Opinión

A 101 años de Vallejo y Joyce

Lee la columna de Julio Barco

Published

on

Para los que andamos metidos en la literatura, el año 2022 no fue un año cualquiera: era la celebración de los 100 años de varias obras importantes que marcaron la tendencia literaria de nuestro siglo. Se publicaron obras como Ulises de James Joyce o Tierra Baldía de Eliot; también Trilce de Vallejo o Los gemidos de Pablo de Rokha. Es entonces la celebración de los nuevos bárbaros en la ciudad letrada: autores que, gracias a su ciencia y crítica, a su innovación y aporte, abrieron nuevas formas de plantearnos la literatura.

Joyce nos expresó una forma más intensa de entender un día: mientras un hombre va del cafetín al trabajo, del trabajo a un funeral, de un funeral a los bares, o simplemente observa el mar, se va creando un universo, el que muchos vivimos en el caos actual. Así, refundó el concepto de lo que significa una odisea: si para Homero era regresar a una Ítaca soñada, en el caso del irlandés significaba habitar la eternidad de un día. Sin embargo, los avances no solo son temáticos, sino estructurales. Vemos una construcción experimental, donde cada capítulo representa un órgano del cuerpo como también un espejo al colosal libro griego.

Vallejo tuvo su propia élite literaria. Educado entre libros y conversaciones, se nutrió de literatura y política, de filosofía y estética. Tuvo a Antenor Orrego y a Haya de la Torre como colegas y fue amigo de poetas como Alcides Spelucín o Valdelomar (que, gracias a sus viajes, pudo conocer a estos jóvenes del norte peruano). Sorprende su formación intelectual, que va de un saber erudito de los clásicos, especialmente de los del Siglo de Oro español.

Por otro lado, incluso los más innovadores discursos poéticos del momento. ¿Cómo se gana la vida este joven estudiante? En gran parte, como profesor. Dictaba cursos para hijos de hacendados, pasando por colegios del norte, como de Lima, donde incluso conoció al escolar Ciro Alegría. En medio del camino de la vida, lo sorprendió la prisión, la desdicha, la muerte, la indiferencia, la tristeza absoluta.

Sin embargo, transformó su dolor en arte. Y nos dejó Trilce, un oscuro libro luminoso. Joyce y Vallejo entonces fundan nuevas formas estéticas y anuncian una renovación literaria que, hasta hoy, sigue electrizando.

(Columna publicada en Diario UNO)

Comentarios
Click to comment

Trending

Exit mobile version