiante. Es por eso que apostamos por un formato y un tipo de ilustración diferentes.
En principio, decidimos no trabajar con libros sino con folletos. Estos, a mi entender, poseen unas características más idóneas para lo que persigue el proyecto. En primer lugar, resultan más económicos, lo cual te asegura que todos los alumnos o por lo menos una gran parte de ellos puedan adquirirlos. Y, en segundo lugar, son más manejables. Un folleto le puede permitir al docente trabajar el íntegro de la obra en el aula, evitando dejar las consabidas “lecturas para la casa” que lo único que hacen es polarizar el aula trazando una línea divisoria entre quienes leen y quienes no.
Otro de los aspectos que queríamos resaltar era la ilustración. Tenía que ser algo realmente artístico. Había que ganar visualmente al alumno, esa era la consigna, así que optamos por una técnica que se encuentra a mitad de camino entre el collage y la monotipia. Con esta técnica ilustramos los casi 80 cuentos que conforman la colección. Innegablemente, esto le agregó al proyecto calidad gráfica, además de la literaria.
¿Cuáles crees que son los méritos que tiene el proyecto, además de la masificación y de la descentralización?
No sé, quizá una suerte de rescate; autores como Blackwood y Morachimo no aparecen en demasiadas antologías ni reseñas hasta donde tengo entendido. Por otra parte, también hay mitos y leyendas de nuestra selva que acá son prácticamente desconocidos; ahí tienes al guerrero Chuquimanko, al brujo Tungarivao, a la fiera Warako. Si a esto le sumas que los textos con que colabora Juan Morillo volvieron a ser publicados después de 57 años o que el cuento con el cual participa Eduardo González Viaña ganó el Premio “Juan Rulfo” en 1999, creo que ya son motivos suficientes como para que se vaya interesando la gente.
¿Crees que hay un déficit editorial en nuestra región que no permite visibilizar a narradores interesantes y/o importantes? ¿Qué opinión tienes al respecto?
Me parece que por ahí no va el problema. En realidad, existen más editoriales que antes y publicar resulta también mucho más fácil que antes. Sin embargo, al haberse convertido esto de la publicación de libros en un negocio, las reglas del juego cambian. La calidad del texto hace rato pasó a segundo plano. La consigna ahora es vender. Cada editorial publicita a sus autores como si fueran lo mejor de este siglo y guarda silencio sobre otros simplemente porque no están dentro de su catálogo. Esta actitud, creo, es la que no ayuda ni a la difusión ni a la valoración real de los artistas.
¿Qué piensas respecto a la narrativa liberteña actual?
Creo que el haber obsequiado al mundo con uno de los mejores poetas de habla hispana de todos los tiempos hace inevitable la asociación de nuestra tierra con la poesía. Sin embargo, cabe resaltar que en los últimos años ha surgido en la región una camada de jóvenes narradores que, con menor dosis de bohemia y un mayor apego a la disciplina, viene consiguiendo cosas interesantes. A mi entender, la narrativa liberteña atraviesa actualmente uno de sus mejores momentos y varios de sus exponentes –sin el respaldo editorial que debieran, muchas veces– empiezan a erigirse como los abanderados de su generación.
DATO ADICIONAL:
La lista de autores seleccionados en el proyecto son los siguientes: Ángel Gavidia, César Alva Lescano, Idolberto Alarcón, Elmer López, Gloria Portugal, Eduardo González Viaña, Luis Flores Prado, Teodoro Bernabé, Jorge Flores, Andrés Sánchez Vega, Luis Cabos, Lorenzo Morachimo, Felipe Blackwood, Enrique Carbajal de la Cruz, Gerson Ramírez, Juan Morillo Ganoza, Edwin Coronel, Pierre Castro, Berlin Hilario y Julia Wong.
El precio de cada fascículo es de dos soles para escolares (con el pedido previo de cada institución educativa), dos fascículos por cinco soles para el público en general y la colección completa (con una caja de regalo) por cincuenta soles (si desean adquirir los fascículos contactarse con el fanpage de Triskel Editores: https://www.facebook.com/Triskel-Editores-355233534626484)