Hace treinta años, en el mes de febrero, en habitaciones del Caribe, Germán Carnero empezó a redactar su Triste Veranillo. Con versos tanto místicos como vehementes, causó el entusiasmo de César Calvo, Adolfo Castañón y Enrique Verástegui. Este poemario es un manifiesto de la libertad, del cuerpo y del dolor. El poema más poderoso es “Acúsome padre”, y bien vale un comentario, a modo de celebración de su vitalidad.
Con una propuesta de anáfora, expresa temáticas de corte filosófico, liberador, humanístico, y afirmativamente poético. La poesía es el llamado del deseo que se afirma liberándose de todo juicio negativo: la palabra mana libertad.
Es vasta la historia de los actos de comunión entre poeta y libertad. Pongamos el caso de Whitman o de Eluard. El primero, en Canto a mí mismo, convierte su poética en liberación: “Canto y me celebro a mí mismo (…) Vago e invito a vagar a mi alma.” El segundo, con el poema Libertad, también con uso de anáfora, muestra la inclinación hacia ese ideal: “Y por el poder de una palabra/vuelvo a vivir/nací para conocerte/para cantarte/ Libertad.”
La poesía obedece a un discurso interior, a la sed emancipadora: “Por mi natural irrefrenable amor —afirma Carnero—hacia el amor carnal/Acúsome Padre.” Como un Cristo, asume los pecados de la carne. Así, manifiesta una clara tendencia al vivir en el halo de la paz, a la comunidad entre los ánimos y a la exploración del gozo: Por intuir/Por sobre todo estar seguro/que para vivir nacimos:/es decir, para gozar.
Según Verástegui, esa ecuación vivir = gozar es una aseveración cuya dilucidación exige varios volúmenes de análisis (2004). Lo que permite inferir una filosofía subrepticia: el gozo es sagrado. La piel es el paraíso soñado. O, como César Calvo dijo: “Palabra mayor, sin duda, en todos sus sentidos, la que nos conmueve en tus poemas y sabe regresarnos a la edad sin origen de la cual tu existencia y tu poesía son un solo testigo inolvidable.” Porque la poesía que se necesita siempre es necesariamente la verdad, Acúsome padre con su brutal belleza, es un poema vigente y necesario.
(Columna publicada en Diario UNO)