Cada vez nos convencemos más que la llegada de Fabricio Valencia Gibaja al Ministerio de Cultura resultó otro error del gobierno de Dina Boluarte. Nada de lo que pensaba antes de ponerse el fajín, ha sido cumplido por el titular del MINCUL. Lamentablemente, con 15 años de creación institucional el Ministerio de Cultura no ha podido reivindicar las artes, las tradiciones ni proteger nuestro patrimonio arqueológico. Esta institución solo se ha convertido en una caja chica y los ministros solo se han dedicado a blindar y encubrir funcionarios.
La gestión de Valencia Gibaja continúa envuelta en denuncias de blindaje a funcionarios cuestionados e investigados por presunta corrupción. En lugar de ofrecer respuestas, se ha dedicado a callar y consolidar a su alrededor una red de personajes que parecen estar más interesados en los beneficios personales que en los desafíos que enfrenta el sector cultural del país. Los cuestionados funcionarios Luis Elías Lumbreras, José Rodríguez Cárdenas, Rafael Varón Gabai, José Bastante Abuhadba, Claudio Poma Hermoza y Leonardo Dolores, entre otros oscuros sujetos, continúan impunes bajo el brazo protector del ministro Valencia Gibaja.
Las críticas también apuntan a la falta de medidas concretas para garantizar la transparencia en la administración de los recursos públicos. Mientras los artistas y gestores culturales luchan por financiamiento, los Estímulos Económicos con mayor cantidad de dinero parecen desvanecerse en una red de intereses oscuros.
En Palacio de Gobierno, la negativa gestión de Valencia Gibaja ya es motivo de discusiones. La presidenta Dina Boluarte, cuya gestión también enfrenta múltiples cuestionamientos, estaría considerando su salida. Sin embargo, esta posible medida parece más un movimiento político para salvar la golpeada imagen presidencial que una verdadera intención de renovar un ministerio que languidece en la inoperancia.
Boluarte sabe que el MINCUL, en lugar de ser un motor para la identidad y el desarrollo nacional, ha pasado a ser un lastre para su gobierno. La inacción de Valencia Gibaja ha exacerbado el problema. Pero, ¿acaso la presidenta tomará medidas contundentes o simplemente reemplazará a un funcionario por otro con la misma agenda?
Lo cierto es que el Ministerio de Cultura, no ha logrado convertirse en el eje central de la promoción de las artes ni en el guardián del patrimonio. Al contrario, ha sido instrumentalizado por gobiernos sucesivos como un espacio para colocar aliados políticos y repartir favores.
(Columna publicada en Diario UNO)