Amat Escalante es un cinéfilo haciendo cine. Entre sus películas que más han sacudido a la crítica, se encuentra “Heli” y “La región salvaje”. Para algunos es un cine mexicano con imágenes fuertes. Para otros, son obras de arte que retratan la realidad y la violencia desde el lado más oscuro del ser humano.
Escalante es un cineasta de 39 años que ha obtenido diversos premios en los festivales de cine más importantes del mundo. Cannes, Venecia y Berlín, han aplaudido sus películas, y hace un año fue invitado para formar parte de la Academia de Hollywood.
A los 15 años, siguió el ejemplo de Werner Herzog, abandonó el colegio y se sumergió en el mundo cinematográfico. En esta entrevista nos habla de sus padres, de Reygadas, Werner Herzog y del proceso de sus películas.
Amat, tienes una curiosa similitud con Luis Buñuel, ya que los dos nacen en España y terminan viviendo en Guanajuato, México ¿Cómo calificarías estás circunstancias de la vida?
Bueno, nací en España por una cuestión de coincidencia, mi papá es mexicano y mi mamá es de Estados Unidos, ellos se fueron a vivir a España y nací ahí. Luego, nos regresamos a México. Hoy por hoy no soy español. Creo que lo que más me ha enriquecido es vivir entre Estados Unidos y México, esos dos lugares y su nivel de contraste acentúan las diferencias y los detalles de cada uno. Especialmente, la mirada hacía México, que es donde vivo, creo que ha sido afectada por esa doble nacionalidad, doble cultura.
Abandonar el colegio y arriesgarte a buscar lo que te apasiona, creo que fue una decisión bastante valiente.
En el momento no lo vi para nada valiente, era más bien, una necesidad y casi un capricho. Sentí que podía hacerlo porque ya tenía otra cosa que me interesaba y tenía ejemplos de otros cineastas como Werner Herzog, que también dejó la escuela a los 15 años, y se propuso hacer su primera película a los 25, y yo tomé esa guía como ejemplo, y de alguna manera tuve suerte. Tampoco se puede hacer eso con cualquier cosa que quieras hacer en la vida, porque si quieres ser abogado, doctor, científico, no puedes dejar la escuela a los 15 años. Citando una frase de Herzog, “El cine es el arte de los analfabetos” (Risas). No es para estar orgulloso de ser analfabeto, pero él se refiere a una cuestión de comunicación visual.
Muy pocos cineastas antes de hacer su primera película se pueden jactar de esa pasión que significa ser cinéfilo. Tú eres un cinéfilo y de alguna forma eso se puede notar en tus películas ¿Crees que el problema de los nuevos realizadores es ver poco cine?
No se me había ocurrido, no lo he pensado demasiado. Sé que muchos cineastas, gente que ha hecho películas exitosas tal vez no tengan una cultura cinematográfica muy amplia, pero creo que no es parte de los requerimientos para hacer una película. Entre más cine veas, creo que abre las posibilidades creativas que tienes, como una forma de inspiración y de ver lo que ya se hizo. Creo que sí es importante pero no esencial ver cine para hacer cine. No lo digo por cuestión de ideología o algo así, sino porque lo observo. Creo que hay películas muy exitosas en países como México y Perú, que vienen de cineastas que no han visto mucho cine, de hecho, los directores de telenovelas tienen más espectadores y no tienen que haber visto cine para hacer telenovelas. Pero ya de forma más objetiva e idealista, pienso que para hacer buen cine o avanzar con lo que ya existe en el cine, es importarte ver mucho cine. Amo el cine y soy cinéfilo.
¿Tu padre como pintor fue tu primer referente en las artes visuales?
Seguramente sí. Recuerdo muy bien verlo desarrollando y pintando en la casa, y yo vivía todo eso. A veces, vivíamos en casas pequeñas, y el pintaba en la cocina, tenía sus cosas todas mezcladas. Él también es músico, casi a la par o igual como es pintor. Entonces, la música y la pintura se mezclaban y de alguna manera fui afectado por eso en mi visión o acercamiento hacia el cine.
En estos recuerdos ves a tu padre pintando, pero cómo recuerdas a tu madre, porque la mencionas poco en tus entrevistas.
(Risas) Sucede que no era exactamente una artista, aunque gracias a su esfuerzo mi papá podía pintar. Ella conseguía dinero, lo apoyaba y a mí me apoyó mucho al inicio de mi carrera y hasta ahora. Ella hacía las notas del director. A mí se me dificulta mucho hacer sinopsis y ese tipo de cosas, y mi mamá me ayuda mucho en eso. Ella las escribía y luego yo las arreglaba un poco. Siempre me ayudó, pero no era pintora, sino que se dedicaba a otras cosas.
Hiciste pública tu admiración por Carlos Reygadas, y de alguna manera esto te llevó no solo a conocerlo sino también a trabajar con él en su película “Batalla en el cielo” ¿Qué fue lo que más te llamó la atención de esa experiencia de filmar una película con Reygadas?
He sido afortunado de conocer a muchos de mis ídolos, además, de colaborar en el caso de Carlos Reygadas. Después de ver Japón, lo contacté, y el vio un cortometraje mío y le gustó. Entonces, me contrató para trabajar en Batalla en el cielo, como uno de sus asistentes de dirección. Lo único que he hecho aparte de mis películas es haber trabajado en esta película. Entonces, fue un lugar donde pude ver y hacer tangible lo que hace un director en un set, con más de dos personas, ya que había trabajado mis películas solo con mi hermano Martín y algún otro familiar que me ayudaba. Poder ver a alguien cómo dirigía, fue importante. Creo que lo que más aprendí fue que no es solamente salir y filmar a gente que no son actores, sino es aprender cómo filmarlos y ver como eso se traduce ya capturado en el cine. Esto no es algo que puedas aprender simplemente escuchando una clase, esto es salir, cometer errores y tener la experiencia de ver como se traduce todo eso en una pantalla ya editada y con sonido. Todo ese proceso fue interesante verlo junto a Reygadas.
Carlos Reygadas.
¿Aparte de Reygadas, qué otro director(a) mexicano despierta curiosidad en ti?
Hay muchos de los que espero sus próximas películas, y siempre las veo con mucha curiosidad. Están Michel Franco, Gerardo Naranjo, Joaquín del Paso, quien hizo “Maquinaria Panamericana”; Emiliano Rocha Minter, es otro joven que hizo “Tenemos la carne”; Dariela Ludlow, que hizo “Esa era Dania”. También tengo curiosidad de lo que va a hacer Daniela Schneider.
Hubo un tiempo que en la mayoría de las películas mexicanas se repetían los mismos rostros, los mismos actores, y eso no te gustó. Como muchos directores, decidiste optar por buscar personas reales ¿Qué tiempo te lleva realizar ese trabajo con actores no profesionales?
Es muy largo y lo considero parte del desarrollo creativo de la película. En mis guiones casi no describo cómo se ve un personaje, es más bien en el proceso de casting que me voy inspirando y de ahí vamos construyendo los gustos y preferencias con el equipo de casting. Creo que se hacen muchas películas en México, pero hay pocos actores que estén trabajando, y como muchos de ellos ya tienen una forma de actuar, yo no me siento con las ganas de modificarles. He visto al actor chileno Alfredo Castro, es un excelente actor, y como él hay muy buenos actores en Argentina también, alguno que otro en México, pero a mí me cuesta visualizar muchísimo, y cuando los veo en diversas películas, no están lo suficientemente sólidos para creérmelo. Por ejemplo, no es Taxi Driver, con Robert de Niro, que es un actor que se transformaba tanto y que a la fuerza te tomaba como espectador, y no he encontrado eso en un actor mexicano.
¿Por qué crees que el realismo de tus películas le resulta muy chocante a mucha gente?
Creo que no es tanto el realismo, sino, una cierta crueldad humana que no quieren ver en pantalla, pero por eso hay miles de otras opciones que la gente puede ver. También es importante ver la realidad y lo que pasa en nuestro mundo a través de una visión personal. También está internet, donde puedes ir a Youtube y ver desde lo más violento a lo más hermoso, desde el nacimiento de un niño hasta el degollamiento de una persona. Es horrible todo eso. Lo que yo propongo y lo que muchos cineastas proponen, es una mirada personal, que es algo que no debe de faltar en la sociedad. Sabemos que esta el buen periodismo, los reportajes o la prensa amarilla también, y esas son miradas que tratan de ser neutras, aunque muchas veces no lo son.
Creo que es importante criticar o reflexionar mediante el cine, de esa forma podremos entender lo que sucede en cada país.
Yo creo que el cine no es un arma de cambio. Creo que el cambio se da de muchas maneras y formas y puede haber una persona que hace un cambio con un acto. El cine hasta ahora es un poco ambiguo en lo que ha podido cambiar, pero creo que sí es una herramienta que no solo se usa para el bien, más bien el cine se ha usado mucho para el mal, por ejemplo, para avanzar la agenda del capitalismo de Estados Unidos. Pregunta en otro país si han visto cine peruano, probablemente no, pero van a saber todo sobre el “Hombre Araña”, y eso no es cualquier cosa, eso significa que Estados Unidos ha conquistado las mentes y los corazones, y eso era lo que más querían ellos, conquistar.
¿De alguna forma Estados Unidos aprendió de lo que hacía el propagandista nazi Goebbels?
Sí, pues lo que ellos quieren es vender, y vender no solo productos, sino también una ideología de consumo y de que no vayas a revelarte demasiado, para que no se vaya a caer el sistema que les funciona y que les genera muchos ingresos, y cada país hace su miniversión de eso, porque ha sido invadido por Estados Unidos en cuestión de trasnacionales, empresariales y de poder. El cine de Hollywood que ahora es tan internacional como nunca antes, se ha vuelto un arma discreta y muy importante.
¿Qué le dices a tus críticos por aceptar la invitación de la Academia?
Yo lo veo diferente eso. Yo soy mitad norteamericano y le debo mucho a Estados Unidos en el sentido de tener acceso en esos años al cine y a los libros. Ahora, hasta a mí se me olvida lo fácil que es acceder a muchas cosas a través de internet. Cualquier cosa que se te ocurra lo puedes buscar en internet, antes no era así. Cuando yo comencé a hacer cine en 1994, yo no tenía ni celular, el internet existía, pero no como ahora. Entonces, estudiar en Estados Unidos y poder ir a bibliotecas, cineclubs y tener acceso a películas de todo el mundo, fue muy importante. Lo que está tratando de hacer la Academia es abrirse reclutando gente de todo el mundo, lo cual pienso que podría ser beneficioso. Ser parte de la Academia es algo simbólico y un honor. Hay muchos cineastas que admiro que están ahí y pues voy a poder ver las películas de Estados Unidos y las películas extrajeras, más que nada en eso estoy pensando, porque a las películas que nominan en los Oscar, al final les sirve como una plataforma muy importante. La sección de la mejor película extranjera siempre ha sido un poco extraña, y su meta para cambiar es el motivo por el cual están invitando gente.
Tu película La región salvaje, despertó gran interés, tuvo buenas críticas internacionales, pero también generó toda una polémica en el tema de proyección en México. Supuestamente se iba estrenar en el 2017, pero al final se estrenó a inicios del 2018, y han salido personajes como Guillermo del Toro a darte su apoyo.
Sí, de hecho, agradezco ese apoyo e interés de ayudar. Han sido cosas que están fuera de nuestro control. En México existe un apoyo para distribución, del cual dependemos para poder sacar la película con 15 copias, pero quisimos sacarlo con más, para llegar a un público más grande. Por cuestiones no se pudo obtener a tiempo ese apoyo de distribución y tomamos la decisión de no estrenarla allí, fue difícil y triste, porque se estrenó en otros países primero antes que en México. Una película que hace ruido en el extranjero, que gana un premio en el Festival de Venecia, Cannes y en Berlín, sería bueno que se pueda ver primero en su país.
En La región salvaje cambiaste lo que venías haciendo, se puede decir que es un cine de ciencia ficción, y tiene bastante relación con la literatura. ¿Este cambio fue en el guion o fue dentro del proceso?
Fue dentro del proceso, porque hubo dos cambios en el guion donde me mantenía bastante aterrizado en la realidad. No jugué con el género de ciencia ficción o terror, hasta la segunda versión del guion más o menos, y ya que empecé a jugar con esta idea de ciencia ficción se abrieron las posibilidades y me inspiré mucho más de lo que podía representar sobre los personajes con este elemento, y más bien fue como una apertura a la imaginación. También, intensifiqué la capacidad de poder expresar visualmente el interior de los personajes, porque la película trata de algo muy íntimo que cada individuo lo vive diferente dentro de sí mismo, y poder representar eso era un reto, y la forma que encontré es mediante la ciencia ficción.
Esta película también es un homenaje a uno de los directores polacos que admiras, y que falleció recientemente.
Sí claro, es un homenaje a Andrzej Zulawski y su película Possesion que me impresionó mucho, y hay más que un guiño hacía esa película, y la criatura que aparece en La región salvaje, es una criatura del cine.
Peñícula Helí.
¿México duele?
Creo que no solo México, duele la injusticia estés donde estés. Hay mucho de que quejarse y de que indignarse en cada ciudad del mundo y, sin duda, México tiene problemas grandes, pero no son tan diferentes a otros. No digo que México está bien, para nada, pero cuando ves las noticias o viajas a otros países, te das cuenta que hasta se siente un poco egoísta estar quejándose de uno mismo. En particular, México es un país con unos contrastes muy grandes, tanto económicos como raciales, y eso no es sano. Y la cuestión de estar al lado de Estados Unidos que consume tanta droga y tener un país como México donde no existe una ley de seguridad que funcione, 99 % de los crímenes son impunes, no es un lugar ideal, pero ojalá esto mejore.
Siempre es interesante conocer qué leen los cineastas, recomiéndanos un par de libros.
Ahora estoy leyendo Los hermanos Karamazov, de Dostoyevski; también el libro de Stephen King, que escribió sobre su historia y cómo escribe, un libro bastante entretenido y revelador; también Making movies, de Sidney Lumet, este libro es muy bueno para alguien que quiere comenzar a hacer cine.
(Entrevista publicada en la revista impresa Lima Gris 13)