BARRANCO ESTÁ CONDENADO A NO TENER CINES

El cine Balta actualmente convertido en supermercado Metro.

¿Alguien recuerda la última vez que vio una película en un cine de Barranco? Algunos mencionarán el filme Terciopelo azul de David Lynch, que se exhibió en diciembre de  2009 en el fenecido Cinematógrafo de la calle Pérez Roca. Hoy, esa pequeña sala que presentaba interesantes ciclos de cine en formato DVD, no existe más.  Su pintoresca fachada daba la impresión de ingresar a la “tiendecita del horror”.

El cinematógrafo, en sus mejores años, era considerado uno de los mejores cineclubes de Lima y, fácilmente, le hacía feroz competencia al de la Cooperativa Santa Elisa, el Antonio Raimondi, el Méliés, y el del Museo de Arte de Lima, entre otros.

Conversando con un empresario español que ha comprado casi todos los edificios abandonados del centro histórico de Lima, confesó que en su condición de cinéfilo empedernido nunca había encontrado una sala tan mágica como caótica, y al costo de unos cuantos soles. El Cinematógrafo había seducido a otro foráneo mortal que encontraba en el cine una razón para continuar viviendo. El lugar funciona actualmente como un proyecto-taller de nombre Domingo-Laboratorio-Creativo.

El cine Premier, que estrenó sagas como las de Supermán en los ochenta, copaba su sala los fines de semana. Este recinto que en los años treinta se hacía llamar el “Condesa”, se reinauguró en el sesenta con el nombre “Paramount”. Aunque, finalmente, quedó con el nombre de “Premier”; este espacio cinematográfico quedaba muy cerca de las más concurridas sangucherías barranquinas: El Macuito y el Mostro. Actualmente la sala está convertida en una anodina sala de juegos.

Atrás quedaron las funciones de matinal, matiné, vermouth y noche, para dar paso a las tediosas funciones continuadas de las sofisticadas y frías salas multicine.

Otra de las grandes salas cinematográficas, era el cine “Barranco” de la avenida El Sol.Esta sala, al igual que el “Premier”, no dejaba de ser exclusiva y funcionó más de treinta años consecutivos (1950-1983), justo hasta la época en que Flashdance ponía a bailar a medio Perú con la frenética Danza maniac de Jennifer Beals en el papel de Alex. Actualmente esta sala es el Estudio 4,y pertenece a un canal de los grupos de concentración de medios.

Los patas de barrio también iban a las salas de barrio, como el cine “Raimondi” de la calle Salaverry, incluso más grande que el propio cine “Barranco”. Este fue inaugurado en 1945 y funcionó hasta 1984. Ahora funciona ahí mismo el “Toro Retro Bar”, en el que vi hace un tiempo a Kina Malpartida salir de madrugada tambaleándose, hasta abordar un Volvo en retirada.

Cine Raimondi, actualmente funciona como discoteca.

En el cine “Zenith”,que olía a polilla, pasaban westerns sesenteros y una que otra de Elvis Presley. Este cine quedaba en la avenida Grau, frente de la actual galería Gemina, y solo hace algunos años funcionaba como la discoteca Noctambul.

Quizás el más emblemático del distrito de Barranco fue el cine “Balta”, que en sus inicios (1939) se llamaba “Progreso”, al parecer, los más antiguos fueron el “Chevalier” y el “Cinema-teatro”.

En el cine Balta se exhibió de todo, desde estrenos prestados (los motorizados salían disparados de sala en sala con sus grandes rollos de películas atadas a la parrilla trasera), y filmes de Bruce Lee, hasta convertirse finalmente en cine porno continuado. A mediados de los noventas, luego de permanecer cerrado y abandonado por algún tiempo, el cine “Balta” se convirtió en el supermercado “Metro”.

Al parecer, Barranco está condenado a no tener más cines (al menos hace unas semanas se acaba de inaugurar la única librería que existe en el distrito).

Solo en promesas quedaron los compromisos de parte del IAC, que construyó un Museo de Arte Contemporáneo-MAC, al difundir mediante un acuerdo firmado el 06 de marzo de 2002 con la comuna barranquina, que también construirían un nuevo CineClub, y cuya fecha límite de entrega habría sido el 15 de diciembre de 2011. Como hoy podemos ver, el MAC es una realidad que nos ha alejado para siempre del mundo eterno de la ficción.