No puedo despedirme de este año sin recordar el trabajo y constancia de muchos autores de mi país. Este 2023 no fue un año feliz: hubo violencia de parte del Estado, y aún hoy nadie responde por aquellas vidas. Sin embargo, la escritura, el arte, la literatura, la música, el cine mostraron su eterno resplandor.
A mediados de año se vio restaurado, por obra de Ladislao Plasencki, el mural más grande dedicado a Vallejo en la UNT. Este año, se palpó el esfuerzo diario de Yzquierdo Duclós, al mando del barco de su propio destino entre la Av. Aviación y 28 de Julio. Wong nos sorprendió con un nuevo libro; también Tikona, Curisinche, Ita, González y los dos Sánchez.
El cantautor Wayo editó un nuevo libro coral sobre música. Se organizó la primera Feria del Libro de Moquegua; en Ventanilla, se armó un evento dedicado a exponer el arte; en diversos colegios (Julio Ramón Ribeyro (Puente Piedra), 1047 (El Agustino) se convocaron eventos literarios y talleres de escritura. Se estrenaron documentales-películas literarias como Canción de la intensidad o Cabeza de León.
Se volvió a abrir la página www.lenguajeperu.org.pe(1) Publiqué varios libros (Dios Amor, El nuevo fuego, Versando, Bolero, etc) ¿Qué nos deparará el 2024? Creo que será un gran año, un año de producir y enfocar energías en seguir cultivando nuestras mentes. Adiós al 2023 y a sus calles, donde se vivió la protesta y luego se «calmó» el asunto, para empezar a cerrar el centro, Plaza San Martín, y encontrar aún a gente protestando en círculos contra el gobierno. ¡Esta-democracia-ya-no-es-democracia!
Murió Pedro Suárez-Vértiz, Salomón Valderrama, Ñaupari, Gálvez Ronceros, Iván Cruz, Lumbreras, un amigo del barrio llamado Néstor y Tongo. Este año la movida literaria empezó a quitarse los pedazos del derrumbe que fue la época de Covid y siguió floreciendo como higuerilla en pueblo joven. Saludos a los que nos acompañan con su fe: Germán Carnero y Jorge Pimentel.
Mientras observo que creció la delincuencia y hay nuevas guerras en el mundo, pienso en cómo se puede sostener la industria de arte en un país como el Perú. Es un reto: nada será fácil en el 2024, hay que seguir en flamígero gerundio: luchando.
Adiós 2023, hola 2024.
(1) Que dicho sea de paso, yo dirijo.
(Columna publicada en Diario UNO)