Para nada me sorprende el éxito de Asu Mare, ya que simplemente es televisión llevada al cine. La misma fórmula con argumento mediocre presentada en la pantalla grande. El séptimo arte envuelto en un enmierdamiento, creado para el consumo masivo de la adicción nacional. Recordemos que este es el país de los grandes éxitos, Laura Bozzo y los cómicos ambulantes.
Ver Asu Mare, es ver a un cómico ambulante con una bola roja en la nariz, con la diferencia que el cómico ambulante, lanza menos groserías que el propio Machín. El supuesto homenaje a su madre se transforma en una lamentable historia que no tiene donde apoyarse. Porque aquellos que pregonan que esto es creatividad, pecan confundiendo la creatividad con el facilismo.
Crear un guión lleno de groserías, no tiene nada de creativo, al contrario, es la limitación absoluta de contar una historia, y solo tiene como último recurso la grosería, es decir actuar como un ignorante atrevido para hacer reír.
La historia del niño de barrio que se volvió exitoso sin ingresar a la universidad, es una alegoría al conformismo nacional. Es aplaudir la mediocridad. Pero también se transforma en el sueño afiebrado de conseguir el éxito. El fin justifica los medios, cómo no recordar a Maquiavelo en esta campaña estratégicamente maquiavélica.
A todos los que les parece genial esta película, también les parecerá genial que a los cómicos ambulantes y Laura Bozzo sean llevados al cine. Ya sabemos que será un éxito. Si se trata de mostrar las miserias humanas, que esto también sea Marca Perú.
Con esta película es obvio que Machín no sabe nada de cine, pero sabe según él, mucho de la universidad de la calle, término mediocre, acuñado por la incapacidad. Sí esto es una comedia, y Machín ahora es el nuevo símbolo del cine, entonces tenemos que cambiar la historia y desaparecer a Charles Chaplin, que no necesitó ni una palabra para hacer reír.
Sabemos que el Perú no es un país cinéfilo, sino un país que ocupa el puesto 62 en compresión de lectura, un país que se siente orgulloso de su gastronomía, sabiendo que hay miles de niños que no comen diariamente. Un país que tiene la tasa más alta de violaciones en América Latina, donde la pobreza se esconde en los conos y donde la memoria no es su mejor cualidad. Y por supuesto un país donde una película como Asu Mare es un éxito.
Con esta película Carlos Alcántara ha demostrado que ha conseguido el éxito, pero también ha perdido el respeto de mucha gente. Que siga la fiesta, que se siga destapando botellas de Brahma, y que se jodan los universitarios, los investigadores y los intelectuales. ¿Quién los necesita? Para transformar un país es suficiente con el fútbol y Asu Mare.