La Asociación de Cineastas Regionales e Independientes del Perú ACRIP, expresa su protesta y condena por la arbitraria detención y expulsión del Perú de los cineastas Jennifer Moore y Edward Dougherty de Canadá y Estados Unidos, respectivamente.
El comunicado del Ministerio del Interior sobre este reciente hecho pretende justificar lo injustificable con argumentos absurdos.
1.- ¿Desde cuándo presentar una película propia para fines de difusión en un auditorio se puede considerar un trabajo remunerado como señalan las autoridades? Con semejante lógica ya no podrían seguir viniendo a nuestro país cineastas, técnicos ni artistas extranjeros, incluso a festivales o muestras, porque se consideraría que violan una interpretación antojadiza de las normas de extranjería.
2.- ¿Cómo presentar una película puede considerarse un acto que altera el orden interno? Aceptar eso significaría dejar que los funcionarios decidan cuando se considera o no “alteración del orden interno”, lo que se prestaría a la censura más descarada.
3.- ¿Por qué el Ministerio del interior puede decidir que está permitido o no presentarse, incluso como dicen ellos “independientemente de la veracidad de lo sostenido por ellos”? ¿Los extranjeros estarían impedidos de presentar sus opiniones y cuestionamientos a una empresa que además es extranjera y opera en el país? De ser esto último cierto, habría que preguntarse porque gente de otro signo ideológico o planteamientos que recientemente ha visitado al país, no es tratada de la misma manera.
En suma, todo parece indicar que esta acción apelando a argumentos xenofóbicos que ya han sido usados contra miembros de nuestro gremio, es una abierta violación de la libertad de expresión en el país con el propósito de defender los intereses de una cuestionada empresa canadiense, demostrando que la labor del Estado en estos asuntos se encuentra lejos de comportarse como árbitro que es lo que le correspondería.
Por tal razón demandamos la rectificación inmediata de la medida y que se permita la presencia de estos cineastas y de todos los creadores que propongan su punto de vista sobre problemas de nuestro país. Asimismo, exigimos del Ministerio de Cultura, como órgano rector en la materia, un pronunciamiento claro en este punto, como lo tuvo en su momento en relación a la obra de teatro “La cautiva”.
Ya que de nada servirá que se hable de una nueva ley y cambios para el sector, si lo más sagrado, que es la libertad de expresión, no se defiende y cautela primero.