En enero de este año el Ministerio de Hacienda de Chile dio un primer manotazo de 800 millones del fondo de emergencia nacional, luego en junio tomó otros 600 millones de dólares y como si no fuera poco en octubre se hizo con 1000 millones para hacer sobrevivir a un gobierno que fracasa en su gestión del Estado. Y todo esto porque hay déficit aparentemente no previsto por el gobierno de Boric, pero que ya era advertido por especialistas en el tema. Según el periodista de Radio Bio Bio, Tomás Mosciatti, «sacar dinero de ahí de este fondo sin haber emergencia debería ser un delito, es una irresponsabilidad porque deja al país desnudo frente a emergencias».
Si bien Chile tiene sus ingresos en buena parte en el cobre, y esta semana última el precio de la libra de cobre cerró en 4,3 dólares, esto dentro de un súper ciclo beneficioso para los países productores, esto que antes debería generar algarabía ahora solo sirve para tapar el hoyo, porque nada alcanza. CODELCO la empresa estatal chilena del cobre sufre el mismo mal que Petroperú, es ineficiente por una pésima gestión de directorio, pero además produce poco. Lo que antes generaba alegría hoy no produce nada mientras la deuda y el déficit se come a Chile que vive su década pérdida.
Cabe recordar que en 2022 Boric en su primer año de gobierno gozó de un superávit fiscal, herencia de la ley de presupuesto del último año de gestión de Piñera. Pero en 2023, en la primera ley de presupuesto elaborado por el gobierno de Boric, se fueron a un déficit de 2,4%.
Los resultados de esta mala gestión gubernamental de los recursos tienen como resultado el marcar un récord en lista de esperas médicas. A junio de este año según informa Radio Bio Bio, llegaron a 3 millones de casos de lista de espera. 87% corresponde a una consulta para ser visto por un doctor especialista que los revise y el 12% de 3 millones es de gente que espera intervención quirúrgica. El resultado, 19771 chilenos murieron este año en espera. Y todo porque no hay plata. No se puede operar porque falta implementos básicos para realizar cirugías.
A menos de año y medio para el fin de su gobierno, Boric deja como herencia un estancamiento económico profundo, caída de la inversión, aumento del endeudamiento, alta inflación, alta cesantía, aumento de la informalidad, aumento de funcionarios públicos, incumplimiento de las metas auto impuestas, agotamiento de los recursos para emergencias y con una proyección de crecimiento peor que este año en que solo en septiembre se creció cero.
Las malas políticas de Boric se asemejan a las de Alan García en los años 80, tal vez con menos drama, pero va bien ajustado pisando los talones de aquel desastroso gobierno. Boric llegó al poder más o menos a la misma edad en que lo hizo el Sanguinetti peruano, Alan García. Resultado, dejó el Estado sin recursos. Los hospitales no tienen dinero para llegar a fin de año, las cirugías se suspenden por falta de insumos, esto como consecuencia de una caída en la recaudación fiscal y del endeudamiento, así como de la inaceptable apropiación del ejecutivo de los recursos del fondo de estabilización económico social, el cual es el fondo para enfrentar emergencias, como crisis económicas internacionales o catástrofes como terremotos, cosas que no han pasado. Aquí el único terremoto que ha ocurrido es la crisis del manejo del gobierno de Boric. Solo el primer trimestre hubo un modesto crecimiento de 1,6%, sumado al desastre de septiembre, lo que vive Chile es un decrecimiento.
Pero este clima ya se venía venir para un gobierno cuyos objetivos eran una nueva Constitución (que fue rechazada por el pueblo), el feminismo (que acabó sepultado por el caso Monsalve), la política exterior turquesa (que quedó en nada ante el sometimiento de Chile a manos de Washington, cabe mencionar que Santiago fue hace poco sede de una cumbre de cyber seguridad promovida por EE.UU.), el fin del AFP, etc. Pero jamás tuvo este gobierno metas económicas. Asumió Boric que había que pagar costos económicos necesarios para que se produjeran las reformas estructurales. Y en efecto ha conseguido reformas estructurales muy serias como el aumento de la pobreza y de futuras tensiones sociales en un país que dejó de ser modelo para convertirse en un nuevo Perú. Porque eso de hacer el cambio y correr riesgos al final lo pagan también los pobres.