Alejandro Fernández Almendras es periodista, guionista y un talentoso director de cine chileno, en los años que trabajó para la agencia EFE en Estados Unidos, se dedicó también a filmar cortos, uno de ellos titulado Lo que trae la lluvia, ganó el premio al mejor cortometraje latinoamericano del Festival Iberoamericano de Cortometrajes y fue seleccionado para la competencia oficial de más de 30 festivales en el mundo.
Con su primer largometraje Huacho, ganó el festival Sundance, y la película fue estrenada internacionalmente nada menos que en La Semana de la Crítica del Festival de Cannes en el 2009. Su segunda película, Sentados frente al fuego, tuvo su estreno mundial en el Festival de San Sebastián en el 2011. Su tercer filme Matar un hombre, ganó un premio en el Festival de Locarno.
En el 20° Festival de Cine de Lima, el cineasta chileno llegó a presentar su película Aquí no ha pasado nada, una película basada en un hecho real sobre el caso Larraín, que remeció a la sociedad y política chilena en el 2013. La realización está basada en un hecho real sobre el hijo del influyente ex-senador de Renovación Nacional Carlos Larraín, Martin Larraín quien atropelló en una noche de juerga en Curanipe a Hernán Canales, victima que luego murió.
Fernández es un cineasta con personalidad y carácter, no se calla, como buen periodista un permanente cuestionador del poder. En esta entrevista conversamos sobre su faceta de cineasta, una apasionante y sacrificada carrera que muchas veces lo ha dejado sin tener pagar la luz o el agua. Además, nos cuenta todo lo que hizo para poder financiar su película Aquí no ha pasado nada, y sobre sus proyectos en Hollywood.
Alejandro tu película Aquí no ha pasado nada de alguna forma es una crítica a un hecho social y político que pasó en Chile, cualquier cineasta no se atreve a confrontar el poder…
Yo la película la hice desde el sentimiento de frustración, después de ver lo que había pasado con el caso Larraín, en un primer momento fue una historia de frustración pero luego la película se convierte en una clase social. La idea era retratar la ceguera de un mundo terrible. Creo que por solo ser de una familia poderosa eso no les debería servir para protegerlos del escrutinio público. En la medida que uno hable de este hecho es algo importante, es como reclamar para uno mismo sobre estas clases. El cine chileno tiene una deuda muy grande sobre el retrato de las clases sociales.
Una de las dificultades fue financiar la película, lo pudiste lograr mediante donaciones por internet.
Claro. Hicimos un Crowdfunding , juntamos como treinta mil dólares, al final con eso y alguna plata de otro proyecto tuvimos que bicicletear moviéndonos de un lado para otro, y pudimos hacer el rodaje muy barato, fueron cincuenta mil dólares en diez días. Lo que pasa que no teníamos tiempo, no queríamos pasar por ese trámite burocrático que es muy desgastador, y dijimos hagámoslo como podamos y después vamos viendo sobre la marcha, luego tuvimos apoyo del gobierno francés y del gobierno suizo. El gobierno chileno de nuevo nos dijo que no.
¿Los actores y los técnicos cobraron?
Sí cobraron, lo que pasa es que quedamos en pagarle cuando tuviéramos plata, y todavía estamos esperando tener plata. Con algunos acordamos como un piso muy bajo, y después completarles lo que les debemos, y todavía les debemos a los actores y a los técnicos, le debemos a mucha gente, así que todavía estamos endeudados con la película. Esperemos que vaya gente a ver la película y así poder recuperar el dinero para saldar esa deuda. Pero toda la gente trabajó súper feliz, y eso es porque creían mucho en el proyecto, a pesar de que no había plata, había la mejor disposición siempre.
¿Has tenido alguna represalia o una carta por parte de la familia Larraín?
No nada, yo creo que no van a pisar el palito y meterse en algo que les va a beneficiar en más publicidad a la película, Yo estaría feliz si ellos nos demandaran, podríamos tener el titular rápidamente, pero yo creo que no lo van hacer.
Alejandro Fernández Almendras.
De alguna forma la historia de la película se centra en la noche de juerga y el accidente, te centras completamente en la búsqueda del culpable.
Sí, la historia es desde la mirada de este personaje que iba en el auto esa noche con un bidón de piscola, y que al final termina acusado por obstrucción a la justicia y dar falso testimonio. Entonces, me parecía súper interesante enfocarse en ese lugar y filmar todo desde ahí, lo que conocemos de la historia lo conocemos por él, y como él estamos un poco aturdidos y un poco borrachos después de esa primera media hora de película.
Actualmente se crítica a los jóvenes cineastas que su cine que no habla de su propio país, de su propia realidad ¿Qué piensas de eso?
Siempre que yo filmo, lo filmo en el mismo lugar, al menos que sea una película de ciencia ficción en un planeta perdido o en una galaxia lejana. Yo grabo lo que está cerca y lo que está a la mano, yo no digo que es la forma de hacer cine, sino que es simplemente la forma que a mí me sale. A mí me preocupa mucho el hecho de sentir lo que estoy filmando, me gusta que sea real, y eso evidentemente en una sociedad como la chilena es un mensaje político.
Eres también muy activo y crítico en las redes sociales, ¿Resulta difícil quedarse callado con todo lo que pasa?
Sí, es como si uno tiene esas pequeñas válvulas de escape con los amigos de Facebook, para que se enteren lo que uno piensa. Es como una especie de minicatarsis. Yo quiero creer que hago películas para no quedarme solo en el Twitter y en el Facebook. A mí me violenta muchas cosas de la sociedad chilena, cosas como el abuso, el clasismo, el atropello de derechos fundamentales, y muchas veces por defender lo que son tus derechos la gente te mira mal, eso a mí me ha sorprendido mucho. Por ejemplo, yo trabajaba en una universidad y cuando regresé de filmar la película me dijeron: mira, faltaste a muchas clases así que chau. Bueno yo dije normal si me echan, pero me tienen que pagar mi indemnización y me dijeron que no, porque no estaba con contrato. Entonces les dije si me echan por no cumplir un horario es porque ustedes me están contratando. Entonces, yo los demandé y gané el juicio, y después claro, el director no me mira, no me saluda, pero lo que hice fue hacer valer mi derecho. Por eso digo a mí no me vas atropellar, voy hacer valer lo que me corresponde. Entonces, eso de quedarse callado me jode mucho en Chile.
Lo que cuentas es una problemática que pasa sobre todo en los países latinoamericanos.
Sí, en todo el mundo. En Chile el papel higiénico estaba coludido, el pollo estaba coludido, los remedios también, se ponen de acuerdo cinco tipos en una casa y dicen vamos a subir el precio del pollo, de los remedios. Al final sería bueno decir no compremos estas cosas más y se les acaba el negocio, pero no, a la semana volvemos a comprar. Es difícil articular a tanta gente, porque creo que se nos ha educado por mucho tiempo solo a obedecer y no hacer valer lo que tenemos como derecho.
¿Crees que luego del estreno de tu película en Chile no serás bien visto por la aristocracia chilena?
Yo creo que todo lo contrario. A la gente que más le gusta la película, es a la gente de clase alta, debe ser como que ven y se acuerdan de ellos mismos, se ven por primera vez retratados, creo que eso conmueve mucho a la gente con plata, es decir, verse completamente en el cine, sin la careta del rico malo de caricatura, sino más real.
Lo interesante del cine chileno es que después del 2000 hay una buena producción de varios cineastas jóvenes, como Matías Bize, Pablo Larraín y tú, entre otros. Es decir, se han hecho notar en diversos festivales internacionales, y ya se habla del cine chileno a nivel mundial, ¿Por qué crees que sucedió eso?
Yo creo que fue por una conjunción de gente que quería hacer cine, y además es cine chileno es muy diverso, cada cineasta es como su propio mundo. Creo que ha sido una conjunción feliz, ha existido un desarrollo del cine desde hace bastantes años. También creo que es momento de pensar un poco en el nivel de producción, y hacer películas manteniendo la calidad, pero que al mismo tiempo sea más atractivo para todo público. De alguna forma nuestras películas son chiquitas y la repercusión del público también es pequeña, hace falta películas de formato grande como la que puede hacer Darín en Argentina, tipo Relatos Salvajes, creo que eso es lo que nos falta para tener la posibilidad de llegar a más gente.
¿El público chileno está acostumbrado a ver cine chileno?
Yo creo que sí, igual que el público peruano está acostumbrado a ver su cine, o el público francés a ver cine francés. L o que pasa que los gigantes de Hollywood son dueños de las salas, y nos meten películas que nadie vería, y son un montón de comedias románticas horribles, pésimas, y eso nos meten a la fuerza y son las que copan el mercado y hacen que la gente vea esas películas. Ahora las películas más vistas de los últimos años siempre han sido chilenas. Es un mito eso de que no se ve el cine del país, y es un mito bien alimentado por la idea de mantener el mercado lo menos agitado posible.
¿Alejandro Fernández llegaría a trabajar en Hollywood?
Sí claro, tengo ahora un proyecto que es una serie de televisión, también tengo dos películas, una de ellas en inglés, también en proyecto. A mí me gusta la forma de funcionar de Hollywood, creo que hasta cierto punto es bien democrática, sin caretas, te usan y sacan plata, pero eso me parece más honesto que tratar de hacerse un lugar dentro de esta burocracia que significa armarse de financiaciones en Chile, que me resulta muy difícil. No tengo problema de trabajar en Hollywood.
¿Qué piensas del apoyo del gobierno chileno en lo cultural, y específicamente al apoyo cinematográfico?
Yo creo que funcionó en un sistema, pero ya está agotado, el sistema de financiación a través de concurso tiene el problema que cada vez son más la gente que concursa, y los recursos son iguales, no se diversifica y se produce problemas con la elección del jurado. Muchas veces jurado no idóneo para esto, y en algunos casos arreglan entre ellos, es un tema bien complejo, y sigue siendo la única forma de obtener financiación. Tienes que esperar un año para ver si te ganaste el fondo o no, y si no te lo ganaste se vuelve muy difícil financiar una película. Es como esperar sacarse la lotería. Creo que es tiempo de hacer lo que hacen en Argentina, Brasil y Colombia, porque eso de saber si gané o no gané ya esta agotado.
¿En qué momento de tu vida decidiste ser cineasta?
Fue un proceso largo, yo quería ser músico y no tenía talento ni disciplina, siempre digo yo que para hacer cine no necesitas ni talento ni disciplina, solo necesitas porfiar, ser testarudo. Yo estudié periodismo y trabajé quince años de periodista, y llegó un momento en que tenía cortos y tenía el guion de Huacho, y con un dinero que tenía pude financiar la película, y comenzar a vivir de esto, aunque ha sido súper difícil, hubo meses que no tenía para pagar la renta ni para pagar la luz, hubo meses que tenía que elegir si pagaba la luz o pagaba el agua, es decir, no tenía como llegar a fin de mes. Entonces, por el momento tengo como una meseta para vivir un tiempo más si es que resulta lo que tengo en mente, sino bueno tendré que vender algunas cosas que tengo o ponerme a trabajar de periodista.
Es un gran esfuerzo, que de alguna forma es la satisfacción de hacer lo que a uno le gusta.
Claro, es bonito, pero también es mucho esfuerzo porque tengo dos hijos y tengo que mantenerlos y no es fácil porque se tiene que pagar de todo, colegio, salud, es complicado.
¿Muchas veces la propia familia ha tratado de jalarte y sacarte del cine?
Claro, lo que pasa que es difícil, no tener un cheque a fin de mes o tener la seguridad de que algo va resultar es complicado. Creo que es cosa de saber aprovechar los momentos, y ahora es un momento en el cual estoy creando y haciendo muchas cosas, tengo que aprovechar mientras dure, ya luego pensar que voy hacer después.
¿A qué película o director chileno regresas?
Para mí hay dos directores chilenos que son fundamentales, uno es Raúl Ruiz, y eso que sin compartir mucho la forma de hacer cine, pero hay algo en su ética que me parece notable, esa capacidad de incomodar y no quedarse en un lugar políticamente correcto, que es lo que le encanta a Ruiz. Y otro director de documentales que es Nacho Agüero, que tiene como que el mismo perfil en cierto sentido de siempre tratar de salir del lugar común y llevar una reflexión desde el cual todo puede ser cuestionable, y eso me gusta.