Opinión

Arnulfo Ramos Bustos: la historia de un maestro

Lee la columna de Carlos Rivera

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Decía el gran historiador peruano Jorge Basadre: «La historia es un proceso motivado por fuerzas humanas al que hay que  entender  a través  de términos puramente  humanos. Ella no debe ocuparse sino de la verdad de nuestros semejantes en su calidad de seres que vivieron, a lo largo y ancho del tiempo que nos interesa. El deber de un historiador está en hallar, dentro de lo posible y sin desconocer la verdad de que otros han  de superarlo  inevitablemente más tarde, por lo menos  alguna  de las complejidades  en la conducta ,el pensamiento, la sensibilidad  y las de la existencia humana a través de las distintas etapas  del acontecer  y dentro  de los marcos  específicos  de su  interés profesional».

Estas palabras del maestro Basadre me sirven como preludio del  homenaje íntimo al Dr. Arnulfo Ramos Bustos  como  mi maestro personal, amigo de toda una vida, y gran forjador de hombres  que   requerían una guía, un camino y  un ejemplo a seguir. Debe ser que por  bendición divina  (a pesar de mi agnosticismo) o del destino, que conocí a una figura intelectual y  de elevada  talla   cultural  que supo arropar en su regazo de sabiduría a un muchachito inquieto e inmaduro de 14 años curioseando los  senderos de la literatura y de sus  desordenadas lecturas.

Con él aprendí a  admirar a Luis Alberto Sánchez, conocer la valía política de Haya de La Torre, La proezas de estudios del Perú que emprendió Basadre, la importancia de Raúl Porras Barrenechea o aquellas maravillosas digresiones de la literatura española de comienzos de la Guerra Civil que tan bien conocía. 

Fueron cada una de las conversaciones  personales  eternas cátedras personalizadas de conocimiento, reflexión y sabiduría por cómo hacerme de  un estilo como manejar las temáticas como  ser crítico, y a pesar de las diferencias ideológicas eso no era óbice para que me siguiera enseñando y yo siguiera aprendiendo.

Como no recordar los libros que me compartió para que mi aprendizaje fuera  mas  diáfano, cuando  me  hizo leer a Atoine Alabalat , gran estilista francés, o cuando me compartió   y quedé  maravillado por aquella  hermosa biografía  acerca del gran  de José  Enrique Rodó hecha a punto de  pinceladas  por otro gran compatriota suyo, Víctor Pérez Petite.

Él, fue testigo de mis primeras escaramuzas literarias, de mis poemitas de adolescente, de mis primeros artículos periodísticos y  de cada proyecto que emprendía, Aprendí que la vida es un proceso con sus vaivenes  malos y buenos, con sus olas de tristezas y fracasos, pero me alentó a nunca perder a bitácora del destino,  a sortear esos sinsabores  y seguir caminando   con mis sueños.

Cuando recibí la noticia de su muerte   en abril del 2017 de súbito, como un golpe helado al pecho, queriendo devorarme la tristeza quise gritar este dolor que se contenía en la garganta por la partida de mi noble maestro.  No comprendía  la incertidumbre del designio final al cual todos llegaremos. Aparecieron en mi memoria esos años junto a él, esas tazas de café y con decenas de galletas platicando hasta que se ocultara el sol y yo me despedía de su biblioteca contando los días para regresar y beber de su sapiencia.

Volviendo al maestro Basadre, y la cita que  empieza el  escrito, entrelazo  este encuentro imaginario de estas dos enseñanzas basadrianas: lo humano y la verdad. Conceptos que el Dr., Arnulfo Ramos Bustos siempre   hizo suyos y  además  entrego su obra y disciplina, su tesón y coraje por la historia por el  bien de la comunidad y del país. Supo iluminar a  personas como el que esto escribe, que  necesitaron de su guía  para poder caminar y  no perderse en los laberintos de lo pusilánime y de  la cobardía.

DATOS:

Arnulfo Ramos Bustos (1922-2017). Exalumno del Glorioso del Colegio Nacional Independencia Americana, promoción 1939, estudió en la Facultad de Educación de la Universidad Nacional de San Agustín y también Derecho en la misma universidad. Fundador del emblemático Colegio Gran Unidad Escolar de Mariano Melgar. Fue Jefe del Departamento de Ciencias Históricas Sociales y Decano de la Facultad de Ciencias Histórico – Arqueológicos de la Universidad Católica de Santa María. Como Docente Principal publicó diversas obras de Historia del Perú: Épocas Pre Inca, Descubrimiento y Virreinato del Perú y la Historia de la Universidad Católica Santa María.25 años después. De la génesis auroral hacia excelencia en el siglo XXI (Fondo Editorial de la Universidad Católica de Santa María,2009).

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