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Bolsonaristas tomaron sedes del gobierno de Brasil no reconocen victoria de Lula da Silva

Brasilia fue tomada por cientos de manifestantes quienes tomaron la tarde ayer los tres poderes del Estado brasileño.

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Radicales hay en todos los frentes, sean de izquierda o de derecha, querer imponer a la fuerza sus demandas los deslegitima completamente de todo acto democrático. Miles de simpatizantes del ex presidente Jair Bolsonaro tomaron ayer 8 de enero el Congreso, el Tribunal Supremo y el Palacio Presidencial de Planalto, sedes de los poderes de Brasilia, causando numerosos destrozos, según imágenes difundidas por la televisión brasileña y las redes sociales.

Los ciudadanos protestan contra el regreso al poder del izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva, quien derrotó a Bolsonaro en la segunda vuelta el pasado 30 de octubre y fue investido hace una semana como nuevo presidente de Brasil.

Las imágenes de medios como la cadena de Televisión Globo News y otras difundidas en redes sociales muestran cómo los manifestantes vienen invadiendo instalaciones del Congreso, pero también llegando hasta el palacio presidencial de Planalto y del Tribunal Supremo -máximo tribunal- de Brasil, ubicados en la misma área donde se concentran los tres poderes del Estado, la denominada Explanada de los Ministerios.

En lo que se estaba desarrollando rápidamente como un episodio grave de inestabilidad política, las autoridades acordonaron el área alrededor del edificio legislativo en Brasilia. Sin embargo, cientos de partidarios de Bolsonaro que se niegan a aceptar la victoria electoral del izquierdista Lula se abrieron paso, superaron las vallas, subieron por las rampas y se congregaron en el techo del edificio de arquitectura modernista, constató un reportero de la AFP.

“Este absurdo intento de imponer la voluntad por la fuerza no prevalecerá”, advirtió el nuevo ministro de Justicia, Flavo Dino, en su cuenta de Twitter. El alto jerarca agregó que “habrá refuerzos” de las autoridades para reprimir esta invasión.

Las impactantes imágenes divulgadas en los medios y las redes recuerdan a la violenta invasión del edificio del Capitolio en Estados Unidos el 6 de enero de 2021 en Washington por parte de los partidarios del entonces presidente republicano Donald Trump, un aliado de Bolsonaro, para impedir la certificación del demócrata Joe Biden como vencedor de las elecciones.

La marea de personas también irrumpió dentro del Congreso nacional, muchos ondeando banderas brasileñas en un tinte patriótico similar.

En ese edificio es donde el Senado y la Cámara de Diputados de Brasil llevan a cabo sus sesiones legislativas.

Las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos en un intento fallido por dispersar a los manifestantes.

Bolsonaro, quien perdió por estrecho margen ante el expresidente Lula (2003-2010) en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 30 de octubre, salió de Brasil a fines de año y viajó a Estados Unidos, al estado de Florida (sureste), donde ahora reside Trump.

Fuerzas Armadas de Brasil retoman sedes del gobierno

Luego de varias horas de caos las fuerzas de seguridad lograron recuperar anoche el control de las sedes del Congreso, la Presidencia y la Corte Suprema de Brasil, tras ser invadidos y vandalizados por cientos de fanáticos del ex mandatario de ultraderecha Jair Bolsonaro.

Agentes antidisturbios cargaron contra los manifestantes golpistas con gases lacrimógenos y establecieron un perímetro alrededor de la plaza de los Tres Poderes, donde se encuentran los edificios que albergan los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Según informaciones preliminares de la Policía, hasta el momento hay 1200 detenidos que habían montado frente al cuartel general del Ejército en Brasilia desde las elecciones de octubre y desde el que fueron lanzados los ataques del domingo contra las sedes de los tres poderes en Brasil.

Agentes de la Policía Militarizada de Brasilia, reforzados por tropas del Ejército, bloquearon los accesos al campamento a primera hora de este lunes para impedir la llegada de más manifestantes y ordenaron el desalojo pacífico de los que permanecían en el lugar.

Cientos de manifestantes fueron detenidos tras los disturbios. Foto: Reuters.

El cerco surtió rápidamente efectos y, sin la necesidad del uso de la fuerza por parte de las autoridades, los cientos de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro que estaban acampados frente al Ejército comenzaron a recoger sus pertenencias y a abandonar el lugar.  En solo media hora, en el campamento tan sólo quedaron las carpas y algunas infraestructuras abandonadas. Tras esta retirada, las fuerzas del orden procedieron con las detenciones.  

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