Los medios de comunicación, en nuestros tiempos, funcionan de una sola manera: a través del impacto. Cualquier analista de medios de comunicación o experto en análisis del discurso puede coincidir en la idea de que la frase con fuerza, aplicada en el momento oportuno, genera una atención que luego trata de sostenerse en el resto del discurso construido por el medio (ya sea repitiendo el término, usando deícticos que lo señalen o usando sinónimos). Y que eso es lo que llega en los discursos posteriores que retoman ese discurso primero, digamos, la noticia. El tema del lunes y martes de esta semana en Argentina ha sido el impacto que ha tenido la entrevista que el conductor Nicolás Repetto le realizó a Fernando Jones Huala, el hermano de Facundo Jones Huala, el detenido líder del movimiento RAM (Resistencia Armada Mapuche).
¿Qué pasó en la entrevista que produjo tanto impacto? La colocación, por parte de Nicolás Repetto, de un pasamontañas en plena nota. Con la cara tapada, agregó: “¿Te puedo mostrar lo que uno ve desde Buenos Aires? Imaginate que yo el reportaje te lo hubiera hecho así, ¿entendés?”. De más está decirlo, todos los medios, opositores al actual gobierno o no, levantaron la entrevista, retomaron la imagen que nosotros colocamos en esta columna –y que forma parte, tal vez, del mismo, complejo entramado de réplicas-, y señalaron ora la “valentía”, ora la “estupidez” del flamante conductor del noticiero matutino del canal televisivo Telefé.
Esa máscara es la metáfora visual perfecta de la cuestión. Revela a las claras el lugar desde donde se ven los funestos hechos que vienen teniendo lugar en la Patagonia y que han salido a la luz luego de la represión mapuche y la desaparición de Santiago Maldonado. La idea de que “la gente común” ve con extrañeza al reclamo de este tipo de colectivos, muchas veces encasillados en la categoría de “piqueteros”, y que esa misma gente tiene alteraciones insospechadas en lo que debería ser una rutina organizada, es el suelo común en el que se apoya una de las herramientas centrales de cualquier aparato represivo, ya sea por coacción directa o por ejercicio simbólico. Y esa herramienta es la indiferencia.
Ese “desde Buenos Aires” que remarca Repetto le da una geografía específica a un pensamiento “clasemediero” que no comprende las penurias de los más afectados, de los reclamos legítimos de tierra, y de los riesgos reales que estas personas corren día tras día. Y por más que luego se escude en reconocer que la masacre de las comunidades originarias “fue un genocidio”, el hecho de haberse colocado un pasamontañas en plena entrevista ha sido el resultado de una pensada campaña de impacto y tiene como consecuencias la aparición de un tono burlesco en el tratamiento de los grandes medios del reclamo mapuche. Pasamontañas que tapa, ahora sí, la más terrible de las máscaras: la cínica ideología de los medios que uniforma y estandariza de manera más efectiva que cualquier tipo de hechura textil.