Política

Benavides se queda sin licenciamiento

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El Congreso de la República hace unos días aprobó la creación de una Comisión Investigadora para indagar en las irregularidades que asomaron en el licenciamiento que la Sunedu otorgó a las universidades UTP y UPAL. La reacción del ministro de Educación, Martín Benavides Abanto, fue organizarse uno de los tours mediáticos complacientes que ha puesto de moda el gobierno cada vez que aparecen evidencias de malos manejos. Su frase fuerza —de acuerdo al media training— fue que las críticas “representan un ataque a la reforma universitaria” y que se trata de una “investigación que no es seria” en alusión a los informes de Lima Gris que pusieron al descubierto los extraños manejos en la Sunedu cuando Benavides era el Superintendente. A su vez, Oswaldo Zegarra, el actual titular interino de la Sunedu, salió de pronto a luz pública con dos curiosos ataques: la amenaza de una denuncia penal a Lima Gris por haber “iniciado la campaña” y la reprimenda a las más altas autoridades del país en estos términos: “No escucho al presidente ni al primer ministro defender la reforma universitaria”.

Ambos dislates pueden ser entendibles porque durante semanas el ministro Benavides se pasó declarando como si fuera jefe de la Sunedu que, al final, el real jefe mostró estar totalmente fuera de forma y se despistó y volcó dando tales declaraciones.

En Lima Gris hemos venido investigando y publicando el proceso de los licenciamientos que recibieron la UTP —licenciada sin tener locales, bibliotecas, laboratorios, licencia de funcionamiento— y UPAL —la universidad fantasma que nunca dictó una clase y no tiene un solo alumno—. Hemos mostrado una parte de la frondosa y contundente documentación con que contamos y la nerviosa reacción del ministro Benavides, en lugar de dar respuestas, ha consistido en un ejercicio humorístico, pues, según él aquello que se publica en un portal web “no es una investigación seria”. Traicionado por el inconsciente, Benavides terminó diciendo que la legitimidad de un medio de comunicación es la que dicta el gobierno, es decir, “si hablan a mi favor son serios”.

La legitimidad a un medio periodístico no se la da el gobierno o un ministro. La clave de la legitimidad surge de la información fidedigna que los lectores reciben y evalúan. Es por eso que nosotros trabajamos en función al compromiso con nuestros lectores. No somos El Grupo El Comercio cuyos medios reciben importantes pautas publicitarias de parte del Gobierno y, además, han resultado beneficiados con millonarios préstamos de Reactiva Perú. Sabemos que existe un divorcio entre periodistas y medios, pero en Lima Gris esa relación sigue latente y vigorosa y no tenemos interés en divulgar la “verdad” oficial y tampoco incurrir en los bochornosos discursos de las conferencias del medio día.

Intentar deslegitimar o amedrentar a un medio y sus periodistas es una vieja práctica de los malos políticos que siempre terminan arrollados por la verdad. Quizá al ministro Benavides y a su guiñol Zegarra les sirva esta cita del periodista Edward R. Murrow “No descendemos de hombres temerosos, de hombres que temían escribir, hablar, asociarse y defender causas que eran, por el momento, impopulares”.

Se habla de una supuesta reforma universitaria, una reforma a la que tratan de darle el estatus de intocable porque, según Benavides y su prensa, es cuasi perfecta. Lo hacen con el fácil escudo de que se cerraron universidades que no merecían funcionar, pero un acierto no justifica las sombras de presunta corrupción que se debe investigar en la Sunedu. Y hay un punto central que no se debe olvidar y es el que sostiene las investigaciones de Lima Gris: una reforma universitaria que deja en la calle a los estudiantes, no es un buena reforma. Una reforma que no beneficia a los estudiantes, no es una reforma válida. Las universidades se sustentan en la presencia de los estudiantes. Sin ellos, no hay universidad. ¿Cómo puede ser buena una reforma que expulsa a casi 200 mil estudiantes sin darles alternativas? 

El ministro Benavides y su coro de periodistas hablan de “una campaña en contra de la reforma”. Y cuestionan que se organice “una campaña”. Curiosa manera de ver la paja en el ojo ajeno porque resulta, precisamente, que quienes se pasean por los medios de comunicación son el ministro Benavides y Oswaldo Zegarra, el ¿titular? de la Sunedu. Y detrás de ellos, con primera plana del diario El Comercio los exministros de Educación Marilú Martens, Idel Vexler, Daniel Alfaro y Flor Pablo, todos ellos personajes cuestionados que bajo el titular de “Una mirada profunda a la reforma universitaria” intentan construir un respaldo al hoy investigado Martín Benavides Abanto.

Si esos personajes tuviesen respeto a sí mismos deberían dirigir su “mirada profunda” a las oscuridades de un licenciamiento organizado para entregarle el mercado universitario de provincias a la UTP. Es evidente que el profundo atractivo es que esa universidad pertenece a Intercorp. ¿Por qué no se preguntan qué va a pasar con los estudiantes que la Sunedu puso en las calles negándoles un futuro profesional?

El Congreso de la República es cuestionado e incurre en actos que generan críticas, es verdad, pero, también es cierto que ya fue creada la Comisión investigadora con 101 votos a favor, 16 en contra y 8 abstenciones. Quiérase o no es un claro mensaje contra la gestión de Martín Benavides en la Sunedu. La Comisión de Educación por un periodo de 120 días, investigará y evaluará los licenciamientos otorgados a la Universidad Tecnológica del Perú (UTP) y la Universidad Privada Peruano Alemana (UPAL). Esa será la ocasión para confrontar los actos de Benavides que los titulares de prensa amistosos intentan ocultar.

Existe un hecho que genera el nerviosismo de Benavides que fue expresado por su subordinado Oswaldo Zegarra que funge de jefe de la Sunedu: el silencio del presidente Vizcarra y del premier Zeballos sobre la “magnífica” reforma universitaria. Ese silencio tiene una gran elocuencia en privado: la salida de Benavides del gabinete ministerial se aproxima y sin los resguardos del poder y las pautas publicitarias, tendrá que rendir cuentas sobre los sombríos licenciamientos a las universidades UTP y UPAL. Y también entenderá que las investigaciones serias se hacen, hoy, en los portales web.

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