En el transcurso de toda la película Av. Larco, pensé que sus realizadores padecían un penoso daño cerebral. Tras su finalización hallé que ese daño era una certeza absoluta. De ninguna otra forma puede explicarse que hayan filmado ridiculeces tan grandes y tan graves impostaciones como las insoportables secuencias de baile que tienen un filtro tipo Disney o tipo el show de Barney.
Así mismo, es absurdo tratar de intercalar imágenes de los graves hechos sucedidos durante la guerra contra el terrorismo cuando ni siquiera el paso por las comisarias ni la muerte del muchacho al final tienen un mínimo de verosimilitud.
La adaptación de casi todas las canciones las volvió mucho más edulcoradas que en sus versiones originales. Pese a ello, la versión de Más Poder de La Sarita fue más que apropiada, precisamente, por haber sido interpretada por su propio autor. También, fue valiosa y conmovedora -de hecho, fue lo mejor de la película- la inclusión de dos grandes temas de Los Mojarras, Triciclo Perú y Nostalgia Provinciana.
Lo rescatable es que la mayoría de actores demostraron tener cierta solvencia escénica, aunque lamentablemente los pusieron a hacer idioteces y eso les restó posibilidades de lucimiento a todos ellos.
Las mejores secuencias, a título personal, involucraron al experimentado Javier Valdés. La primera, frente al agustiniano Pedro en los previos de la acertada Nostalgia Provinciana y, la última, cuando conversa con Andrés antes del Concierto de Acho.
Es muy difícil decir algo bueno de Tondero Producciones, aunque quizás no sufran de daño cerebral, sino que son tan maliciosos que tras haber entendido que el daño cerebral lo tiene la mayoría de la población peruana se sirven de ello para ofrecer propuestas más dignas de un Manicomio que de una Sala de Espectadores promedio.
El asesinato de Miki, por ejemplo, es un símbolo perfecto de cómo ha sido mala la película y como siguen de mal las cosas en este país mas no por las razones aparentes. Del mismo modo, la tenue marcha final no puede intentar siquiera dar una idea del dolor producido por los miles de compatriotas asesinados durante aquella época sombría porque en verdad estos muertos no han llegado a pesar en nuestra conciencia nacional como una perdida conjunta y eso deberá remediarse en un futuro cercano bajo riesgo de que vuelvan a repetirse circunstancias tan deplorables para nuestra dignidad nacional.
Nuestra falta de identidad nos ha llevado a no aceptar como propios a los miles de peruanos asesinados en aquellos años infernales, así como a no aceptar absolutamente la miseria derivada de la irrupción fujimorista en nuestra historia . . . Ayer fue el 34 Aniversario de la masacre de Lucanamarca. Mañana es el 25 Aniversario del golpe del 5 de abril de 1992. Y así estamos …
#AvLarcoLaPelícula
