Carlos Bruce se ríe de los peruanos y dice que no tiene que justificar sus gastos de representación a nadie, tal como lo afirmó en RPP: “ni la Constitución, ni el reglamento del legislativo ni ley alguna señalan que se debe presentar tales informes, establecidos solo por una directiva del Parlamento». Él cobró los 2,800 soles y solamente rindió cuentas 2 veces en 2016, y desde hace 3 años no las rinde, pero él todo orondo responde: “Así es, así es, y a mucha honra».
Con esa respuesta, el hoy
flamante ministro de Vivienda solo evidencia su prepotencia y antepone sus
emociones personales contra los fujimoristas, y lanza al tacho los intereses de
la ciudadanía que solo espera explicaciones y responsabilidades de los que
fueron elegidos por ellos.
Y cuando le preguntaron sobre las
rendiciones que tiene que dar a la Mesa Directiva dijo: “Si los estoy investigando
a ellos, o al grupo que ellos representan, ¿les tengo que decir qué estoy
haciendo? (…) ¿en lo que es gastos de representación? Yo veré cómo utilizo mi
tiempo y no tengo por qué informarle a nadie”, arguyó.
Y ante la interrogante de ¿qué
garantizaba que un congresista se vaya a la playa en la semana de
representación? nuevamente orondo respondió: “Yo me puedo ir a la playa no esa
semana, cualquier semana si quisiera, pero probablemente no seré reelegido
porque no estaré haciendo el trabajo parlamentario”.
Al parecer este empresario-ministro-congresista con visos de señor feudal está acostumbrado hacer lo que le viene en gana; no olvidar que el 06 de diciembre del 2016 inauguró su discoteca «La Trastienda» en la playa y tuvo el descaro de pedir mediante carta con membrete congresal al jefe de la región Lima de aquella época, el general PNP Hugo Begazo Bedoya: apoyo policial y patrulleros para su fiesta temática privada de aquella noche.
En suma, aquel congresista quería ahorrarse dinero y no contratar seguridad privada para su negocio, y lo pretendía con dinero del Estado a través de los efectivos policiales. Sobre aquel episodio que apenas fue sancionado con una multa de 60 días de remuneración en la Comisión de Ética, Bruce salvó su cabeza gracias a la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales del legislativo liderada aquella vez por el congresista César Segura que mediante votos en contra archivó la denuncia constitucional contra el actual ministro por los presuntos delitos de peculado doloso y patrocinio ilegal. Ya sabemos que Otorongo no come Otorongo.
Desde aquí insistimos en afirmar
que la prensa que lo entrevista y que recibe sus infelices declaraciones ¿acaso
ha bebido alucinógenos que los adormece? El hecho es que no cuestionan su
respuesta, y no repreguntan, y menos fiscalizan sus actos indebidos. Y desde
aquí sostenemos nuestra posición de ratificar que la prensa, además de informar
la noticia, está para cuestionar, vigilar
y denunciar; sin embargo, ahora muchos periodistas se han convertido en relacionistas
públicos de los políticos y de los empresarios.