Alice Zeniter es escritora, dramaturga y directora de Teatro. Ganadora de la primera versión en españa del Premio Goncourt , uno de los más prestigiosos galardones literarios. Gracias a la embajada de Francia y al Hay Festival, se encuentra en nuestro país participando de presentaciones de libros y conversatorios.
Entre sus obras figuran: Deux moins un égal zéro, Domingo sombrío (Premio del Libro de Inter, el Premio de los lectores del Express y el premio de La Closerie des Lilas) y Juste avant l’oubli (Premio Renaudot des lycéens). En 2017 publicó L’Art de perdre (Premio Goncourt des lycéens), y en teatro Spécimens humains avec monstres.
Lima Gris conversó con la escritora francesa Alice Zeniter, aquí una breve entrevista sobre su libro El arte de perder.
El arte de perder es un buen título, ¿cómo nace el nombre de tu libro?
Me inspiré de un poema de Elizabeth Bishop, que es una escritora estadounidense y tiene un poema que se llama One Art, que comienza con “The art of losing isn’t hard to master…” que significa: el arte de perder no es difícil de dominar. El poema es un relato de la vida a través de la negativa, de lo que se pierde, es decir, se pierden las llaves, el tiempo, la casa donde uno vive, a las personas amadas también las perdemos, también perdemos nuestro país cuando tenemos que partir por equis motivo. Entonces, se trata de una visión de la vida de un aprendizaje de perder justamente.
¿Crees que tu libro nos ayuda a entender la perdida?
La historia que cuento en mi libro, no es sola sobre una perdida familiar, sino lo que significa no estar del lado de quien pierde en una guerra. Al final se pierde un país y todo lo que está alrededor, las montañas, se pierde también el estatus social de uno, porque cuando estamos en otro país estamos en calidad de inmigrante.
Si bien tu libro está inspirado en tu familia, también creo que existe una necesidad tuya de contar la historia que no se ha contado sobre Argelia.
En realidad, la historia de mi familia no me lo habían contado bien, y fue muy difícil para mí poder completar la historia de mi familia, porque en mi vida no se me había contado qué cosa había pasado. Yo descubrí que hubo historiadores que han hablado del tema, pero en la escena pública no se había hablado de los harkis o de los campos de tránsito, qué son estos campos de tránsito, pues son los campos donde ponían a los miles y miles de argelinos que llegaban desde Argelia en 1962, y por qué llegaban a estos campos, pues, porque se les consideraba que eran pro franceses.
¿Por qué crees que esta historia no había sido contada?
Porque estos guetos o espacios de concentración que se habían hecho para los harki, se habían instalado alrededor de los centros donde esta gente podía trabajar, entonces, se trata de gente que va a sufrir y no van a ser educados, no van a ir a la escuela, y esto trae como consecuencia que los niños y adultos no van a dominar la lengua francesa, e incluso los dos idiomas, ni el francés ni el árabe, incluso también el cabil, porque también llegaban de Argelia los bereberes. Entonces lo que ocurre que esta gente no va a encontrar un lugar en la esfera de la literatura, del cine, porque no van a tener una voz por esta falta de educación. Esto también se produjo porque esta gente no logra altos puestos en el cine o literatura, porque se les separó de alguna manera del espacio público por esta falta de educación.
La primera vez que viajas a Argelia tenías 25 años y fue en el 2011, la segunda vez fue en el 2013 ¿En tu segundo viaje te diste cuenta que tenías que escribir esta historia?
No. Yo pienso que este interés nació antes y después, lo que quiero decir es que el interés por Argelia surge cuando yo cumplo veinte años. A partir mis veinte ya comienza un proceso que desencadena este libro. Yo me intereso por Argelia por superar este silencio que había habido por parte de mi familia, por eso fui a Argelia dos veces, yo quería crear mi propia historia y establecer una relación con Argelia y la gente, es decir con esta Argelia de hoy. También esto ocurrió porque quería ver cómo se trata el tema actualmente de los migrantes en Francia, quise hacer una especie de paralelo entre estas dos situaciones. Una de ella es el uso de harki en el caso de Argelia y migrante en el caso de Francia, este sustantivo borra historias individuales de cada persona que llega.
¿Crees que en tu libro El arte de perder, se siente la ausencia del humor a comparación de tu libro Domingo sombrío?
No estoy de acuerdo con eso. En realidad, no podría escribir un libro que no me hiciera reír un poquito. De hecho, es por eso que, en El arte de perder, quise introducir unos elementos que fuesen un poco divertidos que me hicieran reír. En Domingo sombrío, lo que yo trato de hacer es rendir un homenaje al humor negro de Hungría, porque en Hungría hay muchas bromas relacionadas con la muerte y los suicidios, por otro lado, también se trata del amor absurdo inglés, por eso pienso que hay elementos de humor en El arte de perder.
¿Sientes que los premios son importantes para un escritor?
Estoy convencida de que hay una ambivalencia en lo que se concierne a los premios, porque en mi primer lugar el premio va establecer esta suerte de competencia entre los escritores y esto es algo completamente ajeno a la literatura, nadie tiene en su biblioteca los libros que han ganado premios, no hay una coexistencia de libros, entonces los premios literarios no muestran este aspecto, pero al mismo tiempo soy consciente de lo que puede significar a un escritor ganar un premio, ya que va obtener muchos más lectores y más publicidad, si yo recibo estos premios, quiere decir voy a tener que arreglármelas para ir a la radio, para ir a los programas de televisión, porque el premio va hacer todo esto por mí. El premio permite que el libro tenga una mejor vida, pero considero que los premios no respetan la belleza propia del libro.
¿Un escritor latinoamericano al que siempre regresas?