Cultura

Alejandro Peralta y el vanguardismo andino

Puno es una ciudad metafísica, mítica e iracunda, una localidad altiplánica a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, que vio nacer a un grupo de autores representativos de la más importante manifestación de la vanguardia andina peruana y lejanos de esa poesía de salón que emergía entre el tufillo mediocre y centralista que se esparcía a inicios del siglo XX.

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Resulta muy alentador saber que aquella región periférica, casi olvidada por el gobierno peruano, apartada de los centros de poder, y que sufría los estragos de la apropiación de sus tierras por parte de empresas extranjeras, diera luz a una denominada “época de oro”, donde “el indio va a acceder a las letras y la conciencia de su propia dignidad” (Burga – Flores Galindo).  Cabe decir que a inicios de ese siglo fue el punto esencial de las grandes sublevaciones indígenas en contraposición a las acciones violentas y abusivas de los terratenientes y hacendados. Julio Cotler menciona que, en la sierra central, la Cerro de Pasco Mining Company se constituyó con base en capitales apartados, pasando a controlar los centros mineros de esa zona.

En este contexto de explotación, de búsqueda de una identidad y de luchas sociales, aparece uno de los grupos fundacionales de la literatura nacional: “Bohemia andina” (1915), adelantándose a otros de gran importancia como “Colónida” (1916) de Abraham Valdelomar, ambos alimentados por el despertar de una conciencia nacional.  Aquel tuvo entre sus integrantes a Gamaliel Churata, Alejandro Peralta, Emilio Armaza, Ezquiel Urbiola, entre otros. Años después este grupo se consolidaría en el brillante Orkopata y su trascendental Boletín Titikaka que aparece entre 1926 y 1930. Año tan funesto y simbólico que no solo marca el final del boletín de los Orkopatas, sino también la muerte de nuestro más grande pensador, José Carlos Mariátegui, eximio escritor de nuestra realidad nacional y difusor de autores de distintos sectores del país.

Ese mismo año en que aparece el Boletín Titikaka, se publica uno de los grandes poemarios de nuestra tradición poética: “Ande” de Alejandro Peralta, ubicado, según la propuesta de periodización de la literatura peruana que elabora García Bedoya, en la “Crisis del estado oligárquico” que va desde 1920 a 1975. Estamos en el oncenio de Augusto B. Leguía, la eclosión de las clases medias emergentes, el surgimiento de agrupaciones políticas como el APRA y el Partido Comunista Peruano, el influjo del pensamiento anarquista del maestro Manuel Gonzáles Prada, se problematiza la identidad nacional y empiezan a difundirse las ideas indigenistas en el plano histórico, sociológico, literario, pictórico, etc.

El boletín Titikaka no es la única revista que se va publicar en todo ese contexto, hay que añadir a otros de igual importancia como la revista “Flechas” de Magda Portal, “Hélice” de Julían Petrovick, “Hangar, Rascacielos, Timonel, Trampolín” de Magda Portal, “Poliedro” de Armando Bazán, “Aquelarre” de José Varallanos, “Amauta” de Mariátegui (la más importante), entre otras. La aparición impetuosa de estas revistas consiguió representar las líneas ideológicas más importantes de ese contexto, además que refleja la contraposición al academicismo universitario que proponía una falsa homogeneidad de nuestra realidad. Si en Lima aparecía la gran figura de Mariátegui como elemento unificador y descentralizador de los distintos pensamientos; en Puno, el grupo Orkopata, tenía como uno de sus grandes referentes y gran precursor a José Antonio Encinas, con su afán innovador en la reivindicación del indio y en la autoformación intelectual.

Antes de proponer algunas ideas referentes a la importancia del poemario “Ande”, es importante mencionar que este se ubica en la propagación de las ideas vanguardistas. Una pregunta clave, polémica y aún incierta es: ¿En qué momento se inaugura la vanguardia en el Perú? Algunos críticos consideran que se gesta en 1916 con la aparición del grupo “Colónida”, la publicación de “La canción de las figuras” de José María Eguren y “Arenga lírica al emperador de Alemania” del arequipeño Alberto Hidalgo. Otros, como Estuardo Núñez, considera que la fecha inicial es en 1917 con la publicación de “Panoplia Lírica” de Hidalgo, cuya influencia del futurismo italiano de Marinetti es vital. El autor arequipeño marca los primeros atisbos y acercamientos a algo que se consolidaría con la aparición de “Trilce” (libro propiamente vanguardista pese al rechazo de Vallejo) en 1922 y que serviría para abrir el camino a otros libros de características casi semejantes.

Los otros libros importantes publicados hasta 1930 son “Química del espíritu” de Alberto Hidalgo, “El perfil de frente” de Juan Luis Velásquez, “Simplismo” de Alberto Hidalgo, “5 metros de poemas” de Carlos Oquendo de Amat, “Una esperanza y el mar” de Magda Portal”, “Descripción del cielo” de Hidalgo, “La casa de cartón” de Martín adán. En los poemarios posteriores a 1930, los autores asumen responsabilidades más puramente políticas u optan por una poesía de menor riesgo formal y más claridad en la denuncia, según Luis Fernando Chueca. Podemos colocar como ejemplos para afirmar esta idea a César Vallejo y a Alejandro Peralta. El primero va a dejar de lado los artificios, la pulverización de la sintaxis y lo arrítmico, para consolidar su ideología política en “España, aparte de mí este cáliz”. El segundo lo hará con la publicación de “El Kollao” (1934), poemario más social, vitalista y comprometido que “Ande” (1926).

Según el crítico Fernández Cozman, en la poesía vanguardista peruana existen dos tendencias: la vanguardia cosmopolita y la vanguardia indigenista. En esta última se ubicaría la propuesta del grupo Orkopata y “Trilce” de Vallejo. Entre las propuestas del grupo Orkopata, especialmente de Gamaliel Churata, encontramos al ultraorbicismo como una “expresión contestaria hacia el ultraísmo, y un claro ejemplo de que la vanguardia en general se aclimató en América, ajustándose a sus propias características y condiciones”. Esta postura revolucionaria y VITALISTA ayuda a interpretar al hombre puneño en su relación con las aguas iniciáticas del Titikaka, resaltando las reacciones anímicas y telúricas.  Entre las ideas más resaltantes tenemos las siguientes:

  • El ultraorbicismo refleja la unión entre el hombre andino y el cosmos, del mundo de abajo y el mundo de arriba.
  • El artista surge como expresión de la tensión dramática extraída de la naturaleza, de los mitos y de la realidad.
  • En la cultura andina, la fuerza ancestral del ludismo, la falta de solemnidad, el primitivismo, el espíritu académico, el optimismo, la simplicidad, la gracia incisiva y la ingenuidad, le dan a la obra la posibilidad de enfrentarse a todo lo que es ajeno a esa cultura, para mantener así su propia alma.
  • El artista ultraórbico es dialéctico, barroco, contradictorio, antidiscursivo, delirante, monumental, decorativo, agitado, nervioso, primitivo, mágico, indígena, humano, telúrico, etc.

El pensamiento de la corriente del ultraorbicismo da su primer gran fruto con el poemario “Ande” de Alejandro Peralta, publicado en 1926, y que llegaría a su máxima expresión con la publicación de “El pez de oro” de Churata en 1957.  La importancia de esta corriente puneña consiste en la autonomía que adquiere respecto a las demás obras vanguardistas, ya que es netamente indigenista, nacionalista, reivindicativa y descentralista, lo cual le permitió estrechar vínculos con poetas del Cuzco y Arequipa. Además, según Gamaliel Churata, Alejandro Peralta lo escribió sin tener la lectura de textos ubicados en distintos ismos como el dadaísmo, el ultraísmo, el creacionismo y demás tendencias.

El poemario “Ande” consta de 22 poemas y de 5 grabados en madera del pintor Domingo Pantigoso. En cada discurso poético se percibe la prioridad hacia lo intuitivo, la ingenuidad, lo primitivo y lo mágico, teniendo como fuente principal a la oralidad. Los epígrafes del libro sobre autores, personajes y obras como Kant, Schelling, Goethe, Paul Valery, los Nibelungos, de Zen Avesta y Cristo intentan dar a entender la búsqueda de la coexistencia entre el mundo occidental (la razón) y el mundo mítico de los andes de los discursos poéticos. Podemos llamarlo también entre el mundo de arriba y el mundo de abajo.

El mismo nombre del poemario puede comprender dos acepciones, el primer referente a la zona geográfica del altiplano y la segunda a la conjugación del verbo andar en modo subjuntivo que bien puede simbolizar una transición entre dos espacios. Idea que se desarrollará en algunos poemas.  El poemario es totalmente telúrico, pues las descripciones positivas y pintorescas que se hacen del contexto geográfico influyen en el estado anímico de los personajes y del yo lírico.

Alejandro Peralta.

Se considera como elemento vitalista la figura del lago TITIKAKA, situado en el corazón de las cordilleras occidental y oriental de los Andes peruano-bolivianos, pues va a servir como epicentro simbólico de lo social, religioso e histórico, influenciando en la construcción de imágenes preciosistas y resaltando la gran importancia del aspecto telúrico en la comprensión el accionar de los personajes animados e inanimados que van desfilando en cada poema. Términos como “lago”, “pampa”, “cerros”, “brisas lacutres”, entre otros, lo reafirman. De igual manera, a estos términos de rasgos andinos, se van a agregar otros de carácter urbano y moderno como “avión”, “aeronave”, “petróleo”, “motores”, “patio eléctrico”, “locomotora”, entre otros. Estos espacios aparentemente opuestos se van a terminar complementando en la decoración del paisaje andino, que es uno de los grandes objetivos del poemario.

Otro elemento trascendental, el cual vamos a encontrar a lo largo de casi todos los poemas, es la figura del SOL. Desde un plano histórico, cabe decir que fue la divinidad por excelencia durante el imperio del Tahuantinsuyo, los incas se consideraban ser sus descendientes y era muy necesario incrementar su devoción tras cada tribu conquistada, por ello era una obligación que todos lo tomen como la deidad principal, además de construir muchos templos en su honor. La figura del sol se va a utilizar como un medio de ornamentación, unificación, protección y subsistencia, además de reflejar la interioridad de los personajes en algunas problemáticas que van a ir apareciendo. Entre los versos donde aparece tenemos los siguientes:

  • “EL SOL se ha desmenuzado como un desbande de canarios” = ornamentación
  • “El sol se enrosca como una serpiente en los geranios rosas” = elemento unificador entre los tres espacios de la cosmovisión incaica. La comparación con un animal símbolo del Hurin Pacha refleja la transición armoniosa que hay entre el mundo de los muertos (serpiente), el mundo de los vivos -Kay Pacha – (geranios rosas) y el mundo de las divinidades – “Hanan Pacha”- (sol).
  • “… mientras el sol desde su aeronave/ arroja bombas de magnesio” = alimentación – subsistencia.
  • “El sol está detrás de mis talones/ Un gran vuelo serpenteante/ Las cavernas se agitan/ I mis resuellos como águilas” = protección.
  • “Sobre una pared trunca/ el sol se ha roto un ala” = problema social.
  • “El sol se ha pegado a mi cuerpo/ como una erisipiela” = problema físico
  • “El sol / a saltos / a aleteos/ arroja sobre la pampa/ alegres paletadas de jilgueros” = ornamentación

En la gran mayoría de los poemas se evidencia un homenaje por parte de los sujetos líricos hacia el contexto geográfico altiplánico. “Ande” es uno de los pocos poemarios nacionales donde hay una gran demostración de afecto y de amor hacia lo paisajístico.  Normalmente aquellos que se centran en una zona geográfica en específico, en su gran mayoría urbanas, reniegan de ella, hasta el punto de acusarla como el causante primordial de sus corrosiones físicas y mentales.

Ahora, las ideas ultraórbicas que menciona Gamaliel Churata se adecuan perfectamente a la construcción y análisis de los poemas. La unión cósmica entre el mundo de arriba (las fantasías, los sueños, las visiones) y el mundo de abajo (la realidad, lo social) sirven como soporte discursivo a algunos de los poemas.  Voy a tomar como ejemplo el poema “Andinismo”. Las primeras líneas marcan la separación entre estos dos espacios:

Tengo que llenar mis bolsillos de peñascos = espacio terrenal y social

A donde sea

Pero arriba

Ruje la hélice de mis cabellos = espacio etéreo, el movimiento rotativo simboliza la carga de imágenes oníricas.

E S T U P E N D O

El sol está detrás de mis talones/ Un gran vuelo serpenteante/ Las cavernas se agitan/ I mis resuellos como águilas/

Estos versos resultan claves pues marcan la unión entre los dos espacios mencionados, pero ya con una connotación mítica andina. Hemos resaltado que el sol simboliza un elemento divino en la cosmovisión altiplánica. En el poema este se desliza de forma descendente, causando la agitación de las cavernas. Estas, según las creencias andinas prehispánicas, eran consideradas como pakarinas o lugares de adoración, ya que por allí habían salido personajes legendarios y los primeros habitantes de nuestra cultura, además de servir como ente creador de varias etnias. Una de las pakarinas más importantes de la cultura incaica fue el lago Titikaka. El último verso es muy interesante, pues las aves eran elementos sagrados y totémicos en la cosmovisión prehispánica.

Alejandro Peralta, el Pintor Diego Kunurana (Demétrio Peralta) y una sobrina. fotografía cedida por Pedro Pineda Aragón, Sobrino Nieto de Alejandro Peralta.

Algunas ideas adicionales es que el arquetipo del viaje representa la muerte misma, en algunos poemas va a tener una connotación positiva y otra negativa.  El indio aparece como una figura que complementa el paisaje puneño y que lentamente va desintegrándose armoniosa y espiritualmente hasta formar parte de ella. La tendencia filosófica del animismo va a servir como base para adentrarnos en la cosmovisión religiosa del mundo andino, alcanzando un predominio ante la racionalidad (“el hacha del pensamiento descuajando árboles”). El bilingüismo es una de las características principales de la vanguardia poética de nuestro país, en el poemario de Alejandro Peralta se evidencian el funcionamiento de términos quechuas en algunos de los poemas.

Para no extenderme tanto en este análisis de mayor carácter subjetivo que objetivo, cabe decir que aparte de las imágenes coloridas, afectivas y preciosistas, también encontramos poemas que reflejan una crítica social al avasallamiento de las tecnologías. Es redundante precisar que las vanguardias emprendieron una lucha contra los sistemas de poder deshumanizantes.  El poema con que se inicia el libro es clave para desarrollar esta postura. Los dos primeros versos muestran un ambiente armonioso: Los ojos golondrinas de la Antuca/ se van a brincos sobre las quinuas … A esta imagen la va contrarrestar la siguiente: Un cielo de petróleo echa a volar 100 globos de humo …

Esta negación de la imagen idílica inicial se va a mantener durante todo el poema, incluso la descripción que se va a hacer de Antuca va a cambiar negativamente: Los ojos de la Antuca/ se empolvan al pasar por los galpones. Incluso va a ser calificada con el término “pobre”, además de añadir algunos versos que reflejan su desconcierto ante la aparición sorpresiva del elemento moderno contaminante. En otros poemas también se evidencia esta problemática (“Los carbones cardiacos de la locomotora/ han quemado los horizontes de los días”).

En forma de conclusión vale decir que estas ideas son simples esbozos de un análisis que requiere mayor profundidad y carga teórica, que seguramente encontrarán en ensayos o tesis esparcidos entre bibliotecas y páginas web. Mi objetivo ha sido resaltar la importancia que tuvieron las vanguardias ubicadas en la periferia de nuestro país (en este caso el grupo Orkopata) y que muchas veces son invisibilizadas por los sistemas de poder que manejan el conocimiento a su antojo para seguir manipulando y enriqueciéndose.

Los grupos como Orkopata, Aquellarre, Resurgimiento y las luchas subversivas de reivindicación nacional demuestran que los grandes cambios de un país como el nuestro tienen que partir desde las provincias, para así poder alcanzar una visión más descentralizada de la justicia e igualdad. Aunque también es necesario saber que no es suficiente la rabia y las ganas que se tengan de cambiar el transcurso de la historia, a ellas tendríamos que añadir el esfuerzo para incrementar nuestra capacidad intelectual.

Cuánta falta nos hacen personajes como Manuel Gonzáles Prada, José Carlos Mariátegui y José Antonio Encinas.

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