Muy temprano en la mañana de hoy con estilo pausado, el congresista Alejandro Cavero, tercer vicepresidente del Congreso, respondiendo una rápida conferencia de prensa virtual con periodistas amazónicos se refirió a las críticas de la ley forestal en el contexto de los incendios que han asolado a la mitad del Perú. El parlamentario mencionó «mucha gente la ha querido culpar de ser culpable [a la ley forestal] de los incendios y eso no es así. La ley tiene unos meses vigente y los incendios no solo ocurren ahora».
En su consideración mencionó que las causas de los incendios tienen que ver con aspectos más grandes como la crisis hídrica y el cambio climático. Citó los ejemplos de Ecuador, Brasil y Colombia. También llamó a respuestas más integrales y profundas, pero sin especificar cuáles.
No obstante, esta narrativa ya la oímos ayer de parte del ministro del Ambiente en su interpelación. También se oyó de parte de varios congresistas. Es como si al mencionar Cambio Climático quedasen disculpados todos los errores de gestión previas.
Ahora bien, como recordarán ayer una parlamentaria de provincia, Elizabeth Medina, declaró algo que parece conspiranoico pero que rompe esta narrativa hegemónica: «Hoy estamos viviendo una dictadura climática progresista caviar contra los hermanos campesinos. Lo que quieren es matarnos de hambre lo que quieren, es desaparecer a nuestros agricultores». Lima Gris es el único medio que rescató esta declaración de una voz que clama en el desierto mediático, pero que ha de tener más eco. Tal vez esa parlamentaria haya dado en el clavo detrás de toda una parafernalia semántica que sutilmente se nos ha impuesto. Porque esto no es como el lenguaje inclusivo, sino algo más soterrado, algo más siniestro.
Ya Manuel María Carreira, jesuita y físico, refirió una critica a las consideraciones del calentamiento global, al referir que el cambio climático si bien es cierto (subidas y bajadas de temperatura) son también naturales y se dan cíclicamente cada siglo. «En la Edad Media hubo un cambio climático que generó una larga primavera en Europa. Por esa razón los vikingos llamaron Groenlandia (tierra verde) a ese enorme subcontinente ártico”.
Sin embargo, hoy el cambio climático va asociado con intereses mercantiles nada santos como los subsidios a energía renovable y estilos de vida cada vez más estoicos (es decir nos educan a que seamos más pobres y estemos contentos con nuestra suerte). Esto ya es una realidad que se construye en el lenguaje y que en el congreso evidenciamos se ha terminado de imponer no como argumento científico en sí, sino como teología religiosa.
Sutilmente y desde hace años un sentido común verde se ha impuesto a través de este relato hegemónico. Es como una navaja multiusos, puede usarlo cualquiera en cualquier momento. Mañana más tarde un colegial podrá decir a su padre que no hizo la tarea por el cambio climático. Si es que no ocurre ya.