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CANIS LUPUS: EMILIO LONGHI

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Escribe Nicolás Tarnawiecki Chávez (Curador)

La figura del lobo fue uno de los principales animales totémicos en el mundo protohistórico. Hay múltiples causas de esto. Por un lado, es un animal temido, porque al ser depredador incidía sobre la economía ganadera de aquellas sociedades. Por otro lado, admirado por su forma organizada y sistemática de cazar en manada. Animal social, huidizo, peligroso que lo convirtieron en centro de persecuciones pues competía con el hombre en la caza. Fue el único carnívoro del cual los cazadores trataron de imitar y dominar sus cualidades para desenvolverse en el medio natural. La figura del lobo no solo se relaciona con una divinidad e rituales funerarios o totémicos, sino de manera relevante en las ceremonias de iniciación.

Algo de esa simbología está presente en el trabajo de Emilio Longhi, pero la diferencia particular es que él ha desplazado la figura central por la de la loba. Incluso en una de las piezas más importantes de la muestra, uno puede ver una loba herida, pero más precisamente sacrificada. Recordemos que sacrificio viene del latín sacrum facere: ‘hacer sagrado’.  Así, el artista nos está poniendo en la circunstancia de volver a contemplar algo sagrado que hemos olvidado. La asistencia a la divinidad animal que sirve de metáfora para poder repensar la fuerza de la femineidad en el contexto contemporáneo.

Como bien comenta Clarissa Pinkola, en su famoso libro Mujeres que corren con los lobos, en el transcurso del tiempo hemos presenciado cómo se ha saqueado, rechazado y reestructurado la naturaleza femenina instintiva. Durante miles de años se la ha relegado al territorio más olvidado de la mente. A lo largo de la historia, el instinto femenino ha sido expoliado, censurado o borrado: sus guaridas se han arrasado y sus ciclos naturales se han visto obligados a adaptarse a unos ritmos artificiales para complacer a los demás.

En esta primera exposición individual, Emilio Longhi nos presenta una serie de esculturas que parten de la figura de la loba (o del lobo) para intentar que nos conectemos con un pasado remoto en el que la importancia y fuerza de la loba era central. Esto lo hace por medio de una serie de piezas de carácter figurativo pero con un enorme potencial simbólico o metafórico para nuestra contemporaneidad. En términos culturales, la imagen de la loba ha sido representada en múltiples ocasiones y culturas. Recordemos tal vez el mito más conocido en el que Roma fue construida a partir de una loba que alimentó a Rómulo y Remo, los fundadores de la ciudad. Hacerlo hoy es aún válido, pues es urgente continuar con un discurso de género que trate de revindicar la presencia femenina en nuestra sociedad.

La muestra se expone desde el  5 de mayo hasta el 5 de junio en la Galería ICPNA Lima (Jr. Cusco 446).

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