Cine

Asparagus, de Suzan Pitt (1979)

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¿Cómo explicarlo? Imágenes dentro de las que hay otras imágenes dentro de las que hay otras imágenes… o ventanas dentro de ventanas o pantallas dentro de pantallas o cuadros dentro de cuadros… Acercamientos sucesivos hacia realidades cada vez más pequeñas pero igual de importantes. Recordé la ampliación de parte de una fotografía, que daba lugar a la ampliación de una parte de esa parte, y así sucesivamente, en una escena de Blow up, de Antonioni…

Un empinado espárrago puede ser un falo y tratado como tal y luego algo que sale por el ano, eso se ve cuando el personaje femenino de la animación se inclina sobre una especie de sillón que tiene un hueco lleno de agua… Pero su caída y el remolino de agua que los hace desaparecer es celebrado en el cuadro con un marco de hermosas flores… Luego se verá que otro sillón rojo y no hueco esta vez, está hecho de espárragos. El sillón rojo ahora es verde y ahora es rojo…

Asparagus no conoce represiones y no se contenta con límites sino que es fiel al ensueño donde todo no cesa de transformarse en otra cosa para ser de nuevo lo mismo una y otra vez… La mujer tiene una máscara y una maleta en su incursión nocturna hasta el teatro pero al quitarse la máscara vemos que no tiene cara aunque sí tiene boca y la usa para albergar dentro de sí al famoso espárrago. Espárrago que experimenta maravillosas y felices transformaciones.

Asocio Asparagus a los ciclos de fertilidad y por supuesto al tiempo cíclico y a una especie olvidada y recuperada de misticismo materialista que celebra como pocas películas el color y la forma… La música es tan perfectamente psicodélica como el torrente de las imágenes. Asparagus puede hacerte sentir ingrávido. Asparagus te transporta y te devuelve al espacio más libre de tu mente. Asparagus es una de las obras maestras indiscutibles del cine de animación. 

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