Por Edwin A. Vegas Gallo
Desde hace tiempo atrás, se ha venido advirtiendo la debacle poblacional de la anchoveta, por las condiciones térmicas imperantes, en el sistema de corrientes marinas del mar peruano y por la angurria de la empresa.
Lamentablemente tal como sucedió con la sardina, veinte años atrás y tal como sucedió, con la misma dinámica poblacional de la anchoveta en el período 1972-1973, hoy en este aciago año 2023 para la pesca peruana, está sucediendo lo mismo, por la presión empresarial, en torno a la Sociedad Nacional de Pesquería, quien ha anunciado la suspensión de las actividades de pesca a partir del 30 del presente mes, exigiendo que la ministra de la Producción, Ana Choquehuanca (cuidan de no mencionar a la vice de Pesca Úrsula Desilú León Chempén, su alfil, quien no es entendida en la Ciencia de la Pesquería y es la principal responsable del desmadre en que está la pesca y la acuicultura peruana) “actúe diligente y oportunamente para atender esta difícil situación que perjudica gravemente a nuestros agremiados, sus trabajadores y sus proveedores”.
Asimismo la SNP avala a la Asociación Nacional de Armadores del Perú (Ley 26920), quien anuncia la “paralización de sus labores”, como medida de presión.
Lo real es que detrás de esas medidas de presión y en atención a que la “pesca exploratoria comercial del IMARPE”, no les resultó por la gran incidencia de juveniles que están en promedio de talla (10.5 centímetros, en contra de los 12 centímetros de la talla mínima legal), no se les ocurre mejor idea que impulsar un proyecto de ley para disminuir la talla mínima legal en 1.5 centímetros, para legalizar lo que desde hace años, han venido haciendo, quemando la anchoveta por debajo de la talla mínima legal, para exportación de harina y aceite para alimentación animal en el extranjero, que después nos la devuelven como materia prima para nuestras actividades de avicultura y acuicultura (con la complacencia del PNIPA 1, Programa Nacional de Innovación en Pesca y Acuicultura y sus consultores).
Es de esperar que la Comisión de Producción del Congreso, presidida por el congresista Morante Fuerza Popular), no sucumba a la violación de la población de la anchoveta y que la solución a esta crónica de la muerte anunciada del recurso, pase por el enfoque biológico-social, antes que el político- empresarial, tal como pregona un seudo científico, favorable a un extractivismo no sostenible.