Cultura

“24 Año Solar” y “Reino Paleolítico” de Alejandro Medina

El artista plástico y escritor peruano presentó sus obras más recientes.

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“24 año Solar” fue gestado el año 2022. La dolorosa muerte de la madre del poeta, ocurrida bajo el patrón numérico de un 2 del 2 del 22, le impulsa a escribir un libro con este título (2.2.22 Año Solar). Pero el tiempo no se detiene y entre la escritura y la edición del libro, le cae encima el año 2024, lo que devendría en el cambio del título.

“24 Año Solar” es un libro cuyo corpus es un poema único, conformado por 360 versos endecasílabos, es decir, un poema monolítico y que se elabora bajo las reglas del metro. Sobre la rima, eventualmente aparecerá en el libro una rima ocasional, destinada posiblemente a evitar la monotonía del metraje, pero que, por cierto, le confiere al poema cierto ritmo, una musicalidad interior que es provocada con acierto.  

En este libro, los versos iniciales pasarán a ser los últimos, puesto que el final se repite como comienzo y viceversa, mostrando una visión circular de la vida, a propósito de la filosofía nietzscheana del eterno retorno. En consecuencia, el autor no solo nos trae poesía, sino una postura filosófica frente al mundo.

El poemario es un homenaje al poeta mexicano Octavio Paz, quien escribiera el libro “Piedra de Sol”. En su particular versión, el poemario nos recrea su/nuestra existencia misma. Los aspectos humanos de la alegría, de la tristeza, del amor, de la injusticia, hasta del sexo mismo y la muerte (es decir, todo ello que constituye nuestra vida), es abordado poéticamente en un viaje simplificado que transita en un año, pero en un Año Solar inca, de 360 días (por eso los 360 versos del poema).

“24 Año Solar” es el tercer libro publicado por el autor en el extranjero, en este caso en México, editado por la Academia Literaria de México y que lleva un hermoso prólogo de la novelista mexicana Miguelina Reyes Hernández.

Reino Paleolítico

Marco Martos dice en el prólogo del poemario que “Los seres humanos oscilamos entre quienes creen que no tiene sentido la vida y pasan sus días haciendo lo mínimo posible y los que sabiendo que no hay una finalidad, procuran fijarla. Alejandro Medina Ycochea, junto con sus actividades jurídicas, ha desarrollado un profundo amor por la poesía que da sentido a su vida”, y no se equivoca, pues, es sabido por quienes le conocemos, que el autor de “Reino Paleolítico” vive en completo y permanente estado de gracia poética: habla como poeta, sueña como poeta y hasta ha sufrido como poeta; ya que un período largo de su vida sufrió una dolorosa invalidez, encontrando en las letras y las artes la fuerza para continuar adelante. Frente al caos que vivió en ese tiempo, es la poesía quien lo salva.

Este libro, como dijera Mariátegui alguna vez refiriéndose a sus primeros escritos, llamándole a esta etapa suya como su “edad de piedra”, en el poeta Alejandro Medina se llamará Reino Paleolítico. La razón de ser del título, según nos señala el poeta (y se comprueba con la lectura del libro), se da por  contener una antología de su obra previa, de descarados e intensos poemas universitarios, de aquellos poemas de su peregrinar por Chile, República Dominicana y Cuba, de lo escrito antes de llegar a este presente, donde, según él, asume una forma de escrituración distinta.  

El poemario se divide en siete libros y una coda. Cada libro conlleva una temática distinta. Así, le canta a la existencia, al tedio urbano, a la pérdida de la madre, al amor de su corazón y al amor de cama, a la universidad y sus desenfrenos juveniles, a la vida, a lo tanático, etc. Los suyos son versos bien elaborados, creados con un cuidado prolijo del idioma. El poeta consigue “trenzar sus versos con melodías que sincronizan con el silencioso viento” (Sixto Sarmiento) y le suma, a dicho encantamiento, una inusual hondura filosófica, que nos hablan de sus muchas lecturas y una vasta cultura.

Estamos frente a un poeta sobre el cual debemos dirigir las miradas, un destello de nueva luz en la oscuridad temporal de la poesía; poesía que se está callada, en muchos casos. Sixto expresa que este poemario es “una plegaria a la belleza”, y añade que los poemas del libro “no admiten puntos finales: estos son mapas tendidos para observarlos con detenimiento y proyectarlos al infinito a través del cristal de la imaginación”.

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