El Melbourne International Film Festival se desarrolla por estos días en Australia, con una cartelera estupenda de estrenos mundiales, documentales, foros y conversaciones con los realizadores. Entre los estrenos más esperados, Pájaros de Verano de los colombianos Cristina Gallego y Ciro Guerra, director de El abrazo de la serpiente (2015).
Dentro de una selección bastante rigurosa por la cantidad de premios de cada cinta, Perú ha sido seleccionado con RETABLO de Álvaro Delgado Aparicio, única producción de nuestro país en MIFF. De pronto llegamos a la sala ACMI, una de las mejores del circuito local con una proyección digital perfecta, con lleno absoluto.
Siempre me gustaron los retablos desde pequeña. Me parecía un pequeño teatro donde la escena se iba abriendo poco a poco a los ojos del espectador, la mirada va descubriendo los detalles escondidos que van revelando su propia historia, y se va creando un diálogo entre las representaciones costumbristas de horizontalidad dividida, donde las personas de tamaño minúsculo fascinante están viviendo un momento preciso en colectividad. Todo enmarcado de colores llamativos, que nos producen agrado y placer.
Y es así como se van hilando las imágenes de RETABLO. Por momentos estamos afuera como observadores, por momentos estamos dentro de uno. El retablista Noé Paucar (Amiel Cayo) y Segundo, su hijo (Junior Béjar Roca) nos conducen a la magia y avatares propios de una creación artística, corriendo de un lugar a otro para entregar los encargos y recibir las merecidas felicitaciones de un trabajo tan delicado y fascinante a los ojos de todos. Sin embargo, hay tantas otras cosas que el maestro pudiera querer contar … ¿le aplaudirán con el mismo ímpetu?
La paz de los paisajes andinos es contrariada por la intensidad de la vida del artista. RETABLO se convierte en una metáfora de lo que se quiere ver como arte frente a lo oculto, lo sesgado, lo prohibido, lo profano. El maestro es capaz de reproducir la belleza y también los más oscuros deseos de una humanidad que no tiene tolerancia, que está hambrienta de justicia, y que va en busca de los más débiles para imponer su obsoleto reglamento. Pero esos temas no se compran. ¿Alguien recuerda como sobrevivieron nuestros artesanos en la época de violencia cuando se atrevieron a reproducir lo que estaba sucediendo en sus pueblos? Algunos maestros de las Tablas de Sarhua fueron amedrentados y asesinados por SL. Ahora no hay armas pero ¿acaso estamos libres de violencia y de infamia? ¿Somos realmente como deseamos ser? ¿hay libertad para decir lo que queremos como sociedad?
La mirada de Segundo se va moldeando a acuerdo a las vicisitudes que le toca afrontar. Una juventud donde recae toda la posibilidad de cambio o estancamiento. Una voluntad que puede terminar en deseo sin convicción. Hay que hacerse hombre para responder a las humillaciones. Y para hacerse hombre, primero hay que tener humanidad, ahí radica la grandeza de la existencia. El joven actor ha sabido mantener la complejidad de las escenas.
Impecable cinematografía y dirección, con excelentes actuaciones y un consolidado equipo técnico, que nos hace recorrer la abrumadora naturaleza de nuestras montañas, RETABLO es una película para ver y pensar, que ya forma parte de una potente tendencia cinematográfica dentro del MIFF que cuenta en su inteligente selección con proyecciones en lenguas originarias. Escuchar quechua y leer los subtítulos, es una lección conmovedora y cuestionadora, de cuanto necesitamos hacer para conocernos realmente como peruanos, porque un idioma es una manera de ver el mundo. Y el cine es una de esas puertas para ver más lejos, para ver mejor.