Los recientes informes publicados por Lima Gris fueron directos a cuestionar la gestión de Ezio Neyra en la Biblioteca Nacional del Perú, una gestión que cayó en el despilfarro de dinero, robos inexplicables y en manos de una argolla que maneja el presupuesto de la institución como una caja chica, con la única finalidad de contratar una larga lista de caviares que se han acostumbrado a vivir mamando del Estado.
Luego de presentarse en TV mostrando su puchero y anunciando que el ministro Ciro Gálvez le pidió su renuncia, Ezio Neyra se ha dedicado a buscar la forma de mantenerse en el cargo, es decir, no quiere irse de la BNP, no quiere dejar su cuota de poder y menos abandonar el sueldo mensual de S/ 15, 600 soles. Neyra sabe que la calle está dura, sabe que nadie lo contrataría y mucho menos le pagaría ese jugoso sueldo.
Según nuestras fuentes, el exjefe de la BNP espera un milagro para que no firmen la resolución de su salida, se ha sentido en la necesidad de pedir ayuda, levantar el teléfono, pedir favores, lanzar promesas y concretar “reuniones”. Una especie de operativo caviar que por el momento ha retrasado la firma de la resolución de su salida.
Aquí al gobierno le tiembla la mano, y cuando menciono gobierno, me refiero al presidente Pedro Castillo, al premier Guido Bellido y al ministro Ciro Gálvez, es decir, tres hombres con poder que han mostrado su debilidad ante la presión caviar.
Han pasado 23 días desde el mensaje de la Nación que el presidente Pedro Castillo dio en el Congreso de la República cuando asumió la presidencia. En aquel mensaje el presidente señaló: “se requiere una reestructuración del Ministerio de Cultura, empezando por el nombre, que atendiendo a la realidad deberá ser renombrado como Ministerio de las Culturas”.
Hasta el día de hoy, ni siquiera el nombre han podido cambiar. Es decir, llevan 23 días y no existe ningún cambio. El presidente Castillo debe entender que la reestructuración del MINCUL no la podrá realizar si le tiembla la mano y mucho menos si se asusta con la presión de la mafia caviar. El sector cultural exige un presidente con pantalones, un premier con autoridad y un ministro al que no le pisen el poncho.
El presidente, el premier y el ministro de Cultura deben saber que la única forma de concretar una verdadera reestructuración del MINCUL, es limpiando de raíz la institución. Basta del reciclaje, basta de los caviares, basta de la mafia cultural, basta de los “Richards Swings” y de todos los miserables que viven de la corrupción. Pero esto no ocurrirá mientras la ciudadanía tenga la percepción de que no solo no existe una autoridad que imponga orden y respeto ante el cargo y la institución que dirigen, sino y sobre todo, se sienta en el ambiente que la incertidumbre y el miedo al fracaso permiten que quienes ostentaron hasta hace poco el poder, presionen desde todos los flancos para mantener sus tentáculos y las gollerías que durante años han sabido mantener.
Si de verdad este es el gobierno del pueblo, entonces esperamos que el escenario se configure con nuevos rostros y nombres, que se acabe el reciclaje de personajes funestos que rotan sin vergüenza alguna entre ministerios y que, sobre todo, se empiece ya a trabajar en beneficio de las instituciones que rigen los destinos e intereses del pueblo. Eso esperamos, señor presidente.