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20° Festival de Cine de Lima: “Epitafio” la epopeya de tres conquistadores

Published

8 años ago

04/08/2016

No cabe duda que el cine mexicano es apreciado en Latinoamérica; y si de proyectos pretensiosos se refiere, Epitafio tuvo el coraje de ver la luz de la realización asumiendo el riesgo que traería consigo luego de su proyección.

Resulta realmente complicado trabajar en una película épica que retrate pasajes de la conquista de México. Así lo hicieron los jóvenes realizadores Rubén Ímaz y Yulene Olaizola que ingeniosamente sintetizan la historia del filme en un pasaje de las crónicas de Bernal Díaz Castillo, inspirado en las cartas de Hernán Cortes, y de Diego de Ordaz.

Precisamente, el personaje principal es el capitán Diego de Ordaz, (interpretado por Xabier Coronado) que en 1519 tiene la misión de ascender hasta la cima del volcán Popocatépetl para encontrar el azufre que necesitan para la fabricación de la pólvora, y así invadir militarmente Tenochtitlán.

Hasta ahí todo funciona de maravilla; pero la sagrada misión la tienen que cumplir solamente tres personajes (así está registrado en las crónicas de la historia). Además del capitán Diego de Ordaz, la expedición la protagonizan Gonzalo de Monóvar (interpretado por Martin Román), y Pedro Servera (interpretado por Carlos Triviño). Ellos se convierten en experimentados montañistas, pero sin mayor equipo que sus mosquetes al hombro, algunos morrales, y un poco de leña para el trayecto; no obstante, tendrán que ascender a una altura de 5000 metros.

Epitafio dura 82 minutos, y si bien la fotografía de Emiliano Fernández es excelente (sería imposible no obtener magistrales planos en los imponentes nevados de Toluca y el Pico Orizaba), la trama resulta algo predecible y hasta cierto punto tediosa, pues, en toda la epopeya no hay otra cosa que ascensos accidentados de parte de aquellos hombres que llegan a cumplir su misión sin mayor sorpresa.

Aunque, cabe rescatar las actuaciones de Martin Román, y en especial la de Xabier Coronado que interpreta con absoluta solvencia a Diego de Ordaz, y cuyos parlamentos están ceñidos a la de un hidalgo del siglo XVI, cuando declama que su misión está legitimada por la divina providencia que les acompaña en cada momento, y así lograr la satisfacción de su majestad el gran emperador Carlos V de Castilla.

Un detalle que nos distrae: son los morriones de hierro que usan aquellos señores (cascos militares de época de la conquista); si bien, el del capitán De Ordaz, y el de Gonzalo son semejantes a la época; no sabemos por qué el del joven Pedro luce distinto (más parece un casco de un skater contemporáneo). Las primeras escenas en que se aprecia la imponencia del Popocatépetl con algunos indígenas de Huejotzingo que hablan en lengua náhuatl, son realmente interesantes.

Finalmente, Epitafio es una aventura original cuyos riesgos se ven compensados con la magnificencia de las locaciones, y las deseables actuaciones de los conquistadores españoles.