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POR QUÉ AMO A MARINE LE PEN

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MARIEN LE PEN  es una mujer de 47 años, madre, abogada y divorciada, con una voz de fumadora bolañeana , el ceño fruncido  cuando habla y una sonrisa de navaja de “guillotina”. Percibida por sus votantes como la protectora de la gente de la calle ante las fuerzas de la Globalización, es la mujer que no  se molesta en ensuciarse los tacones de barro en los suburbios industriales.

Ha hecho conocer su punto de vista  sin jamás rebajarse a jugar “la carta  de la mujer” (cosa que hacen con frecuencia las feministas cuando se quedan sin argumentos). Ella es una mujer fuerte con ideas claras, con un discurso coherente, una mujer que  no se vende, una euroescéptica y antiglobalización desde la primera hora. En un mundo de políticos varones enclenques (no solo en la política francesa)  ella demuestra tener mejor puestos los pantalones y no le importa ser impopular ante la prensa y las encuestadoras  si se trata de ser sincera. En definitiva si Simone de Beauvoir  viviera ahora, Marine seria para ella La Mujer Fuerte que se hizo así misma y no se conformó con solo ser una cara bonita.

UNA MUJER CONTRA EL MUNDO

Ahora se enfrenta al reto más grande de su ya larga carrera política, la segunda vuelta. No se enfrenta ella a un  candidato, el ultraliberal y mimado de Wall Street, Macron, sino con que se  enfrenta a todo el Sistema, tanto político, económico y periodístico. No hay mujer más satanizada por el bien pensamiento del liberalismo que ella. Sorprende como es odiada y rechazada visceralmente por el stablishment cultural biempensante europeo, ese  que vive de subsidios estatales y que se proclaman de izquierda pero no les importa recibir chequees en euros, dólares o francos suizo.

Y la odian porque saben que tiene razón, que los obreros y los desempleados, los jubilados y todos los perdedores de la Globalización   votan por ella en Francia porque es la única opción, el sentido común que les dice a las familias a fin de mes cuando el dinero no alcanza, a las jóvenes parejas ahogadas en deudas y a quienes temen perder su casa ante el impago de la hipoteca, que esto del LIBRE MERCADO no anda, no corre, y no funciona.

Al discurso de  Marine la prensa lo reduce a solo antinmigración e intolerancia. Peor ella es más que eso, si se proclama a favor de controlar la inmigración es porque es una firme creyente en que Francia recupere el control de sus fronteras. Por el tratado que la integra a la Unión Europea Francia no sabe quién entra ni sale de su país.

Terroristas y delincuentes comunes andan a sus anchas por Europa porque simplemente nadie controla eso. Y no solo se trata de delincuentes e inmigración también tiene que ver con la deslocalización de empresas nacionales, que cierran fábricas en Francia para abrirlas en Polonia destruyendo empleos y precarizando la economía. La soberanía de las naciones empieza y termina por las fronteras, eso, algo tan simple es el núcleo ideológico de la bandera de Le Pen.

Y a eso la prensa biempensante  llama racismo, cuando muchos inmigrantes de segunda y tercera generación  en Francia votan por ella porque no estaba favor de que la inmigración continúe, por la simple razón de que precariza el empleo y lo destruye.

Pero quienes la rechazan no entienden que la cultura como la política no se cotiza en la bolsa de valores sino en la calle y Marine es una infatigable caminante, un Ulises Lima de la política en cada rincón de Francia, visitando pequeños negocios, fábricas y los suburbios obreros donde las alas negras de la Globalización se ciernen amenazantes.

 

MARINE Y LOS OBREROS

La semana pasada en Amiens ante la protesta de los obreros por el cierre de una fábrica de Whirlpool, una empresa multinacional de electrodomésticos cuya sede está en esa misma ciudad francesa y que ahora deslocaliza la fábrica para trasladarla a Polonia (donde las leyes laborales son más laxas así como los salarios a los operarios),  Le Pen demostró ser todo un animal político al presentarse sin intermediar con los líderes sindicales de la fábrica en cierre para apoyar la protesta de los más de 300 obreros en peligro de acabar en la calle.

Esa misma tarde  su rival electoral, el ultraliberal Macron había concertado con los líderes del sindicato una visita en apoyo a la protesta. Macron no se lo esperaba pero Le Pen le había madrugado. Ya me lo decía mi abuela, cuando un hombre esta de ida la mujer ya está de vuelta. Eso fue un perfecto Dribling electoral, una exhibición de cintura política (en términos de Marc Bassets) de una mujer experimentada en combates como este, eso es tener brocha gorda y no andarse con pinceladas.

Macron sorprendido solo le quedó esperar a que Marine se fuera y  mientras denunciar ante la prensa que la Sra. Le Pen hace uso político de la protesta, cuando él se presenta allí para hacer lo mismo. Y cuando Macron finalmente llega, los manifestantes le reciben a él (todo rodeado de asesores y docenas de cámaras de tv ) gritando al unísono “¡Marine,  Presidenta!”  A ella los obreros la recibieron con sonrisas y selfies mientras que a Macron (que nació en esa misma ciudad) lo recibieron con pifias y humo. Y es fácil de entender pues mientras L e Pen en la  protesta  les exclamó a los obreros  que “¡Conmigo,  la fábrica  no cerrará!” Macron con  megáfono en mano (no le queda bien con ese terno de sastre que lleva a cada lado) allí mismo sentenció su política “el resurgimiento  de Francia  tomará tiempo  y será difícil”.

SOBERANISMO NACIONAL FRENTE A GLOBALIZACIÓN

Sin embargo,  Macron es un hueso duro de roer, es un hombre del Sistema, el derechista liberal mimado de la prensa y el stablishment financiero, un banquero de Rotschilde, asesor y luego ministro del decepcionante gobierno de Hollande (cuyo índice de aprobación es más abajo entre los franceses que Alejandro Toledo entre los peruanos).

Macron es un convencido creyente de la Globalizacion, un ultraliberal amigo de privatizaciones, del aborto, el matrimonio gay, y a favor de continuar la alianza con EE.UU. (aun con Trump). O sea, más stablishment no se puede ser.

Mientras Marine es todo lo contrario, ella es las mil veces satanizada por los medios, calificada de  fascista protochavista, el cuco de los bancos, la amiga de Rusia, en resumen la antisistema europea. Porque ella es ANTI, ANTI LIBRE MERCADO, ANTI UNION EUROPEA, ANTI OTAN, ANTI FMI, ANTI STABLISHMENT, en fin ANTISISTEMA.

Esta segunda vuelta es simbólica, es una pugna entre la globalización salvaje de Macron con su ideología del dinero frente a la restauración de la soberanía de las naciones d Marine. Macron solo pide sacrificios a los franceses mientras Marine le responde en el debate de este último miércoles “Esta Culpabilizarían de los franceses no la acepto” Y tiene razón ella, que es la unica candidata que defiende la jubilación a los 60 años, los derechos laborales de los trabajadores. Porque a su rival el joven banquero Macron le gusta decir que le gusta esta Europa que permite cerrar una fábrica en Francia para llevarla a Polonia.

EL VOTANTE DE LE PEN

Sus votantes son jóvenes desempleados, ex votantes comunistas, clasemedieros desencantados,  policías y hasta inmigrantes que ya no quieren más inmigración. Su bolsón de votantes es amplio y sus reclamos legítimos.  Se sospecha que atraiga el voto de católicos, mujeres trabajadoras y de empleados públicos ante el temor de nuevas privatizaciones en caso de una victoria de Macron.

También es gente preocupada por la seguridad, en dos años más de 200 franceses han muerto masacrados por islamistas radicales. Ella ha sido la única con un discurso firme al respecto y no se contenta con paliativos.

DURA DE MATAR… POLITICAMENTE

Marien para llegar a donde esta ha tenido que enfrentarse hasta contra su padre, Jean Marie Le Pen, el ultra archinacionalista fundador de su Partido  Frente Nacional, al punto de  expulsarlo del mismo partido (ella a su padre, un parricidio pero de hija a padre). Además, de enfrentarse a  entrevistas con periodistas hostiles, una izquierda desorientada ideológicamente que la detesta y una derecha clásica que la demoniza. Y ha sabido sobrevivir y continuar. Incluso ha peleado contra la nueva estrella en ascenso de su movimiento antisistema francés, su sobrina  Marion Merechal-Le Pen.

Ya ha participado en dos elecciones presidenciales anteriores quedando tercera. No obstante los golpes son duros ella no se amilana, si ella fuese una candidata de izquierda hace rato que las feministas habrían gritado que lo que le hacen es un bullyng mediático con connotaciones misóginas aderezadas de delitos de odio. Pero a Le Pen le resbala, ella es dura y una creyente de sí misma.

Una mujer fuerte no cae en la bajeza de andar recordando su condición de mujer ni haciéndose la víctima, le insultan, la difaman y ella sigue adelante con su paso de soldado, el cabello rubio ondeando y esa sonrisa de guillotina.

Finalmente, Marine, esta Holliday Azul Marina  está más allá de derechas e izquierdas, ella es la encarnacion del antisistema, de esa resistencia de la gente de a pie amenazada por una economía que nos aplasta. Y por más que deguste a muchos El mundo del mañana es el de Trump, del Brexit, de Putin y de Le Pen, es el mundo De las naciones libres y soberanas, ese es el mañana. Por eso ¡Vive Le Pen!

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