Escribe: Umberto Jara
El miedo. Cuánta influencia ha tenido en la historia humana. Cuántos errores, cuántos abusos, cuántos desaciertos, cuántas barbaries. El miedo hace perder el razonamiento y, cuando es colectivo, la multitud busca alguien en quien creer para despojarse del miedo a cambio de una esperanza. En estos días, el miedo colectivo ha hecho creer a una gran mayoría de peruanos que el presidente Vizcarra es un súbito líder al que, hace unos días, ha ensalzado una vergonzosa encuesta de Ipsos.
Vizcarra es el gobernante y tiene que asumir la dirección de la crisis y debemos apoyarlo. Cierto. Pero, a la vez, abramos los ojos y seamos conscientes de que es necesario exigirle tomar decisiones en serio sin fijarse en las redes sociales que, en Palacio de Gobierno, se revisan en exceso. Un líder verdadero se fija en la solución y no en el aplauso. Hace unos minutos he leído un inteligente análisis de Roberto Chang, un peruano con prestigio académico en los Estados Unidos. Señala que la suerte que hemos tenido es que esta tragedia del corona virus se haya iniciado en Asia y luego Europa y eso nos ha permitido ganar TIEMPO para defendernos. Ese TIEMPO es el único capital que tenemos y, anota Chang, que como “La región nunca ha enfrentado una crisis como esta, los encargados de formular políticas deben usar este tiempo sabiamente, lo que significa actuar con rapidez y audacia”.
Rapidez y audacia. Dos características necesarias en tiempos de crisis. Y, lamentablemente, no se está trabajando con esa idea. No basta el encierro. Hay que usar el tiempo, que se agota, en prevenir los pasos siguientes en distintos rubros.
Detengámonos en el tema Salud, del que depende la vida de los peruanos. El científico en biología molecular Ernesto Bustamante, ha alertado sobre decisiones equivocadas que se están tomando. El Dr. Ciro Maguiña, experto infectólogo, ha declarado que nadie lo ha convocado. Tampoco al eminente Dr. Eduardo Gotuzzo. Estamos dilapidando el tiempo. El sentido común indica que Vizcarra está obligado a convocar a los expertos peruanos para que ellos ilustren y dirijan la ruta. Ser un buen líder consiste en saber apoyarse en los mejores para avanzar en un problema tan grave como el que vivimos.
Se anunció que se encargaría el ministerio de Salud a un especialista en salud pública y el mayor aporte del nuevo ministro ha sido declarar que “tarde o temprano todos vamos a terminar infectados del coronavirus”. Cuando uno revisa su hoja de vida se encuentra con el perfil de un gerente. A un conocedor de la salud pública, no se le ocurriría dar tal declaración.
Si vemos con frialdad las conferencias de prensa del mediodía —hoy las preguntas se eligieron sin presencia de periodistas— no se anuncian medidas reales que podrían consistir en comunicarse con el gobierno de China y pedir el apoyo de quienes ya saben cómo actuar, o contactar con Corea que lidió muy bien contra la epidemia. Se olvida que el mundo es globalizado y que para eso tenemos embajadores en cada país. En cambio, cada mediodía se hacen recuentos; se repite la frase “estamos estudiando”; se les pide disculpas a los sinvergüenzas que se anotaron en los vuelos para repatriar a los peruanos varados; se le quita autoridad a la policía y se lanzan frases de buena intención. Sólo falta que se pongan a cantar Contigo Perú.
Es urgente que se arme un equipo de expertos en salud y que se tomen las decisiones adecuadas de la mano de nuestros científicos. Decisiones con rapidez y audacia. No decisiones cuidando la imagen sino cuidando la salud de los peruanos. El acierto de la cuarentena —que no es respetada del todo— fue el primer paso. Faltan los siguientes. Y eso no lo sabe el que esto escribe, ni usted, ni sus hijos, ni el presidente de la República. Eso es tarea de los científicos y a ellos los han puesto en cuarentena en sus casas y ellos, responsablemente, ya han salido a decir que no estamos en la dirección correcta. ¿Qué hacemos? Evitar el miedo, razonar con frialdad, exigir usar el poquito tiempo que tenemos para evitar que nos alcance la ola.