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A 20 años del atentado de las Torres Gemelas, Estados Unidos conmemorará tragedia que remeció el rumbo del mundo moderno

Después del ataque terrorista en Nueva York las cosas no volvieron a ser las mismas en todo el globo.

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La herida sigue abierta. El 11 de setiembre de 2001 es una fecha que quedará grabada en los anales de la historia ya que suscitó un cambio en las medidas de seguridad de diversos establecimientos públicos, sobre todo los aeropuertos. Ese día perdieron la vida alrededor de 3000 mil personas, considerándose como el mayor atentado terrorista dentro de territorio norteamericano.

Veinte años están próximos a cumplirse y Estados Unidos lo conmemorará este sábado, teniendo a un Joe Biden debilitado por el increíble retroceso en el conflicto con Afganistán, la cual le viene costando la desaprobación de una considerable cantidad de habitantes de su país.

Esa mañana de setiembre, 19 terroristas, la mayoría saudíes, miembros de la organización terrorista Al Qaeda, secuestraron cuatro aviones comerciales, los cuales utilizaron como proyectiles sobre las Torres Gemelas de Nueva York, el Pentágono a las afueras de Washington, mientras el cuarto avión, presuntamente tenía como objetivo impactar en el Congreso, cayó en un campo en Pensilvania.

La denominada Zona Cero de Manhattan, donde otrora se erigían las Torres Gemelas, se ha convertido en un lugar de peregrinación y homenaje a los fallecidos. Los dos edificios fueron reemplazados por un monumento, una inmensa fuente con forma de piscina cuyas paredes funcionan como suaves cascadas y llevan inscritos los nombres de las 2.753 víctimas de Nueva York.

A un lado, en el museo memorial del 11S, se expone un trozo de escalera por donde pudieron escapar algunos de los que milagrosamente sobrevivieron, trozos de muro de los edificios convertidos en un amasijo de escombros, vigas de acero retorcidas por el calor del fuego que originó el impacto de los aviones cargados con combustible, fotografías de las víctimas y la reconstitución con imágenes de lo que fue aquel día frenético que mantuvo a más de 2.000 millones de personas en el mundo pegadas a sus televisores, a la radio o a las pantallas de las computadoras.

Escombros. Así quedaron las Torres Gemelas luego del impacto de dos aviones comerciales. Foto: infobae.

Una guerra excesivamente costosa e infructuosa para Estados Unidos

(Con información de The Conversation)

La reciente noticia de que los talibanes volvían a apoderarse del gobierno afgano resultó ser solo el puntillazo final de una guerra sin principio ni final pues parecería que después de 20 años las cosas vuelven a estar como en el inicio de la invasión. Sin embargo, cuantiosas vidas, dinero y logística se han malgastado de manera insensata.

En términos del presupuesto federal, el Congreso ha asignado un poco más de 1 billón de dólares al Departamento de Defensa para la guerra de Afganistán. Pero en conjunto, la guerra de Afganistán ha costado mucho más que eso. Incluyendo el gasto del Departamento de Defensa, hasta ahora se han gastado más de 2,3 billones de dólares, incluyendo los aumentos del presupuesto militar básico del Pentágono debido a los combates, el gasto del Departamento de Estado para reconstruir y democratizar Afganistán y entrenar a sus militares, los intereses de los préstamos para pagar la guerra y el gasto para los veteranos en el sistema de Asuntos de Veteranos.

Los costes totales hasta ahora de todos los costes de discapacidad y atención médica de los veteranos de guerra posteriores al 11-S son de unos 465 000 millones de dólares hasta el año fiscal 2022. Y esto no incluye los costes futuros de toda la atención médica y de discapacidad de los veteranos posteriores al 11-S, que la académica de la Universidad de Harvard Linda Bilmes estima probablemente añadirá unos 2 billones de dólares al coste global de la atención a los veteranos de las guerras de Irak y Afganistán de aquí a 2050.

Todas las víctimas. Muchos soldados norteamericanos han dejado su vida y parte de sus cuerpos por una guerra sin cuartel. Foto: diario El Comercio.

La guerra de Afganistán, al igual que muchas otras guerras anteriores, comenzó con evaluaciones optimistas de una victoria rápida y la promesa de reconstrucción al final de la guerra. A pesar de la advertencia de Bush de que sería una campaña larga, pocos pensaron entonces que eso significaría décadas. Pero 20 años después, Estados Unidos sigue contando las pérdidas.

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