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Alfredo Castro: “Hice teatro en plena dictadura y era como ir a la muerte”

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Alfredo Castro. Fotos: Luis Felipe Alpaca.

Chile en los últimos años ha producido una buena cantidad de películas que han logrado cosechar premios importantes en los diversos festivales internacionales de cine. Uno de los personajes clave para que esto suceda ha sido Alfredo Castro, un talentoso actor chileno que ha logrado ganarse un espacio en la cinematografía latinoamericana.

Alfredo Castro ha hecho teatro, televisión y cine, pero su reconocimiento internacional llegó actuando en películas de cineastas como Andrés Wood y Pablo Larraín, entre otros. Recientemente protagonizó el papel de Armando en la película venezolana Desde allá, dirigida por el cineasta Lorenzo Vigas.

Castro es un apasionado del teatro, además es director y fundador de la compañía Teatro La Memoria, su trabajo durante estos años lo convertido en una de las figuras más respetadas del teatro chileno.  El actor chileno estuvo presente en el 20° Festival de Cine de Lima y Lima Gris conversó en exclusiva sobre su experiencia en el cine y el teatro.

Dándole una mirada a tu carrera se podría decir que el teatro para ti ha sido un espacio de resistencia

Sí, durante muchos años con mi compañía que se llama Teatro La Memoria, hemos hecho un teatro muy de resistencia, tanto en las temáticas que tocábamos, como en la forma que lo presentábamos, y eso ha sido siempre un espacio de resguardo para mí.

Has trabajado en el teatro, televisión y actualmente haces mucho cine, y veo que el cineasta Pablo Larraín te tiene presente como un personaje emblemático para sus historias ¿Por qué crees que ha sucedido eso?

Porque a veces se conjugan y se encuentran dos sensibilidades. Pablo estudió conmigo en el teatro que yo tengo en Santiago, y creo que coincidimos en muchas miradas artísticas, y le debo gustar como actor, él a mí me gusta mucho como director, por lo tanto no ha sido difícil, pero también algo está sucediendo en Latinoamérica y Centroamérica con nuestras producciones, nos estamos dando a conocer recién, están apareciendo muchas coproducciones con países como México, Argentina, Perú, entre otros  países, y eso se abierto porque hay directores jóvenes, hay mejores recursos,  y esto hace diez años no era así.

En el Festival de Cine de Lima participas con dos películas, una es la película venezolana Desde allá, del director Lorenzo Vigas, y la otra es la película chilena Neruda, del cineasta Pablo Larraín. En esas películas tienes dos caracterizaciones totalmente distintas, Pero háblame de tu experiencia en Neruda, la otra historia del poeta.

Claro, la tesis de Pablo  es muy interesante, en esta película tengo un rol pequeño, pero a mí eso no me afecta ni me produce ningún tipo de comentario, la película está sustentada en tres personajes que es Gael García, Luis Gnecco y “La Hormiguita”, y el resto pasamos por ahí haciendo pequeñas escenas que fue un regalo. Pero Neruda siempre fue un hombre muy controvertido por su lado comunista militante y el lado hedonista que tenía, un hombre que amaba las casas, la buena comida, los viajes, sus colecciones y las fiestas. La película no pretende ser una biografía de Neruda, ya existen biografías, creo que hay dos películas de Neruda,  que son películas muy realistas y apegadas a la realidad de su vida.

Fotograma de la película Desde allá.

Ahora, el tema fondo en la película es la persecución, Chile ha sufrido el proceso de dictadura, ¿Qué tan difícil fue hacer teatro para ti durante la dictadura de Pinochet?

Tenía dos lados, era muy difícil porque no había recursos y no había donde hacer teatro, pero tenía el lado de lo que tú decías, un espacio de resistencia muy importante. Entonces, lo hacíamos muy precariamente, en lugares no habilitados para teatro, en casas, galpones o en la calle, y eso también de alguna manera nos llenó de una creatividad que obliga el momento histórico y fuertemente arraigado en la creatividad, más efectivo, con pocos recursos, entregando un mensaje productivo bastante bueno y político. Entonces, fue un momento durísimo del cual sacamos partido.

¿Qué tanto te cambió el hecho de viajar a Inglaterra becado y vivir unos años lejos de tu país?

Me cambió mucho porque me enseñó cosas muy valiosas sobre el trabajo de un actor. Recuerdo que me ofrecieron quedarme allá, pero tenía que acogerme al estatus de refugiado político, y yo no era refugiado político. Entonces, dije que no, porque obviamente había gente que si necesitaba estar allá, y yo no. Otra cosa es que en países europeos siempre uno es ciudadano de segunda clase, un exiliado o un inmigrante siempre está por debajo de lo que uno puede ser en su país. Y yo quería luchar en mi país por mi país.

Hablemos ahora de la película Desde allá, donde tienes un papel protagónico, esta cinta tiene una atmósfera bizarra y tintes curiosos, además te tener una semejanza  con la película La virgen de los sicarios. Pero en este filme demuestras tu talento como actor, ya que solo con miradas y algunos gestos transmites todo lo que siente el personaje.

Es una historia que nos toca a todo Latinoamérica,  la pérdida del padre, un tema que para nosotros es muy violento, muy fuerte en países heteronormativos, muy machistas. El guion de la película era mucho más realista de lo que quedó en la visión de la película, pero a mí me gustó mucho la película porque plantea varias capas de entendimiento. Se supone que es una película sobre un tema de homosexualidad, yo pienso que no lo es, más bien es un filme de dos personas, un joven y un hombre muy precarios, efectivamente se encuentran en un momento de la vida donde ambos se necesitan y se usan, es decir, se utilizan mutuamente. No es solo una película con recursos sexuales, sino una película más bien política.

Exacto, ya que hay un mensaje político, además se expresa esa pirámide social de clases, donde los que tiene el poder económico van a tener la sartén por el mango.

La pirámide que dices está conformada por el padre que es un hombre millonario y exitoso, que vive refugiado en esta especie de bunker entre guardaespaldas y autos, después viene Armando, que es un hombre apenas de clase media, un trabajador que tiene su pequeña empresa, y después un muchacho que esta radicalmente pobre y desvalido,  entonces te pones a ver como Lorenzo Vigas cuenta un poco la historia  actual de su país de manera brillante en cuanto al entorno que rodea la historia. Está historia sucede en un escenario que es Caracas, una ciudad que está en una crisis extrema ahora.

¿Crees que la película pueda ser censurada en su estreno en Venezuela?

Yo creo que no, se estrena ahora tal cual está la película.

Desde tu experiencia estando en Venezuela ¿Qué es lo que queda de la imagen de Hugo Chávez, o mejor dicho del chavismo?

Bueno yo pregunté a los que trabajaban en el filme con nosotros, y me di cuenta que todos eran de izquierda, no había ninguno de derecha. Y aquí hay un tema interesante de los líderes, cómo nuestros países buscan hombres muy fuertes que lideren, y de repente llega gente que no está preparada. Todo lo que armó Chávez, con todo lo maravilloso que eso tuvo, de repente se convirtió en algo muy peligroso, haber armado a miles de motoristas para defender la revolución ahora se convirtió en un centro de delincuencia y amenaza muy feroz, entonces,  es un país que me da mucha pena con todo lo que está pasando.

Des tu posición de actor, ¿Qué piensas de la televisión basura?

Yo ahora veo muy poca televisión, no hago televisión actualmente, solo estoy haciendo miniseries, que son de cuatro a diez capítulos. Creo que ahora todo está cambiando desde la fuerte entrada que tuvo internet, ahora con Netflix, HBO,  y todos los canales en la red, pienso que la televisión va tener que modificarse, ya que es un mercado que creció hacia otro lado inesperado. Yo tengo una hija adolescente y ella no ve televisión, los muchachos jóvenes van directamente a sus series. Ahora el peligro es que la cantidad de gente que ve televisión abierta, es gente muy vulnerable, muy humilde que no puede pagar cable, esa gente ve televisión abierta, donde mucho de esos productos son pobres y  no tienen una ética. Muchos de los jóvenes miran eso y crecen pensando que la vida es así, y eso me parece muy peligroso.

Otro de los temas es que en estos tiempos vivimos una especie de cultura del envase, es decir, se prefiere una cara bonita a un personaje con talento, ¿Qué piensas sobre eso?

Pienso que es la industria, es una industria que está un poco manejada por el sistema norteamericano, y eso se ha copiado muy bien en nuestros países. Pero también pienso que este festival o el festival de México o de Buenos Aires y Santiago, están haciendo una pelea muy fuerte contra eso. Creo que también hay otro lado que es muy interesante, hay una lucha política muy buena.

¿A qué película o director chileno regresas?

Diría que a todas las de Raúl Ruiz, siempre son una inspiración muy potente en cuanto a su temática, estructura y narración, incluso en su forma de filmar. Christian Sánchez también es un director chileno muy poco conocido. Yo creo mucho en la transmisión de conocimiento y de talento. Siempre que con Pablo Larraín vamos hacer algo,  nos ponemos a ver mucho cine chileno antiguo, donde Pablo encuentra también sus raíces, entonces, es interesante.

Parece que es algo generacional, pero en muchas películas de los nuevos cineastas está siempre presente el tema de la dictadura, es como si las heridas todavía no cierran totalmente.

Las heridas no cierran porque todavía hay militantes desaparecidos. Incluso si eso sucediera, hay una especie de pacto de silencio entre los militares, y se está descubriendo todos los días militares nuevamente involucrados en el tema de derechos humanos. Creo que es un tema que no hay que olvidar, un tema que debe estar siempre presente en las universidades y siempre también en los chicos jóvenes que ya no tienen nada que ver con la dictadura, de algún modo, siempre se cuela la temática ética de la dictadura.

Regresando al tema del teatro ¿Vivir del teatro en tus inicios ha sido fácil para ti?

No, muy difícil (risas). Yo hice teatro en plena dictadura, estudié teatro en dictadura, y era francamente como ir a la muerte.  No había ni televisión ni radio ni compañías de teatro, era devastación total, estaban todos los actores exiliados, presos o muertos. Pero eso como tú decías muy bien, fue un lugar de batalla para nosotros muy importante, era un lugar donde la gente se juntaba y donde en un momento también se usó como un espacio de reunión política, y también para conocer de estos temas, ya que no se podía conocer por ningún otro medio. Lo interesante era que la dictadura o los militares era gente tan inculta y poca formada, no le interesaba el teatro, censuraban de vez en cuando, nos cortaban la luz, allanaban, pero nunca entendían muy bien de qué se trataban las obras, entonces montábamos a veces obras muy contingentes, y ellos no llegaban a entenderlas.

¿A esta altura de la vida a qué le tienes miedo?

A todo, igual que siempre (risas). Cada vez que llego a un set tiemblo mucho, no hay ni una seguridad ni nada comprado mientras uno esté ahí, sobre todo con la forma como se filma ahora. Yo he filmado con varios directores y con todos me ha tocado que no hay ensayo, solo hay lectura muy breves del guion, y se llega hacer lo que hay en el día.

¿Qué les dirías a los jóvenes que se quieren dedicar al teatro?

Bueno, les digo que es un camino largo, un camino con dificultades, pero creo que tal vez sea la opción más hermosa que alguien pueda elegir hoy, sobre todo en estos tiempos,  un tiempo donde hay más recursos y apoyo, así que no hay que tenerle miedo. Hay que seguir sobre todo el deseo, el talento y la vocación, sino uno va ser un ser infeliz toda la vida, yo he sido un ser muy feliz actuando y eso es muy importante.

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