Abogado, escritor, diplomático, de risa franca, testigo desde su época que ha sabido llevar sobre el papel construyendo con maestría una historia de espías donde el austriaco Malko Linge, su alteza serenísima, es un agente secreto como James Bond, pero al servicio de la CIA como Jason Bourne, la destreza y astucia de Maxwell Smart y la criollada de Gamboa. Personajes que de alguna manera lo nutrieron a lo largo de su vida.
Conocí a Alejandro en 1992 cuando ingresó a la facultad de letras de la PUCP, año en que cayó Abimael Guzmán. Los apagones y atentados en Lima nos tenían petrificados y con temor de salir a la calle, el tiempo y dedicación lo convirtió en un buen abogado que decidió incursionar en la diplomacia y actualmente es nuestro agregado cultural en Santiago de Chile.
Sobre la segunda mitad de los 90s, decidió estudiar Literatura en la UNMSM y el tiempo lo convirtió en escritor, como buen diplomático habla varios idiomas muchos de los cuales aprendió o consolidó en la Escuela Diplomática del Perú, por curiosidad le pregunté si ahí enseñaban quechua y me dijo que no, por lo que señaló que sería bueno que ahí enseñen ese idioma, declaración que suscribimos, pues si somos un país de tanta riqueza cultural, cuna de diversas etnias y civilizaciones, por un tema de imagen y ser consecuente con nuestra historia, creo que nuestros diplomáticos deberían hablar quechua y si es posible también el aymara.
Si hoy tenemos una versión de la Constitución en quechua y el Himno Nacional en quechua, ¿No les parece que nuestros diplomáticos también deberían saberlo?
Conversamos de todo un poco, su libro, su época escolar y universitaria que es contemporánea con la mía, de los libros que también lo nutrieron y el año 1985, la última vez que Perú estuvo a punto de ir a un mundial de fútbol. Escuche la entrevista completa en Caja Negra por radio Lima Gris.