Son muchas las veces que Ildefonso expresó públicamente su deseo de abandonar la escritura. (1) Pero no pudo. Y esa terquedad lo convierte, hoy en día, en uno de nuestros poetas más notables, con dos puntos a valorar: su obra prolífica y multifacética, que consta de ensayos, novelas, cuentarios y poemarios; y, claro, su gran victoria en los concursos literarios nacionales. El hecho de ganar premios en un país como el Perú es todo un acontecimiento: tratándose de una sociedad que mina todo intento de construir una carrera de escritor, los premios son alicientes que permiten seguir adelante.
Ganar uno o dos es normal, ganar con frecuencia lo torna un ave rara. Por otro lado, su tenacidad detona una consecuencia entre vida y obra: escribir es fácil cuando eres un adolescente, pero tomárselo enserio, y, hacerlo un oficio (o modo de vida) es un salto al vacío. Ildefonso lo hace posible. ¿Quién es poeta en el Perú? Eso: ganar, es lo que logró Ildefonso, ganar en el país que niega la posibilidad de escribir, en el país que se burla de los empecinados en hacer literatura. Cualquiera puede ser un buen perdedor en la literatura y más en el Perú donde un futbolista de renombre gana quinientos sueldos mínimos, mientras un poeta de igual valor es ninguneado.
La poesía, sin embargo, es otra victoria. Ildefonso a la fecha lleva escrito todo un continente personal que va de libros urbanos (MDIH, Himnos, Diario Animal), a proyectos sostenidos por temas (El hombre elefante, Un poema para Emily Dickinson) o de visible contexto peruano-social (Manifiesto, Comentarios Irreales). Sin olvidar su paso por la novela (Hotel Lima, Memoria de Felipe) el cuento (NN, El Paso) y el ensayo (Museo Apolíneo). La biografía de este poeta fecundo de los noventas es sencilla: de niño creció en La Victoria (Apolo) y deambuló por La Parada o el cerro El Pino, para después estudiar en La Católica y viajar, gracias a su talento literario, por divergentes partes del mundo (Europa, EEUU, etc). Creció junto a la tribu de poetas del noventa -Ybarra, Oliva, Alva, Gómez, Pancorvo, Benavides- y su poética se nutrió de diversos ríos y legados históricos. He aquí el hombre. Leamos su obra.
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(1) Una fue en mi programa Poetizando, en la web Lima Gris.