Cultura

BREVE COMENTARIO RESPECTO AL LIBRO “CÉSAR VALLEJO, LA VIDA BÁRBARA” DE JORGE NÁJAR

Published

on

(Foto: La República)

“Todos esconden un revólver contra mí”

César Vallejo.

César Vallejo parece un autor de la antigüedad: sagrado y distante. Cuando decimos que tenía la frente amplia, el cuerpo delgado y el cabello áspero y duro, pareciera que estaríamos describiendo a un animal mitológico, a un emperador, a un brujo o a la muerte misma. Un Jesucristo andino que nos juzga desde lejos, poseedor de una aureola luminosa e hiriente.

Menos mal que de vez en cuando aparecen algunos libros que demuestran que las deidades también sangran y que están repletos de errores, como debe ser, porque si hay una característica esencial de la poesía, es que refleja humanidad, cosas mundanas y simples, no cuestiones etéreas e inalcanzables.

Pasada la segunda mitad del siglo XX se han publicado muchos escritos respecto a la vida y obra de Vallejo. Desentrañar y explicar todo ese torrencial fenómeno de la naturaleza que simboliza este poeta es muy trabajoso, pero ahí están algunos autores, firmes y decididos para afrontar todo lo que venga.

Uno de los tantos libros que ha pasado casi desapercibido por la crítica en Trujillo es “César Vallejo, la vida bárbara”, escrito por Jorge Nájar y publicado con el Fondo Editorial de la Municipalidad Provincial de Trujillo en el 2018, en un ambiente de corrupción y de caos político, donde el silencio ha sido el mejor aliado para algunos académicos.  Algo que resulta muy contradictorio, pues aquí hay tantos que se jactan de ser estudiosos vallejianos, pero que se espantan y prefieren no pronunciarse ante los problemas sociales y políticos que tanto nos definen como ciudad.  

Hay que hacerles recordar uno de los apuntes de Vallejo hallados en una libreta de 1930:

“No es poeta el que hoy pasa insensible a la tragedia obrera. Paul Valery, Maeterlink, no son”.

Normalmente las biografías de artistas suelen ser un poco tediosos, ya que se utiliza un lenguaje altamente poético que termina por desvirtuar y exagerar la vida de los autores. No es el caso de este libro, claro está. El primer mérito es que posee una vasta documentación respecto a la vida del poeta, más en la etapa europea que en la nacional. Entre las más de trescientas páginas vemos a un Vallejo angustiado, delirante, codicioso, miedoso, a un paso del colapso nervioso y de la locura misma. Otro de los grandes aciertos es que se utilizan giros temporales que mantienen en vilo la atención del lector, agilizando y dinamizando la lectura, dando la impresión de que estuviese llena de trampas que cercan poco a poco a los lectores.

Hay un Vallejo antes y después del viaje a París. Respecto al primero, Nájar no ahonda ni subjetiviza tanto respecto a las andanzas del poeta en su lugar de origen, ni en Trujillo, salvo algunos datos interesantes que refuerzan la vida trágica-poética del autor de “Trilce”:

“El nacimiento del poeta tuvo lugar en dicha casa, al parecer en un día de fuertes lluvias. Su madre tenía cuarenta y dos y estuvo a punto de morir durante el parto. Vallejo lo deja indicado con sus propias palabras en el poema Espergesia”.

Se percibe que el escritor pucallpeño no ha logrado adentrarse, ni sentir la atmósfera y efervescencia cultural que se vivía en ese tiempo en Trujillo.  El que sí lo ha logrado es Gonzales Viaña con su libro “Vallejo en los infiernos”. No era para menos de alguien que caminó por las mismas calles y estudió en la misma universidad que el vate santiaguino. Es cierto que Viaña muestra cierta romantización de lo que vive Vallejo en su ciudad natal y en Trujillo, los amoríos, su estadía en la cárcel y los orígenes de algunos grandes poemas. De alguna manera esto puede resultar superfluo al contar la vida de una persona, pero Viaña, con gran destreza, logra salir airoso, pues también está bien documentado, además de conocer a la perfección el olor a nostalgia y tristeza de las calles trujillanas.

En el libro de Nájar, sucede lo mismo al relatar las peripecias del poeta en la capital, donde se describe las relaciones afectivas (Valdelomar y Eguren entre ellos) y polémicas que tuvo con escritores e intelectuales que pertenecían al mundo cultural de Lima. Entra en contacto con el gran José Carlos Mariátegui, quien estaba por cumplir veinticuatro años.

Otro aspecto interesante de esta parte de la biografía es que se muestra las dificultades del Vallejo profesor (despedido, marginado, pobre y migrante). De alguna manera, esta vivencia resulta siendo un homenaje a todos los profesores de nuestra nación, cuyo esfuerzo y trabajo es totalmente infravalorado.

Pero es a partir de la llegada a París que Nájar saca todas las armas escondidas que tiene. Muestra a un Vallejo rejuvenecido en los primeros meses, lleno de ambición y de fuerza, pero que lamentablemente se va apagando con el transcurrir de los años.  

Las calles parisinas, tan pulcras y cultas, son testigos de las innumerables aventuras de las vanguardias que empezaban a nacer en ese tiempo, y de la gran cantidad de sudamericanos que llegaban con las maletas cargadas de sueños y de ambiciones. César Moro entre ellos, tan opuesto y similar a Vallejo.  Al margen de la figura estelar que representa el poeta santiaguino, están los grandes amigos, olvidados por el tiempo, que le ayudaron, acompañaron y aconsejaron frente a las grandes dificultades emocionales y económicas que constantemente atravesaba. Estos mismos eran los que conseguían dinero para que Vallejo no deje jamás de escribir, los que nunca lo abandonaron, incluso ante la aparición tormentosa de Georgette, personaje tan polémico en esta historia.

Hay párrafos descarnados y fuertes que de alguna manera explican el origen de algunos tópicos vallejianos. Entre ellos tenemos los poemas de amor y la sensación edípica que tenía Vallejo. En el momento de besar los senos de Georgette, aparecía por su mente la imagen de su madre, ocasionando las lágrimas y el desconsuelo, incluso hasta una posible terapia que nunca se concreta.

Posiblemente esta sea la parta más oscura y tormentosa de Vallejo: su relación con Georgette. En algún tiempo la crítica se encargó de manchar la figura de la parisina, tildándola con adjetivos negativos, olvidando que la aparición de esta muchachita, menuda y simpática, ocurrió cuando ella tenía diecisiete años y el poeta sobrepasaba los treinta, manteniendo aun una relación con otra francesa de nombre Henriette.

“César Vallejo vivía con Henriette Maisse pero soñaba con Georgette. La espiaba todos los días desde la ventana del hotel pensando en cómo proceder para acercarse”.

Ese dato sobre el enamoramiento juvenil de Georgette resulta perturbador por la historia de su madre: todavía era menor de edad cuando quedó embarazada de un hombre que la abandonó en plena gestación.

Georgette, ante la crítica de su familia y de sus amigos, acompañó fielmente a Vallejo, en sus desventuras, delirios, exilios e insustanciales éxitos.  En los últimos años de relación, con un Vallejo ya desesperanzado de todo, lo acusa de hacerle perder los mejores años de su juventud y de gastar todos los ahorros que había heredado de su madre. La relación se vuelve totalmente tormentosa, él está decidido a dejarla, pero nuevamente cede ante el gran amor que siente por ella. El poeta no tenía ninguna fuente de ingresos, y Georgette está cada vez más nerviosa e histérica. ¿Por qué he tenido que dejar mi casa, dejar mi ciudad, dejar mi vida? He destruido mi existencia viniendo a vivir aquí contigo. Allá no había sitio para ti. Aquí tampoco.  Lo peor vino con el embarazo y el aborto. Una vez muerto, Georgette decide enterrar a Vallejo en la tumba que le correspondía, al costado de su madre. Ella termina siendo enterrada en Lima. Ironía y golpes que da la vida.

También nos informamos respecto a los viajes de Vallejo por Europa y sus deslumbramientos ante Rusia y España, la consolidación de su inclinación marxista y su visión política respecto a todo lo que sucedía en los países que visitaba y hacia los intelectuales lambiscones por el poder. Las ideas socialistas marcan una gran transformación respecto al compromiso del autor con su época, logrando que alcance la plenitud poética con “España, aparte de mí este cáliz” (su mejor poemario según mi apreciación). En este libro se busca que mediante la escritura se alcance el retorno a la oralidad, lo cual ocasiona un punto intermedio entre la poesía culta y la cultura popular. Recomiendo leer el análisis que hace Antonio Cornejo Polar sobre “Pedro Rojas”.

Seguramente se seguirán escribiendo muchos libros en torno a la polémica vida del poeta santiaguino, unos mejores y otros peores. Este libro de Nájar tiene los méritos necesarios para estar entre los primeros.

Comentarios

Trending

Exit mobile version