Alejo Carpentier nació en “La Habana”; hijo de padre francés y de madre rusa-en 1904. Estudió arquitectura y música en Europa, y de regreso a Cuba donde fundó, con Juan Marinello, la revista de Avance, 1927-1930.
Un segundo viaje a Europa lo hace ingresar, como guionista, al mundo del cine.
Bajo la ocupación nazi es internado en un campo de concentración. Finalizada la guerra, retorna al Mar Caribe y a las Islas Antillas, su ámbito entrañable. En 1961, el gobierno revolucionario pide a Carpentier que asuma la dirección de la imprenta nacional. Este puesto le permite realizar, con éxito, el primer intento hecho en el continente para proporcionar al pueblo, hasta ayer analfabeto, instrumentos de formación pertenecientes al patrimonio cultural de la humanidad.
Sin embargo, el bosquejo biográfico no debe postergar la definición de Carpentier novelista. Para decirlo sin rodeos, Alejo Carpentier es uno de los contados escritores latinoamericanos concientes de la responsabilidad de su oficio. Traducido a más de diez idiomas, alabado por la crítica europea, su éxito nace de sus méritos literarios y no del anecdotario exótico que, antes de Carpentier, atraía al lector europeo que frecuentaba algunas traducciones de autores nuestros. Su primer libro Ecue-Yamba-O (Loado Sea Dios), 1933, fue un experimento novelístico, no enteramente feliz, para captar el mundo negro cubano. Quince años de silencio madurarían la obra de Carpentier. El reino de este mundo,1949, que describe las sublevaciones negras de Haití, presenta ya, la faz definitiva del extraordinario novelista cubano, preocupado tanto por enriquecer y afinar las posibilidades expresivas del español, como por recobrar, para la literatura contemporánea, las epopeyas y gestas colectivas del pasado americano.
Otra gran novela suya, El siglo de las luces (1962), cuyo asunto gira en torno a la repercusión de la revolución francesa en el mundo antillano, ensancha este filón. Pero Alejo Carpentier no es ajeno a su tiempo. El acoso (1958), es el relato de las dramáticas horas finales de un revolucionario cubano asediado por la policía del dictador Machado. Y, en Los pasos perdidos, 1964, retrata la revolución socialista cubana. Alejo Carpentier, Carlos Fuentes y Miguel Otero Silva.
El maravilloso estilo barroco que Carpentier propugna, sumerge al lector en un viaje sin retorno, hacia los orígenes.
Cesar Vargas.
