Pocas cosas tan oscuras como los intentos de demonización de diferentes colectividades que lleva adelante el gobierno de Mauricio Macri por estos días en la Argentina. La más resonante tiene que ver con la represión a parte de la comunidad mapuche el pasado 1º de agosto en Cushamen, al noroeste de la provincia de Chubut. La intervención por parte de Gendarmería Nacional, ordenada por el juez federal de Esquel, Guido Otranto, dejó como saldo la desaparición de Santiago Maldonado, cuyo paradero, en el día que estoy escribiendo esta nota, aún se desconoce.
Familiares de Maldonado aseguran que la última vez que fue visto estaba siendo reducido y encerrado en un vehículo de Gendarmería, pero diversos representantes del Ministerio de Seguridad de la Nación, como la ministra Patricia Bullrich, niegan indirectamente tal posibilidad, amparándose en la idea de que los únicos heridos en el procedimiento fueron los gendarmes.
Pero eso no es todo. A la por demás preocupante desaparición de Maldonado, hay que sumarle la compleja campaña que los medios afines al gobierno han llevado adelante por estos días. Diversas notas hablan de una “guerrilla armada” mapuche, conocida con el nombre de RAM (Resistencia Ancestral Mapuche), considerados los principales responsables de luchar por una “república mapuche” desentendida de las determinaciones del Estado chileno y argentino.
Nuevamente, Bullrich salió a decir que “de ninguna manera vamos a permitir una república mapuche en la Argentina”, mientras que el domingo, el otrora referente del periodismo progre y hoy paladín del Grupo Clarín -medio afín al conservadurismo de la nueva derecha de Macri y Cambiemos-, Jorge Lanata, presentó un informe en su programa Periodismo Para Todos acerca de esta suerte de “túnel del tiempo” que remite a la “lucha armada” de RAM. En ese informe, se han transformando conjeturas en verdades: la hipótesis de que esta agrupación estaría vinculada con una red de narcotráfico y que varias de sus fuerzas ya estarían en la capital se tomaba como una verdad de hecho.
¿Por qué este despliegue de paranoia a menos de una semana de las elecciones primarias, en donde se definen los candidatos de las elecciones legislativas de octubre? La creación de un enemigo interno apela al miedo del electorado, dividiendo y reorganizando el voto popular a favor de un gobierno que reprime, esconde la mano y le echa la culpa la otro.
Este triste ejemplo de la situación de la comunidad mapuche crea una división entre los “buenos” y los “malos”, los que se pliegan o no a las determinaciones de los dueños de la tierra, los empresarios Benetton. El gobierno macrista, como suele ser su costumbre, considera lo legítimo y lo que corresponde la defensa de los que más tienen. Mientras que los sojuzgados, los que no tienen ni voz ni voto en la definición de su cultura, de su propia forma de vida, dentro de un gobierno democrático, son reprimidos y tildados de terroristas. Cualquier estratega político lo sabe bien: para ganar una elección, divide, criminaliza, y vencerás.