Cultura

Buscando la línea de los sueños

Una mirada a la obra del artista Oskar Olazo Tupa.

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Los ceques ( de siq´l, línea) eran líneas o rayas que partiendo del Coricancha, atravesaban el territorio del Tahuantinsuyo para organizar las huacas. Una convergencia metafísica que no se veía, pero se podía palpar en el mito, la leyenda y en la misma organización social y política del antiguo estado Inca.

Oskar Olazo Tupa, nacido en la misma tierra de donde parten esas líneas imaginarias, es dueño absoluto de las suyas, pues como él nos explicó viendo esos dos cuadros que forman parte de la interesante muestra Presencia y Esencia de Mujer, las líneas son parte de su ser.

“De un solo trazo, formo la figura sin romper su camino de luz, pues como puedes ver, parto de aquí y llego hasta este punto dándole forma sin ninguna interrupción, sin cortar en secuencias”, me explica mientras observo este cuadro titulado El Amor que con Me bautizaron sin preguntarme, pertenecen a la interesante muestra Presencia y Esencia de Mujer, que estará presente en las salas 1 y 2 de Kuélap del Mincul, hasta el 14 de junio, como un homenaje a la madre, esencia de vida.

Olazo, no es nuevo en este oficio, pues desde muy joven decidió unirse a los lápices primero y después a los pinceles, para realizar aquello que siente como propio, de ahí sus viajes pictóricos por las diferentes tendencias como el geometrismo, quizá imbuido de una manera inconsciente por las figuras astrales que el hombre fue copiando siglo tras siglo en sus trabajos artísticos.

En esta tendencia geométrica, lo emparentamos con los artistas latinoamericanos Josefina Mellado, Edgard Solórzano, Cecilia Barreto Hugo Robledo y tantos más artistas, hijos de este extraño como tan entrañable continente.

Pero no se crea que Oskar se ha quedado estancado solamente en lo geométrico, porque analizando sus obras, construidas con una belleza textural límpida y con colores que aluden lo andino (violáceos como los celajes cusqueños, o terrosos, como lo es nuestra tierra, o verdes incásicos, tan presentes en los tejidos ancestrales), hallamos un onirismo casi perturbador o simbólico como también aproximaciones al surrealismo.

Y nos preguntamos, ¿qué tienen que hacer en los lienzos de Olazo, aquello que Jackson Pollock, o Pablo Picasso o el mismo Salvador Dalí pusieron en sus telas? Ellos lo hicieron después de las dos guerras que echaron por la borda todos los principios de solidaridad y amor al prójimo. Como una protesta ante el atropello del holocausto, y sin embargo, aquello no se acabó, como lo certifican todas estas guerras zonificadas que igual como las otras, nos hacen ver que el hombre sigue siendo enemigo del hombre. Pero Olazo, tercamente insiste en tocar almas sensibles, en su afán de construir una nueva humanidad a través del arte.

Unamos esta evidencia a la cada vez mayor soledad del hombre moderno, capturado por diversas necesidades, en donde prima el uso inadecuado de la creciente tecnología. Entonces se verán almas en pena como la de El Grito de Munch o cuadros que simbolicen sueños postergados, sueños irrealizables, sueños muertos, frente a los que crea este prolífico artista, en su reciente serie El Hilo de los Sueños con quijotesco empeño, en aras de sensibilizar a las nuevas generaciones.

Caminando por las líneas

Oskar Olazo Tupa, artista autodidacta e hijo del pintor Francisco Olazo y nieto del escultor Ernesto Olazo Allende, autor del hermoso Cristo Redentor o Cristo Blanco que precede la ciudad imperial, pertenece a diferentes grupos artísticos.

Uno de ellos es precisamente Trascenderes (Asociación de Artistas Plásticos del Perú) responsable de esta interesante muestra que se da en la Sala Kuélap.

Con Oskar participan 14 artistas integrantes de la asociación, habiendo sido invitados 38 renombrados artistas plásticos. Podemos decir que esta es una de las tantas participaciones del pintor cusqueño, pues con l misma agrupación y con otras, se encuentra en una dinámica pictórica recorriendo diversas salas de diferentes ciudades.

Y lo hace por amor a su vocación, por ese encontrarse con lo más grande que posee el ser humano, con su Yo. Porque si de negocios hablamos, constatamos que no existen. “Es muy difícil que alguien compre un cuadro en una exposición y el apoyo institucional es muy precario, movilizarse con la obra, es costoso y hay que buscar trabajos complementarios que ayuden a financiar estos desplazamientos.”

Contra viento y marea, el artista cusqueño está siguiendo este camino: tomando su trayectoria solamente del año pasado ( si sumamos las de años anteriores, o sea desde 1970 cuando empezó a exponer en Cusco, primero de manera colectiva y más tarde individual, no alcanzaría el espacio para nombrarlos), tenemos, Confluencias n Acapulco, México, Salón de Artes Visuales, UNSAAC, Cusco, V Biennale D´Arte, Salerno (mención honrosa), XX Feria de Arte Arteria, Huesca, Monzón, España, el Art, Transformador de Imaginarios, en Cauca, Colombia y otros.

En el 2024 tenemos, la XXI Feria de Art Arteria, Huesca, Monzón, España, Esencia de Mujer, Asociación Trascenderes, Ministerio de Cultura, Lima, III Salón Abriendo Caminos, Asociación Trascenderes, Museo San Francisco, Lima, El hilo de los sueños, itinerante, Trujillo, Cusco, Arequipa, Lima.

El artista nos comentó que una de sus etapas más productivas fue durante la cuarentena, pues lo aprovechó al máximo. La muestra itinerante que está a punto de iniciar, es pues, en buena parte, fruto de ese período de encierro, así como muchos de los cuadros que guarda en su atelier.

Conociendo la obra de artistas como Oskar Olazo y de otros, constatamos que el Perú se encuentra a la vanguardia de la plástica latinomericana y no tiene nada que envidiar a las de otros países, favorecidos por la crítica.

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