Por los años 50, el Patio de Letras de la Universidad de San Marcos, fue punto de encuentro de una futura brillante generación de escritores y poetas, y las motivaciones de sus charlas dieron motivo a otra forma de escritura. Pero no solo fue en San Marcos el punto de estas reuniones, pues posteriormente otros estudiantes de diversas universidades y con una óptica distinta o similar, fueron construyendo esto que ahora llamamos generaciones literarias.
En el mundo literario peruano, existe una gran diversidad de expresiones con reconocidos exponentes: el costumbrismo, realismo, urbanismo, Ciencia ficción, literatura de la época terrorista, intimista, testimonial.
Los escritores fueron dejando poco a poco su posición de observadores para convertirse en el centro de su propia narrativa, dando a conocer un mundo hasta entonces desconocido, el suyo propio. Un adelantado en este sentido fue José María Arguedas que mostró su universo personal en novelas como Agua o su inconclusa El zorro de arriba y el zorro de abajo.
Después del conflicto bélico, aparecieron nuevos escritores que apuntan a una narrativa diferente en donde se hace presente la ciencia ficción pero principalmente el “yo” propio, como una necesidad de dar a conocer su mundo interno.
Alexander Campos Soto (Santa Cruz, Cajamarca, 1990) es uno de ellos, quién decidió ingresar al mundo de las letras respaldado solo por talleres y cursos que tomó de modo particular, pues pese a haber ingresado a varias universidades tratando de optar una carrera, se dio cuenta de que aquello no era lo suyo y decidió apostar en solitario por esta vocación que le nació siendo un niño.
El Canto del Paria se titula la obra prima que motivó nuestra entrevista. El libro con la simbólica portada ejecutada por Gretel Montesinos, fue editado en diciembre del año pasado. Reúne diecisiete cuentos que gradualmente suben el ritmo narrativo, logrando a veces momentos de gran intensidad como Historia de Haya o La maldición de Sandra, Diario de setiembre.
Encontramos también una enorme ironía, un humor negro bien dibujado en estos otros títulos; Una bala en el pecho, Crónica de la Resistencia, Emily.
Por la puerta grande es un homenaje muy bien logrado, a su maestro Oswaldo Reynoso. Para Alexander, escribir es una urgencia irreemplazable, de ahí que haya asumido con todas las consecuencias esta carrera que le da alegrías pero también dolores.
“Primero fui lector-nos dice- pero en ese tiempo, cuando leía todo libro que caía a mis manos, jamás pensé en emular a un escritor, este oficio que te tanta libertad, porque cuando creas una historia, tu imaginación se libera. Crear imágenes con palabras me resulta muy estimulante. Después, como a la mayoría de mi generación, me atrapó la informática, pero pese a ello, siempre leía.”
El primer cuento lo escribió el primero de secundaria y el personaje central fue un piajeno, de esos que abundan en su tierra tanto como en Piura. Menciona que desilusionó a su familia materna al decidirse por la literatura, pero, ¿cómo podía contrarrestar la influencia de Sábato, de la Generación Perdida y aquellos novelistas del Boom, que le dieron la piedra de toque?
Para explicarnos el proceso de la escritura, cita a Gustave Flaubert, su gran mentor. “Lo que sucedió con el autor de Madame Bovary, es el estímulo que uno necesita. Alguien que temblaba frente a la página, reescribiendo y corrigiendo, para que su prosa fuera muy estética, muy depurada. Esa tenacidad lo convirtió en el escritor que hoy todos admiramos. En cambio Mircea Carteruscu, el gran fabulador rumano, afirma que sin corregir de frente pasa a limpio, igual que Onetti. Este oficio da dolor y gloria a la vez.”
Le preguntamos si está preparado para asumir esta vocación. “Hay que ser consciente de la grandeza que la palabra “ESCRITOR” encierra pero no todo lo que se escribe debe publicarse. Tienes que ser crítico contigo mismo y a estas alturas del partido, no tengo salida”
“Lo que no me gusta del oficio es que te haces de alguna manera una persona pública tipo Vargas Llosa y pierdes la privacidad. No estoy en la movida como tampoco lo están mis amigos. Hacemos nuestra chamba como mejor podemos. En cuanto a los premios, veo que hay pocos en el país por eso los escritores peruanos y latinoamericanos se autoexilian. Pero considero que antes que el premio, está la obra, porque no todos los libros premiados llegan al nivel que los lectores esperan.”
Alexander Campos, cuestiona al medio literario peruano, repitiendo el pensamiento de Roberto Bolaño: “El oficio de la escritura está poblado de canallas. Es que el medio cultural es hostil, especialmente si uno viene de provincias pero felizmente algo está cambiando y veo que algunos autores de provincia nuevamente se están posesionando en Lima.”
“Existe un centralismo con las grandes editoriales que ocupan la mayor parte del mercado y los escritores que están en esas ligas-casi todos limeños-son accesibles a un público mayor. Pero muchos de manera bien merecida como el escritor Marco Garcìa Falcón, por citar un ejemplo.”
Alexander Campos ha publicado en la revista Letralia, el portal Lee por Gusto, la revista Lima Gris y el diario La Costa de Venezuela. Es colaborador habitual de La Industria de Chiclayo y participa en el proyecto Sherezade de la universidad de Manitoba (Canadá).
El escritor que radica en Chiclayo, estuvo un tiempo en Europa llevado por el ejemplo migratorio de Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce, Julio Cortàzar, pero decidió regresar pues ama al Perù “como a una novia con la que uno se va a casar”.
Oswaldo Reynoso fue su maestro y un gran amigo, lo apoyó siempre en sus momentos de abatimiento literario. Como despedida, Campos nos anuncia que se encuentra escribiendo una novela pero “publicar aquí no es nada fácil, tienes que ser conocido.” Fin
“Se me ha roto el talón de Aquiles. El clima se muestra insoportable y la cancha está temible, pero tengo que jugar la partida hasta el final. Los riesgos y sacrificios son asumibles. Pero si llegas a la meta, como diría Sábato: “Aunque sea por un fugitivo instante, sentirás la eternidad.”
