Dentro de los grupos más importantes de poesía aparecidos en la generación del noventa están: Neón, Noble Katerva, Geranio Germinal y AEDOSMIL. Justamente este último fue una agrupación que, en su mejor momento, tuvo más de cien poetas, entre cuyos miembros estaban: Julio Aponte, Charo Paloma, Carlos Alfonso Rodríguez, Mary Garay, etc. Este escriba solo tenía veinte años cuando llegó a ser su presidente con un acta, sellos y ¡un cuaderno para pasar lista! Así que lo que voy a contar es de primera mano.
Nos reuníamos todos los viernes en el cafetín de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas (ANEA), centro de Lima, y se llamaba AEDOSMIL porque, para nosotros, llegar al año dos mil era una utopía, una ilusión, casi un imposible. El Perú se caía a pedazos y había que mantenerse a flote sea como sea. Eran los tiempos donde nuestra única musa era la poesía, por ella, literal y metafóricamente, nos agarramos a golpes con varios amigos, defendimos a nuestros poetas con puñetes y patadas, y declamando versos a voz en cuello y argumentando horas de horas hasta la madrugada o hasta que nos cerraban la puerta de nuestra alma máter, algún bar o restaurante.
No había de otra, así eran esos tiempos, fines de los ochenta. Uno de los aedos emblemáticos de AE-2000 (este fue el logo oficial), Julio Chiroque Paico, murió sospechosamente atropellado por un tren en Puno. Después muchos optaron por el exilio: Alfredo Cárdenas se fue a España, César Días también; Percy Hinostroza se fue a Francia; Silvia Vidalón decidió mantenerse en el viaje y radicar en varios países europeos. Juan Benavente siguió con los Viernes Literarios que hasta el día de hoy presenta a escritores y artistas populares. Joan Viva sigue escribiendo, igual Charo Paloma y el gran Ángel Izquierdo Duclós, etc. Manuel Meza, “Manuelito”, el poeta puro que yo invité a AE-2000, el poeta que siempre me acompañaba a mi casa para seguir conversando de autores y de libros, y con el que después fundamos un grupo aparte, decidió inmolarse en 2004, después de publicar su libro Voz en Off. Luego partirían otros: Jorge Luis Obando, Percy Hinostroza, Víctor Bradio, Lúcia Mendo Ferreira y Ulises Valencia quien falleció declamando sus poemas en una cama de UCI. A todos ellos, mi homenaje personal.
(Columna publicada en diario UNO)