La muerte de una mascota puede ser equivalente para muchas personas como la pérdida de un miembro más del hogar. Durante esos diez, quince o veinte años donde los animales nos hacen compañía se crean vínculos y recuerdos imborrables, sintiéndose con mucho pesar cuando ese animalito tiene que partir. Y es que las mascotas solamente entregan incondicionalidad y cariño para aquel que decida brindarle un plato de comida, afectos y cuidados.
Algunas personas no soportan la muerte de sus mascotas y para ello ahora existe la posibilidad de clonarlos. Este procedimiento no es una novedad, pues solo cabe recordar el caso de la oveja Dolly, el primer animal clonado hace 25 años.
Desde la llegada de Dolly al mundo, han sido cientos los casos de animales que se han clonado con éxito. Snuppy, Garlic, Miss Violet y Miss Scarlett son solo algunos de ellos.
Esta industria se ha popularizado y, a raíz de esto, han nacido distintas empresas que se dedican a la clonación de animales de compañía como perros y gatos.
Es importante mencionar que este proceso solo duplica el ADN del animal fallecido, no garantizando que su copia o clon sea exactamente igual si nos referimos a su conducta, hábitos o recuerdos.
Asimismo, este proceso puede hacerse con antelación o apenas la mascota fallezca. Para el primer caso, el interesado puede llamar a la empresa o llenar un formulario en línea con el que podrá resolver las dudas acerca del proceso. Si el animal ya ha muerto, debe comunicarse con la compañía para que sean ellos los que le indiquen el proceso para refrigerar la muestra de su perro o gato y recoger las diferentes biopsias del tejido.
Los precios de este proceso varían dependiendo de la raza del perro o gato y oscilan entre los $ 35.000 y $ 50.000 dólares.
La clonación, ¿cuál es el límite?
Con la clonación de animales siempre ha surgido la pregunta sobre cuándo se realizará en los humanos, pues en la actualidad, a nivel global, se encuentra estrictamente prohibida, a pesar de que científicamente esto sea posible.
Para los especialistas, la clonación humana no resultaría un grave problema si se hiciera solamente para fines terapéuticos, es decir, como una forma de clonar órganos que pudieran servir para ser trasplantados y ayudar en el tratamiento de enfermedades crónico degenerativas. Sin embargo, existen impedimentos correspondientes a la bioética.
“Un clon será una persona sin una identidad individual, no es solo la identidad biológica, sino el significado sobre el que construimos nuestra identidad. Al final, el clon se preguntará ¿quién soy en realidad?”, opinó la doctora Lizbeth Sagols, titular de ética y bioética de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.