Opinión

Barton Fink, de los hermanos Coen (1991)

Lee la columna de Mario Castro Cobos

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Un escritor es un cuasi divino ser especial, un engendro sublime, un poeta puro, o es solo un miserable ser humano más… o aún peor que eso, ya que es aún menos, por atreverse estúpidamente de manera tan terca y sostenida a creerse más… Independientemente del hecho de que esconda esa querida creencia suya con mayor o menor habilidad. Hinchazón monstruosa que no revela grandeza.

Aunque, convengamos, TAL VEZ esté dotado de ciertas buenas cualidades y de alguna elevada misión… y tiene que dudar de ella, en el acto mismo de asumirla, de apostar incluso la vida por ella, cuando de hecho la inmensa mayoría de aquellos que lo intentan no lo consiguen, esto por principio, porque en vez de escuchar la voz de Dios o del Genio puede estar escuchando la del Diablo, la del mediocre que se autoengaña con enorme, asombrosa, risible facilidad.

El escritor cree que el pueblo habla por sus entrañas pero son los burgueses a quienes desprecia y contra quienes escribe programáticamente quienes lo aplauden (porque está de moda, por consenso social. Todo muy fabricable y prefabricable, ¿no?). ¿Esa era la gloria? ¿Y el pueblo? O el famoso ‘hombre común’ al que encima, en este caso, afirma -enfáticamente- representar (y además con esa mezcla de modestia y orgullo que le sienta tan mal y que lo hace sin duda sentirse tan bien).

La fachada del cine de género es, otra vez la palabra, un refugio miserable, entendido como terreno falso pero ‘seguro’ que nos permite vivir sin enfrentarnos al ‘mal radical’ o al misterio de la vida o a la cuestión central de la existencia humana. O en sus huecos se puede inocular el veneno de una duda productiva. O de una Gran Broma que se burle de los burgueses al tiempo que les saca dinero y se obtiene premios y etc.    

En Barton Fink (no solo en Barton Fink) la existencia se presenta como un callejón sin salida. La miseria es el dato relevante, absoluto, omnipresente. Llámese (de manera si se quiere reduccionista, pero no falsa) cine comercial, Estados Unidos, Hollywood, Capitalismo… Artista Impotente ante El Poder… Artista que tiene que prostituir su arte, a sí mismo, para ‘sobrevivir’. Los Coen son sublimes en mostrar este infierno de manera hermética y tan sexy.

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